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Martín Moreira

Bloqueos y medias verdades, la paradoja de la escasez de dólares

En un contexto de cambios significativos y logros notables del modelo económico boliviano, el crecimiento alcanzado en 2023, con un incremento del 3,1% y más de 1.200 millones de dólares, destaca como un reflejo de los esfuerzos del aparato productivo nacional.

Este avance se ha logrado a pesar de la alta especulación y el manejo malintencionado de datos económicos por parte de analistas y políticos con intenciones negativas, que no reflejan los verdaderos progresos del país. La instrumentalización política de la economía y la narrativa de crisis promovida por ciertos actores buscan obscurecer estos logros, generando incertidumbre sobre la disponibilidad de dólares y otras divisas, lo que amenaza con desestabilizar los procesos económicos de Bolivia.

En un momento de cambios significativos y logros evidentes del modelo económico boliviano, es esencial reconocer el crecimiento comprobado durante 2023, que alcanzó el 3,1%. En términos nominales, esto se traduce en un incremento de más de 1.200 millones de dólares. Este crecimiento es el resultado de los esfuerzos del aparato productivo que ha logrado superar la alta de especulación y el manejo malintencionado de datos económicos por parte de analistas y políticos con intenciones negativas, quienes no reflejan los verdaderos avances del país.

Observamos que en Bolivia existen limitaciones impuestas por actores políticos que buscan instrumentalizar la economía de manera negativa. Esta instrumentalización está siendo manejada por una oposición que intenta construir una narrativa de crisis económica, la cual está muy lejos de la realidad. Se nos amenaza con días de bloqueos, que carecen de justificación, y la pregunta fundamental es: ¿qué buscan realmente estos actores politizados? Parecen estar impulsados por la intención de obscurecer los logros económicos de la gestión actual a través de medias verdades.

Un tema recurrente en el debate económico actual es la disponibilidad de dólares. Se cuestiona quién tiene los dólares: ¿los contrabandistas, los especuladores, la minería ilegal, el narcotráfico, los políticos, los lavadores de dinero? ¿Están estos dólares en el exterior, siendo subastados, o guardados para generar malestar económico?

En 2023, Bolivia manejó un flujo significativo de dólares, con 10.911 millones de dólares en exportaciones. Sin embargo, más de la mitad de estos fondos no ingresaron al país. De esta cifra, aproximadamente el 40% fue producido por el Estado, lo cual potenció el crecimiento del mercado interno, permitió el cumplimiento de la deuda externa y financió la subvención de hidrocarburos. Además, el aporte de las empresas públicas generó el pago de bonos y contribuyó al cumplimiento de obligaciones nacionales, beneficiando a todos los bolivianos.

El 60% restante provino de exportadores, pero una parte considerable de estos fondos no ingresó a los bancos nacionales, y su destino sigue siendo incierto, aunque es seguro que no están en el país. La Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb) sugiere que estos dólares se dejaron en el exterior para comprar insumos, creando así una paradoja en la narrativa de la escasez de dólares en Bolivia.

En 2023, las importaciones en Bolivia sumaron 11.495,6 millones de dólares, 300 millones menos que en 2022, un año exitoso para el comercio exterior boliviano. Podríamos suponer que en 2023 hubo un flujo suficiente de dólares para potenciar esta alta importación. Sin embargo, esta discrepancia es difícil de entender: ¿cómo es posible que se alcanzara tal suma en las importaciones y ahora se afirme que faltaban dólares en el país? Parece ser una instrumentalización política de la especulación de divisas como un arma para atacar los procesos económicos de Bolivia.

A febrero de este año, el informe sobre importaciones indica que se manejaron 1.551 millones de dólares, 165 millones menos en comparación con 2023. Esto plantea la pregunta de si realmente hay una escasez de dólares en el país o si esta divisa está siendo fugada a través de holdings que recolectan dólares de ahorristas y los depositan en cuentas en el extranjero. También cabe la posibilidad de que estos dólares estén siendo negociados en el exterior, especulados en el mercado negro, o simplemente guardados para generar una percepción de malestar económico.

Es crucial que la población y los actores económicos tengan acceso a información veraz y no se dejen llevar por narrativas manipuladas que buscan desestabilizar la economía. La estabilidad y el crecimiento económico de Bolivia deben ser protegidos y promovidos mediante una comunicación transparente y responsable. La especulación y la desinformación solo contribuyen a crear incertidumbre y desconfianza, perjudicando el desarrollo económico y social del país.


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