Para responder a esta pregunta debemos ser objetivos y analizar los indicadores económicos. Es esencial abordar dudas como la gestión de dólares y cómo el Estado enfrentará la sostenibilidad no solo de los subsidios, sino del contexto de la economía.
La deuda externa es un tema sensible en América Latina debido a las crisis vividas. Países como Venezuela, Ecuador, Brasil, Argentina, Perú, México, Costa Rica, Chile y Paraguay han tenido numerosos episodios de impagos o reestructuraciones de deuda. En 2023, la deuda externa bruta de la región alcanzó los US$ 1,47 billones, un 80% más que en 2009. Expertos advierten sobre una burbuja de bonos y el creciente endeudamiento público.
México es el país con más deuda externa en bonos, acumulando US$ 180.986 millones. Venezuela, afectada por la caída del precio del petróleo, tiene una deuda externa de US$ 132.156 millones y enfrenta un riesgo elevado de impago. Brasil, con una deuda externa de US$ 130.274 millones, ha visto un incremento significativo en los últimos cinco años. Argentina, bajo el gobierno de Mauricio Macri, cerró 2023 con una deuda externa de US$ 95.304 millones, un 13,6% más que el año anterior.
El dólar experimentó su mayor caída de 2024 debido a un informe laboral estadounidense débil, lo que aumentó las preocupaciones sobre las perspectivas económicas y llevó a los operadores a anticipar recortes más agresivos de las tasas de interés de la Reserva Federal. El índice Bloomberg del dólar al contado cayó un 0,8% el 2 de agosto, marcando su mayor descenso diario desde noviembre. La mayor caída del dólar se registró frente al yen, que tuvo su semana más fuerte desde 2022 tras el aumento de tasas del Banco de Japón. La atención de los inversores se centró en la trayectoria de los bancos centrales mundiales, disminuyendo la demanda del dólar como refugio. Además, las acciones y el petróleo también cayeron debido a las cifras del mercado laboral. En cuanto a su deuda externa, en 2022, la deuda pública de los Estados Unidos representó más del 121% del producto interior bruto (PIB) del país, llegando a US$ 34 billones en 2023.
En Bolivia, entre diciembre de 2020 y marzo de 2024, el saldo de la deuda pública externa del país respecto al Producto Interno Bruto (PIB) se redujo de un 33% a un 26,9%, informó el Banco Central de Bolivia (BCB). En términos nominales, la deuda llegó a US$ 12.229 millones frente a un PIB nominal de US$ 45.464 millones. Esto demuestra un crecimiento constante del país, con un aumento del 3,1% en 2023. La inflación en junio llegó a 2,49%, el PIB per cápita alcanzó los US$ 3.736, la pobreza extrema se redujo a 11,9% y el salario mínimo vital llegó a Bs 2.500, mostrando indicadores favorables del estado de la economía boliviana.
También es importante decir que las exportaciones nacionales de Bolivia han crecido continuamente. En mayo de 2024, Bolivia exportó $us 805 millones, alcanzando un total de $us 3.484 millones en lo que va del año. El principal impulsor fue el sector minero, con un crecimiento del 4,3% respecto al año anterior.
La balanza comercial boliviana se ha recuperado, registrando en mayo de 2024 un superávit de $us 68 millones. Desde diciembre de 2023, el comercio exterior comenzó a recuperarse, logrando nuevamente una balanza positiva en mayo de 2024, a pesar de un contexto internacional volátil caracterizado por tensiones geopolíticas, crisis climática, altas tasas de interés, inflación en otras economías, elevados costos de transacción internacional y sabotajes económicos.
Las exportaciones de soya, minerales y carne bovina también contribuyeron a esta recuperación. A junio de 2024, los depósitos del Sistema Financiero alcanzaron Bs 221.242 millones, un incremento del 7,3% respecto al mismo periodo en 2023, siendo el mayor crecimiento porcentual en cinco años. En el mismo periodo, se abrieron 957 mil nuevas cuentas de ahorro, aumentando a 15,6 millones, con una distribución equitativa de género (51% hombres y 49% mujeres).
Los depósitos llegaron a junio de 2024 a Bs 221.242 millones, mostrando un crecimiento de Bs 15.119 millones entre junio de 2023 y junio de 2024, Bs 6.266 millones fueron Depósitos a la Vista (41%), Bs 4.309 millones Depósitos a Plazo Fijo (28%) y Bs 3.724 millones Caja de Ahorros (25%).
La cartera de créditos creció un 4,1%, de Bs 208.657 millones en junio de 2023 a Bs 217.222 millones en junio de 2024. El 61% de esta cartera apoya al sector productivo y al acceso a vivienda propia. Del incremento de Bs 8.565 millones en la cartera, el microcrédito recibió Bs 4.173 millones (49%), el crédito de vivienda Bs 2.635 millones (31%) y el crédito empresarial Bs 1.097 millones (13%).
Las utilidades de las entidades financieras, que alcanzaron Bs 883 millones en junio de 2024, con un incremento del 15% respecto a junio de 2023, permiten seguir apoyando el crecimiento económico del país.
Considerando todos estos números, que deben tomarse en cuenta para una radiografía completa de las acciones del Estado hasta ahora, se debe destacar que en 2024 se realizaron cambios estructurales en la matriz productiva del país. La liberación de exportaciones busca aumentar el comercio exterior y facilitar la repatriación de dólares. Asimismo, la liberación de importaciones de carburantes pretende reducir los costos de subsidios, siendo esta normativa aplicable para aquellos que deseen obtener la certificación de importadores de diésel para su consumo.
La normativa de la ASFI debería regular el mercado negro del dólar, que actualmente beneficia a un grupo reducido de especuladores. El crecimiento de mercados internacionales, como el aumento de los volúmenes de venta de gas a Brasil, la apertura de nuevos mercados para productos bolivianos en el Mercosur y Chile en el sector agropecuario, la ampliación de exportaciones a China, y la producción de litio, que alcanzará los US$ 800 millones, son elementos cruciales.
Además, el 80% de la producción de fertilizantes se destinará a Brasil y el 20% al consumo nacional. La implementación de la compra de barriles de petróleo para la producción de diésel, gasolina y full jet debería proporcionar sostenibilidad en el tema de combustibles y reducir los subsidios. Las exploraciones, como la de Mayaya, que con baja inversión logró 1,7 trillones de pies cúbicos de gas, son esperanzas para más resultados positivos.
En síntesis, se trata de realizar cambios estructurales en el aparato productivo boliviano, clave para el desarrollo y crecimiento del país. Estas soluciones requieren del trabajo concreto y participativo de todos los bolivianos para controlar mercados negros, la usura y la especulación.
La Paz/AEP/ Martín Moreira