El reciente discurso del presidente Luis Arce efectivamente dejó a la mayor parte de los opositores en una situación difícil debido a que no existe algo más democrático que un referéndum, si sobre todo se garantiza que los resultados se respeten.
Es así que dejó sin argumentos y expuso las verdaderas intenciones que, desde hace ya más de un año, sectores de la oposición, aliados con esa mal llamada “ala radical”, llevan adelante. Por ejemplo, el acceso a divisas mediante aprobación de créditos que, aunque será un paliativo, ayudará a dar un aire fresco en la situación interna. Además de ello, brindó una explicación de la triste herencia dejada por el primer periodo del Movimiento Al Socialismo (MAS) en cuanto al tema hidrocarburífero. La mínima coherencia en cuanto a acelerar la industrialización en dicho momento tenía y tiene la finalidad de traer valor agregado y, por ende, divisas a los productos que se industrialicen, que otrora únicamente eran vendidos como materia prima.
Es así que, ya casi llegando al epílogo del mandato y con el boicot (no tiene otro nombre), se arribó al punto en el cual estamos, pasar a la evaluación de dos temas que han generado polémica desde hace mucho tiempo: 1) subvención a hidrocarburos y la salida de divisas para adquirirlos; 2) abordar lo referente a la reelección discontinua y continua.
En cuanto al primer punto, existía desde hace largo tiempo una visión de bonanza con el primer periodo y se actuó sin prever el futuro, y no solo de exploración, sino en los mecanismos de control. Más allá de eso, debe tenerse presente que el plan de contingencia, en caso de que se disponga continuar con la subvención, debe ser la de evaluar la función social de esta, ya que, como sabemos, no es lo mismo financiar al minibusero que vive del día a día que a la élite que usa esos hidrocarburos para un carro de lujo. Ese será el reto, que tampoco se logrará a primera instancia y debe plantearse un etiquetado B-SISA con estos detalles y con mecanismos de mantenimiento de dicho sistema. Además, ser mucho más exigentes en cuanto a las ventas y seguimiento de destinos finales y control en gasolineras de los carburantes.
Así también debemos ver lo asociado al segundo punto referente a la reelección continua y discontinua y cómo plantean algunos miembros de esa “ala radical” el revocatorio en dicho espacio democrático (cuando queda un año y algo más de tiempo para finalizar mandato). Además, en tal situación, se planteará reelección continua o discontinua, lo que también incluirá en la consulta la situación del presidente Arce, quien, por cierto, hasta la fecha, y de manera personal, no ha afirmado su intención de ir por una reelección, y ha dado siempre esa decisión a las organizaciones sociales.
Este referéndum es, por tanto, una nueva oportunidad de credibilidad a la institucionalidad, que en el referéndum de 2016 dio por ganador a una opción, que no se respetó y fue posteriormente la punta de lanza para unir a la oposición y dar como resultado un golpe de Estado en 2019. Todo por cerrarnos a la idea de que había un “mesías”, como dice Carlos Romero, que más bien con la contienda democrática de 2020 demostró que no era así.
Hoy son nuevos retos los que tristemente le tocó afrontar a Luis Arce en una coyuntura muy adversa a nivel nacional e internacional y que no sabremos lo que hubiera pasado si de verdad hubiera existido el apoyo requerido para consolidar en cuatro años lo que no se hizo en 14: como la industrialización, el litio, el Mutún Mayaya, las plantas de biodiésel, entre otras, todo eso solo por angurria de unos cuantos y por la ya esperada acción opositora de neoliberales con ansias de volver al poder.
La Paz/AEP/ Gabriel Campero Nava