La presencia de 700 soldados del ejército estadounidense en Perú es una muestra contundente de la obsecuencia sumisa del “gobierno” de Boluarte a Mr. Biden, “la mandataria”, aparte de haber usurpado el cargo de jefa de Estado en contubernio con el Congreso, viene entregando la soberanía y seguridad sobre la sangre derramada de más de 70 personas que su gobierno ordenó ejecutar, tachando a los manifestantes de terroristas, pero no solo irrumpe la soberanía de su país sino el de la Patria Grande que durante varios años ha sufrido los embates de EEUU.
La presencia de las fuerzas armadas del norte es la continuidad de las políticas de “seguridad y democracia” de EEUU en la zona, la historia es testigo de todas sus actuaciones, intervenciones e injerencias, entronizando a gobiernos serviles como lo fueron dictadores y “demócratas” neoliberales, y que bajo el glase de sus organizaciones y ONG han estrangulado los sistemas democráticos en el continente.
Antes de que muchas naciones de la Patria Grande despierten de su letargo, las prácticas de la administración estadounidense fueron directas, por ejemplo, la intervención de los marines en Panamá en 1989; su “causa justa” produjo casi 700 muertos, heridos y pérdidas materiales, siendo que hasta el día de hoy las víctimas continúan pidiendo justicia y reparación. La injerencia del país del norte también fue indirecta a través de sus embajadas, como por ejemplo el golpe de Estado de 2009 en Honduras contra Manuel Zelaya, el de Paraguay en 2012 contra Fernando Lugo, el de Bolivia de 2019 contra Evo Morales y el de 2022 contra Pedro Castillo en Perú.
La injerencia de EEUU frente al declive de su moneda, economía y poder se ha trasuntado a caballos de Troya como la USAID (Agencia de los EEUU para el desarrollo internacional, IRI (Instituto Republicano Internacional) o NED (Fundación Nacional para la Democracia) etc., sumado a sus propias embajadas que con un poder “blando” infiltran la felonía y la rebelión del pueblo hacia sus gobernantes. Así, desde estas entidades se preparan y financian grupos opositores contra los gobiernos legítimos mediante agentes encubiertos, fake news, falsos positivos, propaganda, etc., hasta la culminación de su objetivo: defenestrar a un mandatario, poner una marioneta como Boluarte o en su momento Guaidó para así apropiarse de su patrimonio, ejemplo palmario de ello es el “robo” de 32 toneladas de oro (mil millones de dólares) que el Reino Unido en concomitancia con EEUU retienen.
Los recursos naturales que tiene Latinoamérica sin duda son el apetito de las potencias, en especial de EEUU, vox populi las mayores reservas del mundo de agua dulce están en Brasil, de petróleo en Venezuela y litio en Argentina, Bolivia y Chile, motivos suficientes para que los soldados estadounidenses desde el Perú resguarden sus intereses.
En ese contexto, las élites y las logias regionales obedecen a los gobiernos que propugnan el “nuevo orden mundial”, orden que sin dubitar barrerá con cualquier obstáculo progresista, socialista, peor aún si es comunista; los hechos y las pruebas del prontuariado de Washington son claras y quien no las entiende o que entendiéndolas son conscientes del rol que juegan en torno a sus amos.
En tal sentido los líderes que aman los verdaderos axiomas de la libertad, la soberanía y autodeterminación de los pueblos deben frenar (exterminar) los planes de la desestabilización en el continente, en un escenario marcado por las presiones de sus enemigos, a tal fin las naciones en el marco de las organizaciones y procesos de integración deben establecer políticas de defensa y contención frente a la arremetida de los enemigos de la Patria Grande, por ello es de vital importancia la unidad no sólo de los líderes de un país, sino del continente, por ejemplo en el caso boliviano, frente a las fisuras y olas que sufre actualmente el Proceso de Cambio dentro del MAS, deben ser inmediatamente superadas, de no ser así, con seguridad que la derecha neoliberal tomará con sus garras el poder para nuevamente entregar en bandeja de oro el litio, el gas o el Mutún a los paladines de la “libertad y democracia”, quienes seguramente para la protección del mismo enviarán al igual que en el Perú a soldados estadounidenses para que resguarden los recursos energéticos de su “patio trasero”.