No cabe duda de que hoy el mundo ya no mira desde occidente, sino desde oriente con la irrigación de la Patria Grande, desde donde las naciones sobre la base de sus valores y principios vienen cultivando la paz y el futuro para las nuevas generaciones, ya que los estertores del imperio y su visión unipolar del mundo se van sintiendo cada vez más porque otro mundo va naciendo, otro multipolar sin sometimiento.
Un punto de inflexión para la consolidación de un frente de integración de la Patria Grande nuevamente se perfila mirando en la geopolítica de los pueblos, aquella fuerza emancipadora de la inclusión de la identidad indígena, de los saberes ancestrales, de los códigos y principios comunes, un arma, la que de una vez por todas destierre a todo proyecto neoliberal capitalista e imperialista; pues si América Latina no actúa unida desde su propia identidad, será cercenada, y esta idea se cristaliza en la Cumbre Sudamericana, que se desarrollará el 30 de mayo de 2023 en Brasilia, a sugerencia de su presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, quién convocó a un encuentro de líderes de Sudamérica para reactivar la agenda de cooperación regional.
Desde la asunción al poder, Lula da Silva, en su tercer mandato, el 1 de enero, el que tuvo la capacidad de derrotar y aislar a la ultraderecha golpista de Jair Bolsonaro, en los actos del 8 de enero, en los que vandalizaron las sedes de los tres poderes de Brasil, y en los que están imputadas otras 200 personas, entre ellas el propio Bolsonaro; el Brasil de Lula, renace como paradigma geopolítico para renovar al mundo.
Un ejemplo de ello fue la reunión de China y Brasil, en Beijing, el 20 de abril, siendo calificada por los analistas como un mensaje a los EEUU, en su acuerdo para detener la dependencia del dólar estadounidense del comercio bilateral, y eso también lo hemos visto con el impulso a las BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y la creación de una nueva moneda; la punta de lanza como fondo común para la financiación de inversiones recíprocas, grupo que se coordina para protegerse del orden internacional dominante, ejercido a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) o la multinacional de guerra la OTAN.
Además de ello, la creación de un Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) de los países integrantes de los BRICS, al que le han solicitado su ingreso otros países como Argentina, Argelia, Egipto, Irán, Baréin, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, y otros, los cuales ya no quieren depender del dólar y del comercio controlado por EEUU; es la alternativa para parar entre otras cosas al grupo imperialista capitalista del G7 integrado por EEUU, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón. El libro de Ernest Mendel “El dólar y la crisis del imperialismo” (1974), ya preveía la crisis del sistema monetario internacional centrado en el dólar desde 1968, hoy en pleno siglo XXI la situación excepcional que gozaba Estados Unidos está llegando a su fin, pues América ya no es para los Americanos.
Es en ese sentido que con estas nuevas alianzas del Sur global con la alternativa de la desdolarización, teniendo como base el yuan y otras monedas regionales, además de la pérdida del control del imperio, truncada en crisis económica, inestabilidad financiera, crisis política, social y otras; recobra la importancia de la reunificación desde la mirada de los pueblos libres, aquellos que ya no quieren ser explotados, colonizados; sino ser nuevos paradigmas y sujetos de integración del mundo multipolar.
En aras de la integración entre el objetivo de este paradigma de desarrollo, vemos la unificación entre los países de la Patria Grande, la importancia de la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, el fortalecimiento de las relaciones bilaterales, por ello la presencia del Estado Plurinacional de Bolivia, en esta Cumbre Sudamericana es vital para la cooperación entre los países generando alternativas de desarrollo, como la cooperación energética, hidroeléctrica, intercambio comercial y otros, consolidando su ingreso al Mercado Común del Sur, expectativas tan necesarias para el fortalecimiento e incremento de los recursos; y siendo la vanguardia, para poner fin a la hegemonía imperialista mundial.