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Martin Moreira

El efecto del contrabando inverso en el abastecimiento de alimentos

El contrabando en Bolivia ha cobrado relevancia en los últimos años debido en gran parte a las fluctuaciones económicas en los países vecinos y al encarecimiento de la vida en naciones de la región, como Argentina, Brasil y Perú.

Esto ha incentivado la salida ilegal de productos bolivianos, fenómeno conocido como “contrabando a la inversa”. Este problema no solo afecta la oferta de alimentos en el mercado interno, sino que también ha provocado un alza en los precios y un incremento en la inflación. Ante esta situación, el Gobierno ha desplegado fuerzas militares en las fronteras para frenar el contrabando y asegurar que los productos de consumo básico permanezcan en el país, garantizando precios justos para la población.

El contrabando es una problemática constante que afecta a muchos países alrededor del mundo, y Bolivia no es la excepción. En los últimos años, las fluctuaciones en las economías de los países vecinos han exacerbado este problema, con un impacto significativo en el incremento de esta actividad ilícita. En particular, la devaluación de las monedas en cuatro de los países fronterizos ha generado un entorno propicio para el crecimiento del contrabando, ya que las diferencias en el valor de las divisas permiten a los contrabandistas adquirir productos más baratos en un país y venderlos a precios más altos en otro.

En Bolivia, el fenómeno del contrabando ha adquirido una nueva dimensión con la salida ilegal de productos desde el país hacia los mercados vecinos, una problemática que ha empezado a generar preocupación entre las autoridades y los productores locales. Este “contrabando a la inversa” está provocando una reducción de la oferta de alimentos en el mercado interno, lo que repercute en el aumento de precios y, por ende, en la inflación nacional.

La Explicación del Fenómeno

El contrabando de productos bolivianos hacia países como Argentina, Brasil y Perú se ha incrementado significativamente en los últimos meses. La razón detrás de este fenómeno se relaciona con las distorsiones de precios entre los mercados fronterizos. En Perú, por ejemplo, el costo de alimentos básicos como el arroz y la carne ha alcanzado niveles alarmantes. Según testimonios de comerciantes, “el kilo de arroz está costando tres veces más de lo que cuesta en Bolivia”.

Esta diferencia de precios ha incentivado la salida ilegal de productos bolivianos hacia Argentina, donde el comercio se realiza en dólares, proporcionando un margen de ganancia considerablemente mayor para quienes logran introducir estos productos en el mercado argentino. La situación no solo se limita al tomate; también se reporta el desvío de carne, arroz y azúcar hacia el país vecino, aprovechando los altos precios que se pagan en ese mercado en comparación con Bolivia.

Impacto en la Oferta Interna y la Inflación

El efecto del contrabando inverso se ha reflejado en un menor abastecimiento en los mercados internos de Bolivia. Según reportes locales, los camiones cargados de productos básicos que solían llegar a los principales centros de abasto de los departamentos de Cochabamba, La Paz y Santa Cruz están siendo redirigidos hacia la frontera con Perú, Argentina y Brasil, particularmente desde las regiones como Tarija, Santa Cruz y La Paz. Esto está dejando desabastecidos los mercados tradicionales, como consecuencia, incrementando los precios en el mercado local.

Esta situación ha impactado de manera directa en el índice de inflación, que en el último mes registró un incremento del 5,56%. Entre los productos que más han contribuido a este aumento se encuentran el arroz y otros alimentos que, ante la menor oferta, han visto un alza significativa en sus precios. Para las familias bolivianas que dependen de estos productos de consumo básico, el incremento en el costo de vida se está volviendo cada vez más difícil de enfrentar.

Medidas del Gobierno para Controlar el Problema

Ante la magnitud de la situación, el Gobierno boliviano ha decidido tomar cartas en el asunto para evitar una escalada en la inflación y asegurar el abastecimiento de alimentos para la población. Con el objetivo de controlar la salida de productos hacia países vecinos, cerca de 1.000 militares han sido desplegados para vigilar las zonas fronterizas de Bolivia, tras la instrucción del gobierno de militarizar las fronteras. Este contingente pertenece al Comando Estratégico Operacional de Lucha Contra el Contrabando (CEO-LCC), que ya venía desarrollando controles desde antes de la orden oficial.

“Estamos hablando de más de 7.000 kilómetros lineales que estamos cubriendo en el territorio nacional para evitar el contrabando a la inversa”, explicó el Viceministro de Defensa. La mayor parte de las operaciones se concentra en la región occidental del país, donde se ubican las fronteras con Perú y Chile, destinos principales de los productos bolivianos que son sacados de manera ilegal.

En un reciente operativo, ejecutado el martes pasado, las fuerzas militares incautaron 33.000 unidades de huevo que se dirigían a Perú. No obstante, además de alimentos, también se contrabandean cabezas de ganado y divisas, entre otros productos.

Control interno y precios justos

Más allá de la vigilancia en las zonas limítrofes, el Gobierno también ha reforzado los controles dentro del país para asegurar que los productos de consumo básico se comercialicen a precios justos. Esta medida responde al incremento de los precios de la canasta familiar en el mercado interno, lo que ha llevado a que el Estado tome acciones para frenar el contrabando a la inversa.

Bolivia mantiene costos bajos en ciertos productos, lo que provoca que muchos de estos sean vendidos a precios considerablemente más altos en países vecinos. Esta situación ha llevado a un aumento en las actividades ilegales de contrabando, afectando tanto a la economía nacional como a la disponibilidad de bienes en el mercado interno.

El despliegue militar en las fronteras es una respuesta directa a esta problemática, buscando preservar la estabilidad económica y garantizar que los productos bolivianos no salgan del país sin control, protegiendo así a los ciudadanos de los efectos negativos del contrabando.

La Realidad de las Familias Bolivianas

Para las familias bolivianas que acuden a los mercados locales en busca de alimentos asequibles, la situación se ha vuelto cada vez más complicada. La inflación, impulsada en gran parte por el desabastecimiento de productos, está erosionando el poder adquisitivo de los hogares y generando un ambiente de incertidumbre. A medida que los precios de alimentos básicos continúan en aumento, las autoridades deberán encontrar soluciones efectivas para estabilizar la oferta y controlar el contrabando, evitando que este fenómeno siga afectando a la economía interna.

En este contexto, las medidas de control y monitoreo serán cruciales para garantizar que los productos bolivianos permanezcan en el mercado interno y se mantenga la estabilidad de precios. Sin embargo, la solución a largo plazo podría requerir ajustes en las políticas de comercio y precios, tanto a nivel interno como en las relaciones comerciales con los países vecinos.

Este fenómeno tiene importantes consecuencias negativas para la economía boliviana:

1.            Pérdida de ingresos fiscales

El contrabando reduce los ingresos del Estado al evadir impuestos y aranceles aduaneros, lo que repercute directamente en la capacidad del Gobierno para invertir en infraestructura, servicios públicos y programas sociales esenciales para el desarrollo del país.

2.            Distorsión del mercado interno

El contrabando crea una competencia desleal que afecta a los comerciantes legales y al empleo formal, debilitando el mercado interno. Además, los bienes de contrabando no están sujetos a los mismos controles de calidad que los productos legales, lo que puede reducir la calidad de los productos disponibles para los consumidores.

3.            Impacto en el sector productivo nacional

Los productos de contrabando, al ser más baratos por la evasión de impuestos, dificultan la competencia para los productores locales, lo que desincentiva la inversión en la producción nacional. Sectores clave como la agricultura, la industria y los servicios se ven afectados, poniendo en riesgo su sostenibilidad a largo plazo.

4.            Riesgos para la salud y seguridad de la población

Los productos de contrabando, al no pasar por controles de calidad ni seguridad, representan un peligro para la salud de los consumidores. Ejemplos de estos riesgos incluyen medicamentos falsificados, alimentos sin controles sanitarios y productos electrónicos de baja calidad. Además, el contrabando está relacionado con otras actividades ilícitas como el tráfico de drogas, armas y personas, lo que aumenta los riesgos para la seguridad pública.

5.            Deterioro de la imagen internacional del país

El contrabando a gran escala puede dañar la reputación de Bolivia a nivel internacional, desalentando la inversión extranjera y afectando su participación en acuerdos comerciales y de cooperación. Una imagen negativa en términos de comercio ilegal puede tener consecuencias duraderas en el desarrollo económico y en la proyección del país en el exterior.

Estos son algunos de los efectos perjudiciales del contrabando en Bolivia. Es fundamental que el Gobierno continúe implementando medidas eficaces para combatir esta problemática, promoviendo un comercio legal y justo que impulse el desarrollo económico sostenible del país.

Escrito por Martín Moreira.


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