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Esperanza Guevara

En la actual coyuntura, primero Bolivia

El año 2020 comenzó un nuevo ciclo de crisis en el mundo, esta vez afectando varios ámbitos y causando una crisis económica, crisis climática, crisis sanitaria, crisis alimentaria, crisis política y crisis social. La guerra y sus efectos han empeorado la situación y afectan la estabilidad de todos los países.

Bolivia, en el 2020, tenía un decrecimiento económico de -10.6% y una tasa general de desempleo de 11,8%. En ese contexto recibió el gobierno el presidente Luis Arce Catacora, después de la victoria del MAS-IPSP en un proceso electoral histórico por la recuperación de la democracia.

A partir del siguiente año, la economía mantuvo indicadores de crecimiento: 6% en 2021; 4,3% en 2022; 2,3% en 2023 y 2,14% en 2024. En cuanto a la situación del empleo, el 2021 la tasa de desocupación bajó a 6,28% en 2021, a 4,21% en 2022, y a 3,6% en 2023 y 2024.

Estos dos indicadores reflejan el esfuerzo que se ha realizado desde el gobierno y desde el pueblo boliviano por recuperar y mantener la estabilidad de la economía boliviana. Sin embargo, es claro que a pesar de estos logros surgieron dificultades por la escasez de dólares, su impacto en la importación de combustibles y el abastecimiento, así como en el incremento de precios de algunos productos de la canasta familiar. Por eso la pregunta es ¿dónde se genera esta situación en el país? Por un lado, la respuesta es que desde hace años se decidió mantener los precios de los carburantes, asumiendo como algo normal la subvención, mientras que en otros países la gasolina y el diésel cuestan el doble o el triple en algunos casos. Por otro lado, en la Asamblea Legislativa Plurinacional, el sector evista y la oposición pactaron y decidieron bloquear los créditos internacionales para diferentes proyectos, que ascienden actualmente a 1.600 millones de dólares, divisas que si estuvieran circulando mantendrían una situación de normalidad en el abastecimiento de combustibles y la nivelación de precios de la canasta familiar.

Si esas son las causas de los problemas actuales, el pueblo boliviano debe analizar las soluciones. Como Gobierno nacional, estamos trabajando cada día por mantener el dinamismo del mercado interno, situación que se evidencia por ejemplo en nuestras festividades culturales, que este año están registrando incremento en el movimiento económico que generan, el Carnaval de Oruro registró 280 millones de bolivianos el año 2024 y 450 millones de bolivianos este año. Otros carnavales de Bolivia, las festividades de la Vendimia del Bicentenario en Tarija, Camargo, Cotagaita, la Gran Pukara Pujllay 2025 en Tarabuco, reportan un mayor movimiento económico y afluencia de visitantes. La población motivada por sus culturas e identidades, también realiza su mejor esfuerzo y mejoran cada año los servicios que ofrecen. En estos territorios estamos invirtiendo, además, en procesos de industrialización de nuestros recursos naturales, seguridad y soberanía alimentaria, construcción y manufactura, biocombustibles, química básica, entre otros sectores.

Corresponde ahora que la Asamblea Legislativa Plurinacional, más allá de intereses particulares y partidarios, cumpla el rol que le corresponde en este momento y viabilice los créditos detenidos, destinados a proyectos específicos en beneficio del pueblo boliviano. 

Los bolivianos entendemos que estamos en un clima electoralizado próximo a las elecciones nacionales, pero ningún interés personal o político puede estar por encima del bien común, no está bien que algunos opositores y el evismo lleven la disputa política al extremo de afectar la economía del pueblo, la estabilidad del país y la tranquilidad de los bolivianos.

El diálogo es la mejor vía para la solución de los problemas de manera pacífica, si no existe la voluntad política de algunos actores, tengan la seguridad de que el pueblo boliviano, como muchas veces en su historia, sabrá juzgar correctamente sus acciones. 

Todos los bolivianos debemos trabajar por Bolivia, la convocatoria está abierta a cumplir con nuestras responsabilidades históricas y a disputar las elecciones con propuestas, con ideas y con soluciones. El Bicentenario merece que estemos a la altura de este hito histórico.

Por: Esperanza Guevara/

Ministra de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización


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