Ha sido una semana movida en lo político, ya que desde el programa “Desacuerdo” se planteó lo referente a las internas del Movimiento Al socialismo (MAS) señalando escenarios futuros. A diferencia del anterior programa, que abordó la historia del Instrumento Político, este análisis fue con posiciones actuales y, lo más importante, datos estadísticos basados en poblaciones, por mal decirlo, “no políticas”, sin militancia.
De esa entrevista es necesario rescatar algo que anteriormente no estaba de acuerdo Navarro, como era la posición de elección de candidaturas basadas en encuestas y no por el rol de militante, pero una lectura cuerda de la información siempre otorga insumos que son objetivos para la toma de decisiones (por eso se hace Censo, por eso se hacen las encuestas). De ahí que negarse a tomar insumos y datos que son de carácter relevante sobre una población que es “no masista” es muy importante, ya que del universo votante, asumiendo que todos tienen una militancia consecuente, tendríamos un millón de votos garantizados, pero con esa cifra no se gana una elección.
Existe un universo que ejerce el voto de manera “obligatoria” y que quiera o no es un “ente político” a su forma. Esta población representa ese universo de 2016 en el referéndum que dijo con 51%, que no estaba de acuerdo con la modificación de un artículo de la Constitución; y el otro ensayo es las elecciones de 2019, que terminó en un golpe de Estado que señala que después del desgaste de 2016 el techo electoral de Evo Morales (no el MAS ya que este gana elecciones de 2020 con 55%) fue del 47%, detallando en sí un 2% de reducción de simpatizantes respecto al 2016. Es ahí que la posición de algunas exautoridades es muy poco objetiva en cuanto a la percepción de la imagen del compañero Morales, lo que avergüenza, digo esto porque están incurriendo en una negación interna en la que piensan que va a ser la militancia del MAS la que definirá quién será Presidente, y esto no es así, va a ser el pueblo boliviano el que decidirá quién lo será en el periodo 2025-2030, del cual ese universo electoral en dos elecciones previas no le otorgó confianza al compañero Morales con el 50%+1.
Los fanatismos no son buenos en ninguna situación y ser operador político es un aspecto innato en Morales; su campaña será efectiva en sectores rurales, pero ojo, ahí nuevamente prima una mirada no planteada por mí sino por su exvicepresidente, quien afirmaba que se habían incorporado durante el proceso de cambio tres millones de personas a clase media, dejando de existir una composición piramidal para pasar a una composición pentagonal, en la cual la clase media era la que tenía la mayor cantidad de pobladores (este otro tema debatido con compañeros sobre la afirmación existencia o no de clase media bajo la definición de García Linera). Pero en sí, esa dinámica de afirmación, asumiendo que esa población votante está en centros urbanos (ciudades no rurales), el porcentaje de apoyo que tendría Morales en sus campañas no será el que esos “asesores” y “compañeros” de confianza le digan y volveremos a la negación de 2016 y de 2019, pensando que podemos repetir una victoria con encima del 50%.
Por tanto salen dos ideas sobre la propuesta de encuestas: 1) Cuál es el miedo de valorar encuestas para la determinación de candidatos; si es que esa dirigencia del MAS está tan segura que Evo Morales tiene una aceptación similar a la de 2014 o 2009 y si es que hay tanta seguridad de que van a ganar pues entonces vamos a encuestas; 2) Descalificar las encuestas para elección es hacer una negación propia como militante revolucionario, puesto que lo otro se reduce a realizar un encuentro entre amigos para elegir al más canchero de ellos para que sea candidato, olvidando que al Presidente lo elige la población y no los militantes del MAS, que efectivamente son muchos pero no representan la masa crítica para determinar victoria; 3) Se sale a ganar, Arce nunca ha defenestrado a Morales (a diferencia del club de fan de la dirigencia del MAS) y no ha mostrado intención de ser candidato; en sus alocuciones lo que plantea es que está enfocado en la gestión.
Seamos críticos y no hay que ser parte de ese neotrotskismo impulsado por el club de fan de un gran compañero al que lamentablemente en la actualidad algunos “asesores” le niegan una realidad. Ya lo decía Peñaloza en Desacuerdo: “Evo no quiere ser candidato, Evo quiere ser Presidente”, pero para ello hay etapas y no todo el electorado es masista, el electorado es plural.