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Yoel Pérez Marcano

Esequibo: juegos de guerra

La presencia anunciada el 24/12/23 por el Ministerio de Defensa del Reino Unido del buque costero HSM en Guyana despertó una serie de reacciones en los gobiernos  de Venezuela y Guyana y en otros que se han involucrado en la controversia por la Guayana Esequiba, reivindicada legítimamente por la República Bolivariana de Venezuela desde 1810, como parte del territorio heredado de la monarquía española, después de 23 años de cruenta guerra de independencia.

El Foreign Office británico calificó tal visita  dentro de los acuerdos de seguridad con Guyana y otros Estados miembros de la Commonwealth, sin aludir las tensiones por el actual conflicto territorial con Venezuela. La cancillería de Guyana se limitó a declarar que tal visita del navío de guerra era un asunto bilateral con el Reino Unido que no se relacionaba con otros países. Venezuela, en la Persona de su Jefe de Estado, Presidente de la  República y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, FANB, calificó la presencia del navío británico como una “provocación hostil”, activando inmediatamente una operación militar conjunta que movilizó decenas de medios aéreos, marítimos y terrestre y cinco mil personal de tropas en las áreas cercanas  a la línea controvertida de los territorios de ambos países.

Felizmente, transcurridos los aprestos militares venezolanos y retirado a aguas internacionales el buque de la Armada Británica, no habiéndose producido ningún incidente entre las fuerzas concurrentes en ese tensionado escenario, Caracas dio por culminada la Operación Conjunta, retirando a los espacios de acantonamiento a sus tropas, lo que desactivó el estado de tensión preexistente.

Del examen de los hechos acaecidos, en apenas siete días antes de finalizar este difícil año 2023, se puede inferir que por el tipo de navío y las capacidades militares de sus sistemas de armas y número de oficiales y personal de marinería, podría ser calificada como una mera y usual provocación de la Perfida Albion —de la cual fueron seguramente informados los Departamentos de Defensa y de Estado y  hasta la misma Oficina Oval de la Casa Blanca  de Estados Unidos— más dirigida a incomodar a Caracas y conseguir —y lo obtuvo— una sobrerreacción que mostrara sus capacidades y voluntades para un conflicto bélico de Alta Intensidad, sin realizar acciones hostiles  ofensivas, en un escenario donde con un Sukhoy-35S, en un solo vuelo de ataque, hubiera pulverizado ese navío de superficie del servicio británico de guardacostas.

Otro elemento relevante a considerar es que, ni la Cancillería de Venezuela ni la de Guyana activaron el mecanismo de Consulta Urgente entre ambos países acordado en la Cumbre Guyano-Venezolano de Argyl, en el isla de San Vicente, Estado de San Vicente y Las Granadinas, pero si declaró el Canciller David Cameron (por cierto ex Primer Ministro del Reino Unido), acusando a Venezuela de tener intenciones agresivas contra Guyana y reafirmando el apoyo británico a la vigencia del Laudo Arbitral de 1899 que, árbitros de nacionalidades inglesas, estadounidenses y rusas —sin nombramiento  ni designación venezolana— dictaron en favor de la colonizada Guayana británica, hoy República Cooperativa de Guyana),  otorgando más de 157 kilómetros cuadrados de territorio continental y su correspondiente territorio atlántico, sin acreditar ningún título legítimo de adquisición de tales espacios; despojo a Venezuela que hoy la antigua colonia y el viejo imperio, con la ayuda de Estados Unidos, pretenden confirmar definitivamente por medio de la Corte Internacional de Justicia.

Sea propicio este incidente para ratificar que la reversión a la soberanía plena de Venezuela del despojado territorio del hoy Estado Esequibo no tiene ni debe tener salida militar sino diplomática y, aunque son legítimos y comprensibles todos los aprestos militares preventivos y disuasivos para evitar una guerra Proxy (como la de la OTAN en Ucrania) o directa (al estilo de Estados Unidos en Afganistán), del Reino Unido y su tutor Estados Unidos contra Venezuela, deben evitarse las provocaciones y las maniobras distractoras de los gobiernos agentes de las corporaciones petroleras Brithish Petroliun y Exxon Mobil, convocando y movilizando las buenas voluntades del mundo para neutralizar tales acciones e incorporar más  amigos de la Paz, el Diálogo y la Diplomacia de Paz hacia una solución Práctica, Justa y Equitativa, conforme a lo dispuesto en el  Acuerdo de Ginebra de 1966,  la histórica controversia de dos pueblos hijos de la conquista, la esclavitud y la explotación, hoy hermanados en sus luchas por la independencia y la soberanía, paz, amistad y desarrollo social.


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