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Ariel Molina

Fue un golpe nomás

Desconozco si lo acusaron ante la justicia por haber sido uno de los primeros incendiarios de noviembre en 2019, fue él quien convocó a la ciudadanía ya confundida a salir a la toma de instituciones públicas y destrucción de bienes públicos en búsqueda de la subversión del orden público.

Posteriormente, como detonador del golpe de Estado, el alto mando militar y policial pidieron la renuncia al expresidente Morales; hay que entender ese pedido como una amenaza, sus acciones demostraron que fue así, ya no cumplían con las instrucciones de su comandante general (el Presidente).

A partir del autonombramiento de Añez como presidenta, el debate se encarnó más: golpe de Estado o fraude. Resáltese que los opositores al gobierno del MAS siempre enarbolaron que lo único que ocurrió fue un fraude, como admitiendo tácitamente que eso de la sucesión presidencial de la que se aferra Añez no tiene respaldo jurídico, por esa razón, ella se encuentra en Miraflores.

No obstante, cuando dos diputados del MAS señalaron que fue el exmandatario quien les habría pedido a las organizaciones sociales, incluida la COB, que salgan en conferencias de prensa pidiéndole la renuncia —que fue esa la razón por la que Huarachi lo había hecho—, brincaron los opositores a tratar de recoger algunos despojos de las peleas internas del MAS para esgrimir algún manotazo de ahogado. Lo hizo Añez pidiendo su libertad porque según ella los golpes de Estado los dan las organizaciones sociales y no los militares; en fin, ya en su época de senadora atribuyó la frase: “todo lo que sube, baja” al físico Albert Einstein. Pero a diferencia de ella, Carlos Mesa —el que mandó a convulsionar el país— también salió a pescar de lo dicho por los diputados masistas, alguna razón para salir a la palestra; esta vez señaló que, por lo dicho por Choque y Flores, lo que realmente pasó en noviembre de 2019 fue un autogolpe. Así es, reconoció que fue un golpe nomás —golpe de Estado—, que no existió una crisis de institucionalidad ni mucho menos una sucesión presidencial.

Las intenciones de defender al secretario general de la COB —si fueren legítimas— arrinconaron al ejecutivo de los obreros a tener que aclarar algo que solo incidiría en las pugnas internas del MAS, no así en la confirmación del golpe de Estado de 2019. Si Evo le dijo a Huarachi que pida su renuncia, seguramente tiene que ver más con legitimar alguna decisión que rondaba su mente antes de, con anterioridad a, anticipadamente, primigeniamente, etc., al golpe de Estado de 2019, perpetrado tras los acuerdos político-económicos de los militares con la oligarquía boliviana. La sucesión de hechos de noviembre de 2019 no debiera representar mayor esfuerzo recordarlos; incluso, es un deber no olvidar cada discurso, cada pedido, cada reacción de los actuales protagonistas durante el gobierno de facto.


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