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Ángel Rafael Surco Chuquimia

Golpe de Estado: ¿Cómo afecta a la economía?

El fallido intento de golpe de Estado del 26 de junio, liderado por el excomandante del Ejército Juan José Zúñiga marcó un episodio turbulento que pudo dejar secuelas políticas, económicas y sociales en el país.

Puesto que, a lo largo de la historia, Bolivia vivió numerosos golpes de Estado y cada uno tuvo efectos devastadores en la estabilidad económica y el ámbito social. En esta ocasión, aunque el golpe fue neutralizado oportunamente por el gobierno del presidente Luis Arce, no se pueden ignorar las profundas consecuencias económicas y sociales que pudo acarrear.

Históricamente los golpes de Estado tuvieron implicancias económicas y sociales devastadoras, por ejemplo, el de 1980, liderado por Luis García Meza, nos sumergió en una dictadura caracterizada por la corrupción y la represión, lo que afectó gravemente la economía, además de aislar al país a nivel internacional ya que las inversiones extranjeras disminuyeron drásticamente y la inflación se disparó, lo que significó un retroceso significativo en el desarrollo económico. En este sentido, el intento de golpe liderado por Zúñiga podría haber tenido consecuencias similares si se hubiese concretado.

Es importante tomar en cuenta que la inestabilidad e incertidumbre política son los factores que más afectan la economía de un país. Los inversionistas buscan entornos estables y previsibles, y cualquier indicio de golpe de Estado genera desconfianza. El irrumpimiento de vehículos militares en la plaza Murillo y la incertidumbre (de aquel momento) sobre la estabilidad del gobierno del presidente Luis Arce pudo generar una reducción de la inversión extranjera directa. Las empresas extranjeras habrían reconsiderado sus planes de expansión, o incluso haber retirado su capital en busca de mercados más estables, afectando negativamente la creación de empleos y el crecimiento económico del país.

Pero ¿qué efectos habría tenido la economía de haberse consumado el golpe de Estado? Suponiendo el escenario hipotético en el que el golpe se hubiera consumado, este habría tenido un fuerte impacto económico negativo. Por ejemplo, una reducción en las inversiones y la posible contracción económica pueden aumentar el desempleo. Las empresas, enfrentando un entorno incierto y menor acceso a financiamiento, podrían reducir personal o cerrar, incrementando así la pobreza y reduciendo el consumo interno. Este ciclo vicioso afecta negativamente la economía y la estabilidad social.

A su vez, la salida de capitales suele llevar a una depreciación de la moneda local, lo que provoca un aumento en la inflación, la cual sería impactada por un escenario de agio y especulación creados a partir de la incertidumbre latente. Usualmente, durante períodos de inestabilidad política, Bolivia ha enfrentado episodios de alta inflación que erosionan el poder adquisitivo de la población y aumentan el costo de vida. Además, la percepción de inestabilidad puede afectar negativamente el comercio exterior, debido a que los socios comerciales pueden reevaluar sus relaciones y acuerdos, impactando negativamente la balanza comercial.

Frente a dicha incertidumbre el mercado financiero reacciona rápidamente, lo que podría multiplicar el costo de la deuda soberana, lo que implica un encarecimiento del financiamiento para el país. Además, la percepción de riesgo se eleva y los bonos del Estado podrían ser considerados menos atractivos para los inversionistas internacionales, acrecentando así los costos de endeudamiento.

A nivel de sectores, el turismo, la producción agrícola y minera también pueden verse afectados por la percepción de inseguridad y la interrupción de operaciones, impactando negativamente las exportaciones y la balanza comercial. Los intentos de golpe de Estado exacerban la polarización política y social, dificultando la gobernabilidad y la implementación de políticas públicas efectivas.

Considerando aquello, es primordial tomar consciencia y entender las graves consecuencias que puede generar un golpe de Estado. Por ello es importante que la población defienda la democracia y respalde al actual gobierno democráticamente electo, sin importar su ideología política. Es sustancial fortalecer las instituciones democráticas y promover espacios de diálogo entre los diferentes actores de la sociedad, debido a que solo a través de la unidad se podrá superar este acontecimiento trágico para la historia del país.


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