No hay otra manera de acercarnos y pensar en cómo nos relacionarnos con algo que está creciendo tanto e invadiendo nuestras vidas.
Y estamos lidiando con la tecnología, el cambio de costumbres y cómo este proceso puede introducir problemas y peligros en estos usos. Así, a medida que la Inteligencia Artificial Generativa (Gen-AI) evoluciona a un ritmo sin precedentes, se intensifica el debate sobre cómo gestionar sus peligros potenciales. A nivel mundial, a menudo se propone la regulación como solución. En Estados Unidos se han presentado varios proyectos de ley a nivel estatal y federal.
De esta manera analizamos cómo las naciones más desarrolladas perciben esta dicotomía entre beneficios y peligros al tratar de darle forma al sector. Al mismo tiempo, en la UE hemos visto una serie de leyes, incluida la Ley de IA y la Ley del Mercado Único Digital (DSM), que sitúan la regulación en el primer plano del debate de maneras no vistas desde la introducción de la regulación de privacidad GDPR. Si bien la legislación es importante, el razonamiento lógico nos lleva a concluir que existen razones clave por las que deberíamos priorizar la educación para abordar los riesgos de la IA.
Una primera cita es que en la era de la IA nuestra capacidad de pensar críticamente, adaptarnos y aprender de forma independiente bien puede ser nuestra herramienta más importante. Estas cualidades son más esenciales que nunca a medida que el mundo evoluciona gracias a la IA. A través de la educación, podemos inculcar una cultura de vigilancia y compromiso proactivo, alentando a las personas a mantenerse informadas sobre los últimos avances y amenazas potenciales.
Debemos tener en cuenta que la educación, sin embargo, no termina con el pensamiento crítico. Es un proceso de mentalidad continuo necesario en la era de la generación de IA. Por ejemplo, al lanzar un producto, se debe dejar claro a los usuarios que la empresa, si es responsable de diversos aspectos del producto, como la privacidad, los usuarios asumen la responsabilidad de su uso. El abuso puede resultar en su eliminación de la plataforma o producto.
Un segundo punto que debemos expresar en educación es que las herramientas basadas en IA están cambiando rápidamente la forma en que trabajamos. Actualizando y simplificando, para prepararnos mejor a nosotros mismos o a nuestros hijos para el futuro lugar de trabajo, debemos comenzar a integrar estas herramientas en nuestras rutinas diarias, desde la escuela hasta el hogar y el trabajo. Como estudiante de secundaria a principios de la década de 2000, recuerdo lo problemático que veían algunos de mis profesores el uso de datos de recursos en línea. Siguiendo con el razonamiento, el sistema educativo reconoció las calculadoras, las computadoras e internet, que no eran algo que rechazar, sino más bien abrazar. Más de una vez, los profesores han llegado a esta conclusión después de que sus alumnos adoptaran nuevas herramientas más rápido que ellos. Actualmente, las calculadoras se dan por sentado y los estudiantes buscan en línea con regularidad, pero la aparición de la IA ha reavivado el debate sobre la adopción de nuevas herramientas y tecnologías. Como muestran estos ejemplos históricos, debatir es bueno, pero en última instancia, la tecnología pasará a formar parte de nuestras vidas, por lo que es mejor educar sobre ella lo antes posible.
De manera concluyente, unirse a la asociación educativa se debe a que los problemas relacionados con la regulación son simplemente demasiado grandes. Como escribió recientemente el vicepresidente de la Autoridad Reguladora de Israel, el rápido ritmo del desarrollo de la IA pone en duda la capacidad de los reguladores para mantenerse al día. Por ejemplo, la Ley de IA de la UE incluye medidas destinadas a restringir los modelos de IA de vanguardia que plantean un riesgo sistemático potencial. También debemos enfatizar en que no es posible decir que la regulación sea obsoleta, sino más bien que, en el entorno tecnológico acelerado en el que vivimos, simplemente no es suficiente.
Por tanto, y siendo conscientes de que esta historia aún tendrá varios capítulos, la aparición de herramientas de aplicación de IA ya está cambiando nuestra forma de trabajar y seguirá dando forma a nuestro mundo en los próximos años. Al igual que el surgimiento de cualquier nueva tecnología, la IA conlleva riesgos y peligros, pero también una inmensa promesa para mejorar nuestra productividad, creatividad y salud. En un movimiento casi paralelo y natural, la realidad muestra que a medida que los reguladores desarrollan marcos para mitigar los riesgos, es de suma importancia centrarse en educarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos sobre estas herramientas, asegurando que aprovechemos su potencial para mejorar nuestras vidas y la sociedad. En conclusión, a medida que la IA evoluciona rápidamente, la necesidad de educación para gestionar sus riesgos parece más clara. Explore por qué promover el pensamiento crítico y la integración de herramientas de inteligencia artificial en la educación puede ser más eficaz que la regulación.
Escrito por Tulio Ribeiro.