Toda elección general para elegir al presidente, senadores y diputados del Estado Plurinacional de Bolivia es loable desde cualquier punto de vista, porque es la mejor manera de poner en práctica la democracia, mucho más si participan candidatos y candidatas de organizaciones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, agrupaciones ciudadanas, y partidos políticos.
Conforme lo dispone el Art. 209 de la Constitución Política del Estado—, porque el pueblo valorando los actos y hechos de los candidatos y candidatas escogerá y elegirá secretamente a los ganadores de dichas elecciones, para que administren y gobiernen el Estado, democrática y legítimamente, respetando a los perdedores.
Generalmente son perdedores los que discriminaron a los aymaras, quechuas y tupi guaraníes, llamados por ellos odiosamente “indios” o “indias”, por el hecho de ser originarios del COLLASUYO —dueños de lo que hoy es el territorio boliviano—, que ya saben leer y son profesionales en diferentes disciplinas del saber humano, y como tales ya no aceptan patrones ni creen las mentiras de los políticos de la derecha fascista que durante la era republicana les mintieron y los explotaron, y actualmente les siguen discriminando casi cotidianamente.
La DISCRIMINACIÓN es un delito que está tipificado en los Arts. 281 sexies y siguientes del Código Penal, y no obstante a haberse cometido reiteradas veces por parte de los políticos de la derecha fascista, la justicia no los sancionó ejemplarmente hasta el presente, quedando impunes graves delitos de discriminación y racismo, cuya discriminación e impunidad se puede ver que pesará mucho en las elecciones generales de 2025; lo que se hace se paga.
Consiguientemente, ese pueblo discriminado, a tiempo de emitir su voto en las elecciones generales, tiene la oportunidad de actuar concienzuda, patriótica y secretamente conforme al Art. 43. a) de la Ley N° 026 del Régimen Electoral, y así elegir al presidente, senadores y diputados del Estado Plurinacional de Bolivia para que gobiernen durante cinco años conforme dispone el Art. 168 de la Constitución Política del Estado; en cuyo momento de emitir su voto el elector no cabe duda que sentirá en lo más profundo de su ser, que no puede dar su voto a quienes le discriminaron, le discriminan y odian.
Es decir, la discriminación cometida por los políticos de la derecha fascista, durante los 36 días de boqueo y paro injustificado, cuando en 2023 en Santa Cruz impidieron que los collas hagan su entrada festejando el aniversario del departamento de La Paz, en el CAMBÓDROMO, cuando reiteradas veces impidieron izar la wiphala en los actos festivos departamentales y nacionales; seguramente no tendrán el voto de los “INDIOS-COLLAS” —como ellos los llaman; peor aún si discriminando y odiando a los militantes del MAS-IPSP, los políticos de la agrupación CREEMOS gritaban con soberbia increíble ¡Santa Cruz jamás de los jamases va a ser masista! y ¡Los collas deben irse de Santa Cruz! —y otros gritos discriminatorios—.
El hecho de que el expresidente de la Asamblea Departamental de Santa Cruz de la Sierra Zvonko Matkovic haya gritado discriminatoriamente ¡Ya la gobernación ha sido tomada, ya ese cáncer se nos entró y ya hizo metástasis! porque el MAS-IPSP tomó dicha Asamblea, muestra que a esa clase de políticos fascistas no les preocupa en lo más mínimo cometer el delito de discriminación, porque les gusta humillar a las personas para lograr sus intereses personales y de grupo.
Por esa realidad, LA DISCRIMINACIÓN PESARÁ EN LAS ELECCIONES GENERALES DE 2025, como pesó en las elecciones generales de 2005, 2009, 2014, 2019 y el 18 de octubre de 2020, donde la derecha fascista resultó derrotada, porque dichos políticos y politiqueros no piensan antes de abrir la boca y no se dan cuenta que sus palabras ofenden, hieren y humillan el sentimiento del pueblo boliviano; al decir de los yatiris, macumberos y adivinos, resulta estar echada su suerte, a no ser que tales políticos —razonando por lo absurdo— quieran que el pueblo se olvide de ser víctima de discriminación y vote por ellos por miedo a que le sigan discriminando. Más fácil es que un elefante pase por la cabeza de una aguja.
Escrito por Armando Aquino Huerta.