El presidente venezolano, Nicolás Maduro, estuvo de visita en China entre el 9 y 14 de septiembre. Se puede decir que ha sido histórica y que, desde este año, ambos países abren una nueva etapa en sus relaciones diplomáticas.
En esta columna no pretendo hacer un recuento de todas las actividades y acuerdos de la visita pues tomaría varios miles de palabras; en cambio, busco concentrarme en tres puntos para explicar su magnitud y las posibilidades que se abren para Venezuela.
Shenzhen, el origen de las zonas económicas especiales (ZEE)
Como parece hacerse costumbre para los mandatarios latinoamericanos que han visitado este país en 2023, Maduro tampoco empezó la suya por Beijing.
A diferencia del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y su homóloga de Honduras, Xiomara Castro, que iniciaron su visita en Shanghái, el Jefe de Estado venezolano llegó primero a Shenzhen. La metrópoli china es el emblema de la Reforma y Apertura iniciada por Deng Xiaoping.
Deng había viajado a Singapur para conocer la experiencia de desarrollo de ese país; sin embargo, había una gran diferencia de tamaño. La población de Singapur es equivalente a la de una ciudad pequeña en China. Deng volvió con la idea de hacer “muchos singapures”.
Así, como parte de la planificación centralizada del Estado chino, se acordó la apertura de cuatro Zonas Económicas Especiales (ZEE) en la provincia de Guangdong: Shenzhen, Zhuhai, Shantou y Xiamen, en donde se podría flexibilizar la economía y probar diferentes recetas económicas, siempre que se inscribieran en el marco de los planes de desarrollo nacionales y locales.
De estas, la que más ha brillado es Shenzhen. En 40 años, esa zona pasó de ser una caleta de pescadores a una de las ciudades más grandes y modernas de China, además de convertirse en un centro tecnológico que atrae inversiones en desarrollo e innovación.
Hace unas semanas, Maduro lanzó la ley de ZEE y se han establecido cinco zonas por toda Venezuela, con el fin de impulsar el desarrollo de un modelo económico diversificado.
Con este proceso, aún en ciernes, tiene sentido que el mandatario venezolano empezara su visita por donde se originaron las ZEE y donde más éxito han tenido.
El resultado de la visita ha sido el hermanamiento entre la ZEE Shenzhen y la ZEE La Guaira. Asimismo, se firmó un Memorando de Entendimiento entre la Superintendencia Nacional de las ZEE y la Universidad de Shenzhen.
De utilizar adecuadamente este marco institucional, se abren muchas posibilidades para los profesionales venezolanos.
Búsqueda de una nueva arquitectura financiera y nuevos mercados
El 10 de septiembre, la comitiva venezolana aterrizó en Shanghái y también tuvo importantes logros. Además de visitar el Centro Experimental de Inteligencia Artificial de la isla de Zhangjiang, Maduro hizo una parada en el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD).
Desde que Dilma Rousseff asumió la presidencia del banco, este tiene mayor peso internacional y se está convirtiendo en una parada obligada de mandatarios y autoridades de organismos multilaterales.
Maduro no solo apoyó el trabajo del banco, que ha anunciado su intención de desdolarizar sus préstamos, sino que también solicitó a Delcy Rodríguez iniciar el proceso para solicitar la incorporación de Venezuela. La adhesión se hace mediante un método distinto al de Brics+. Por ejemplo, este año, Uruguay se incorporó al NBD.
Un segundo anuncio fue el acuerdo de participación de Venezuela en la Feria de Importación de productos de Shanghái (CIIE, por sus siglas en inglés). Este evento anual fue concebido como una puerta de entrada al mercado chino para todo tipo de productos de diferentes partes del mundo, pero no es una simple feria más.
China sigue siendo una sociedad que se basa en la confianza, incluyendo, para los negocios. Por eso los vínculos se construyen. La CIIE no es solo una feria para presentar productos, sino también el país.
Como alguna vez me dijo un profesor: “¿Cómo voy a hacer negocios contigo si no te conozco?”. Por ello, organizan actividades de “intercambios de persona a persona”. En esa línea, se promueven encuentros culturales, exhibiciones sobre los países y espacios de reunión entre empresarios, organizados para trascender a la mera frialdad de las ferias y construir confianza.
Así que es muy difícil aprovechar la CIIE sin el respaldo estatal. Generaría desconfianza. Lo que ha hecho Maduro al reunirse con el secretario general del Partido Comunista de China (PCCH) del gobierno municipal de Shanghái y acordar la presencia de empresarios venezolanos es darles el “espaldarazo” oficial, sin el cual su entrada al mercado chino sería mucho más difícil.
Venezuela entra al grupo de “amistad de hierro”
Luego de una parada en Shandong menos mediatizada, el Presidente venezolano llegó, finalmente, a Beijing. El viaje lo hizo en tren bala porque, en China, hay ciertos recorridos que ya no vale la pena hacer en avión.
El culmen de la visita fue la reunión con el gobernante chino, Xi Jinping. Según las declaraciones de Maduro, el encuentro duró 3,5 horas y conversaron sobre todos los temas de la agenda internacional.
Pero lo más importante de la jornada fue el anuncio del presidente Xi de elevar las relaciones con Venezuela al nivel de “asociación estratégica a toda prueba y a todo tiempo”.
Para entender esto es necesario explicar que China categoriza sus relaciones diplomáticas por niveles. El más alto es el tratado de defensa y ayuda mutua, que solo mantiene con la República Democrática Popular de Corea.
El segundo nivel es la “asociación estratégica a toda prueba y a todo tiempo”. Hasta antes de la visita del mandatario venezolano, solo dos países tenían esa categoría: Pakistán y Bielorrusia.
Permítanme hacer un paréntesis para contarles brevemente sobre Pakistán.
“Hermanos de hierro”
Mientras que la mayoría de los chinos, muy probablemente, no sabe que Bielorrusia tiene un rango tan alto en la diplomacia de su país, todos saben el lugar que ocupa Pakistán.
La relación entre China y Pakistán es considerada una de las más sólidas y estables en el mundo. Es un vínculo de Estado a Estado y de pueblo a pueblo, más allá de quién esté en el poder. Ni todo el intervencionismo estadounidense en Pakistán ha podido romperla.
Esto no solo queda en el papel. Lo veo en el día a día cada vez que le preguntan a mi mejor amiga de dónde es. Cuando responde de Pakistán, la respuesta inmediata, con una sonrisa bien grande, es decir “bātiě” que significa “hermano pakistaní”. Es el mismo pueblo que cataloga su amistad como de “hermanos de hierro”.
La amistad se ha construido con las décadas. Más allá de aquel enemigo común, India, el apoyo mutuo en los momentos difíciles (desastres naturales, guerras, sanciones, entre otros) y el respeto a la soberanía territorial han sido claves para forjar este vínculo al cual luego se le puso una categoría diplomática.
Relación ganar-ganar
En la prensa china se dijo que ahora Venezuela entra al grupo de “amistad de hierro”. Ahora se le presentan dos opciones: buscar construir una relación como la sino-pakistaní o dejar el vínculo en un mero acuerdo, como Bielorrusia. La visita de Maduro ha sido la oportunidad para que el lado chino demuestre su interés en lo primero.
Por un lado, Venezuela necesita del apoyo para esquivar y combatir las sanciones estadounidenses, para recuperar su industria petrolera y para fortalecer el modelo económico pospetrolero, basado en el desarrollo de ZEE. China le puede ofrecer el conocimiento y financiamiento, además de apoyo diplomático en foros internacionales.
Por otro lado, China necesita recursos renovables y no renovables, incluyendo petróleo. Además, como parte de la Franja y la Ruta, deslocaliza muchas de sus empresas que no tienen espacio en el mercado local. Venezuela puede ser esa puerta de entrada al ser un socio político estable. Como dicen los chinos, no puede haber desarrollo donde hay inestabilidad política.
Finalmente, desde los dos lados le mandan un mensaje a Washington: en el nuevo mundo multipolar que se está construyendo, no vamos a permitir que se ahoguen a los países con sanciones unilaterales.
A poco de cumplir 50 años de vínculos diplomáticos, el presidente Maduro calificó esta visita y todos los acuerdos obtenidos como el inicio de una “etapa esplendorosa”, pero siguiendo con sus palabras, esto solo es el primer paso. Ahora, toca transformar los dichos en hechos en Venezuela.
En medio de esta ajetreada visita, el Jefe de Estado venezolano se dio un momento para visitar la montaña de Taishan en Shandong y participar en una ceremonia taoísta. Al irse, dijo que volvería, otra vez, con la victoria. Ojalá así sea. Al pueblo venezolano le urge.