Se volvió un cliché escuchar hablar al expresidente Evo Morales, acusar al gobierno del presidente Arce de una supuesta derechización del Proceso de Cambio y del Gobierno, pero, fuera del discurso político y de los constantes ataques del expresidente, ¿qué tan cierto es esto?
Derechizarse, si vale el uso del término, significaría tomar el camino de la derecha para conducir la nave del Estado y las políticas públicas y de gestión; empero, antes de contestar sobre la supuesta “derechización” del Gobierno, pasemos a conceptualizar qué se entiende por izquierda y derecha, basándonos en un clásico del pensamiento político: Norberto Bobbio.
Para este autor, que —sin lugar a dudas— es de los más prolíficos en el análisis dicotómico de izquierda y derecha en la ciencia política, la esencia de la distinción entre ambas corrientes es “la diferente actitud que (la izquierda y la derecha) muestran sistemáticamente frente a la idea de igualdad”. Aquellos que se declaran de izquierda dan mayor relevancia en su conducta moral y en su iniciativa política a las ideas de igualdad y, al contrario, la derecha da mayor relevancia a la idea de desigualdad por considerarla innata a la humanidad y que es —más bien— necesaria para la sociedad.
Partiendo de este presupuesto teórico y filosófico, ¿está realmente derechizándose el gobierno del presidente Luis Arce? ¿Está el gobierno del presidente Arce tomando medidas que no reduzcan las brechas sociales o que al contrario pregonen y defiendan la desigualdad social?
Para responder estas preguntas, tomemos cuatro medidas de gestión llevadas a cabo por el presidente Luis Arce en estos más de dos años y medio de gobierno, para ver si es verdad la supuesta derechización:
1. CAMPO INTERNACIONAL. La intención de Bolivia de ingresar a los BRICS. El mundo está viviendo una transición muy compleja del mundo unipolar al mundo multipolar, donde la horizontalidad entre países y el respeto a las diversas formas de gobierno y a culturas y civilizaciones diferentes está tomando realce, se está dejando de lado la teoría del “Fin de la Historia” y la panacea capitalista anglosajona como el camino unívoco de desarrollo, para ver nuevas formas de desarrollo de la mano de otros polos de progreso fuera de la órbita occidental. Bolivia en este contexto se decantó mundialmente por la multipolaridad, que en términos sencillos (no simplistas) podría entenderse como la izquierda en la geopolítica mundial. Por consecuencia, en términos internacionales y geopolíticos, Bolivia toma el camino de lo que denominaremos como izquierda.
2. CAMPO ECONÓMICO-INDUSTRIAL. Sabemos históricamente que una de las causas del subdesarrollo de nuestro país es precisamente la condición de dependiente a las grandes metrópolis mundiales por falta de un aparato industrial fuerte y de explotación de nuestros propios recursos naturales. En este sentido, el plan industrializador de nuestro gobierno, con la creación y entrega en los próximos años de más de 130 plantas industriales en todo el país, además de la extracción e industrialización del litio y el mutún, y otros, tiene un objetivo que va más allá de lo económico, tiene el objetivo político de sentar soberanía en nuestro país y continuar redistribuyendo el excedente como se lo hizo con la nacionalización de los hidrocarburos hace más de una década. Industrializar y redistribuir los ingresos es —definitivamente— algo que haría alguien de izquierda.
3. CAMPO POLÍTICO-INSTITUCIONAL-ORGÁNICO. Una característica del gobierno del expresidente Evo Morales, y del gobierno del presidente Luis Arce, la cual cambió muy poco en las últimas casi dos décadas, es la relación constante con los sectores sociales para la toma de decisiones en temas políticos. Las reuniones constantes con los grandes sectores sociales: CSUTCB, COB, CNMCIOB “BS”, CSCIOB, Conamaq, Cidob, y otros como gremiales, transportistas, fabriles, etc., porque son estas las organizaciones matrices constructoras del Proceso de Cambio. Actualmente, debido a las fracturas internas producto de los constantes ataques del expresidente Evo Morales, los sectores sociales se encuentran en divergencias internas; sin embargo, la política de gobernar con los sectores sociales continúa latente y vigente como hace 15 años, eso también significa que el gobierno de Luis Arce es un gobierno de izquierda y no existe tal derechización.
4. CAMPO DE LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO Y LOS ILÍCITOS VINCULADOS. Nuestro presidente Luis Arce expresó en septiembre de 2022 que se debe pasar a la regionalización en la lucha contra el narcotráfico, es decir, pasar de la nacionalización de la lucha contra este ilícito —característica de los últimos años de gestión después de la expulsión de la DEA del país— a la regionalización y la coordinación constante con nuestros pares de la región para combatir los ilícitos (fundamentalmente el narcotráfico) respetando nuestra soberanía. Para tal propósito, como país propusimos en la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas en Colombia, la creación de la Alianza Latinoamericana Antinarcóticos (ALA) para combatir a este ilícito en un mundo multipolar sin injerencia ni subordinación. Asimismo, nuestros resultados en la lucha contra el narcotráfico han sido los más prominentes en los últimos años. Esta posición soberana y digna, y que no trata de ocultar el problema del narcotráfico en el país, es una posición legítimamente de izquierda.
Estos cuatro ejemplos que mencioné muy brevemente en este artículo, demuestran —sin lugar a dudas— que el gobierno del presidente Luis Arce no es un gobierno que se derechizó, o que busca derechizarse, o algo parecido, sino todo lo contrario, que es un gobierno que está profundizando el Proceso de Cambio, y que sigue firme en la lucha por un mundo más igual, con justicia social y soberanía.
Concluyo este breve artículo con una frase conocida por todos quienes somos de izquierda: “El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico”. Karl Marx.
En pocas palabras, la verdad se ve en la práctica, no en discursos políticos.