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Ariel Molina

La estrategia del ego

Cuando Humberto señaló que no debe culparse a Evo por los bloqueos ni por lo que fuera a pasar en adelante, no cometió un exabrupto ni cayó en un error involuntario; en ocasiones, el subconsciente manifiesta su inconformidad de una manera distinta a la que se suele esperar.

Comprendámoslo de la siguiente forma, no es fácil ni cómodo asentarse en los cerros o en la carretera, tampoco el vivir en carpas, aunque temporalmente, menos estar expuestos a bajas temperaturas y, sobre todo, enfrentarse al susurro cansado de los que te acompañan. Y es que, con el pasar de los días, no bastan los jornales ni las promesas electorales, no alcanza la moral de las redes sociales, incluso asiéndose con las manos llenas de ampollas a una consigna en apariencia revolucionaria, de izquierda, de reivindicación social, poco a poco, los ideales se tornan borrosos cuando el sustento que aparentemente lo alimenta no coincide con lo que los sentidos van percibiendo de las acciones del líder que, desde la holgura que goza en su chaco, del confort de su cama, se dedica únicamente a hacer redes y disfruta de festejos; desde esa comodidad instruye la inmolación, que se blinde a como dé lugar su libertad, que sus delitos queden en la impunidad. Humberto, como muchos dirigentes apostados en esas serranías, seguramente exigieron que el líder participe de alguna forma; sin embargo, la habilidad política, le permitió argüir —frente al abandono paulatino de su militancia— que no puede exponerse, que su vida corre peligro, que se mostrará haciendo una huelga de hambre pidiendo mesas de diálogo para levantar los bloqueos; pero con una condición —su ego no le permite ceder al cien—, todos deben lograr ante los medios de comunicación que él no está detrás del estrangulamiento del pueblo, que no puede ser el villano, que las bases lo sobrepasaron. Ahora sí, el inconsciente no lo traicionó, esa noche el dirigente durmió tranquilo, al menos, la paz consigo mismo llegó al hacer notar la estrategia del ego.

Es cuestión de tiempo para que todo implosione al interior de los bloqueos, el cansancio y la frustración hará recalcular cómo salir del conflicto al menos ganando algo, algo que nunca será suficiente para compensar lo perdido.

En un audio supuestamente del llamado heredero de la dinastía Morales, se escucha como advierte lo calculador que puede ser “el Evo”, que no tendría medida en lo moral, si de conseguir su objetivo se trata. En esa línea, el líder nuevamente extorsionó al movimiento campesino, lo condenó a protagonizar el rol de ser víctima de la recuperación del orden interno. Quizá veamos pronto cómo las consecuencias de sus actos le abren la puerta al final de su historia, parece ser que vivimos las últimas páginas de su campaña.

La Paz/AEP


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