La inflación en el país está bajo control. A pesar de la fuerte guerra mediática y desinformación por parte de sectores políticos y económicos, es importante destacar que vivimos en una nación donde los precios se mantienen estables y el mercado interno funciona de manera adecuada.
Es necesario valorar los esfuerzos que se han realizado para lograr esta estabilidad y no dejarnos influenciar por discursos alarmistas que buscan generar incertidumbre en la población. En definitiva, es importante reconocer los avances que se han logrado en materia económica y confiar en que estamos en el camino correcto hacia un desarrollo sostenible.
En la actualidad, nos encontramos en un momento crucial en la situación del país, donde la realidad tangible comienza a distorsionarse y la especulación se convierte en una verdad aceptada. Recientemente se ha dado a conocer el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el cual señala un leve incremento con respecto al mes de enero, pasando de un 0,1% a un 0,28% en febrero. Este aumento en el IPC registrado en febrero de 2024 se atribuye principalmente a la variación positiva de los precios en diversas divisiones, tales como recreación y cultura, bienes y servicios diversos, muebles, bienes y servicios domésticos, salud, educación, comunicaciones, alimentos y bebidas consumidas fuera del hogar, prendas de vestir y calzado, así como vivienda y servicios básicos.
Ahora surge la interrogante: ¿por qué algunos analistas sesgados intentan refutar datos que han sido confirmados por otros organismos internacionales que evalúan los indicadores de precios a nivel global? Estos analistas alegan que se trata de un error del Instituto Nacional de Estadística (INE), pero ¿cómo justificar entonces que numerosas páginas web e institutos económicos internacionales, que monitorean la evolución de los precios en todos los países del mundo, también estén en desacuerdo? Parece ser más bien un intento de distorsionar la realidad económica de un modelo tangible que ha demostrado ofrecer bienestar, en lugar de prestar atención a analistas que intentan sembrar el miedo, el terror y generar inestabilidad en la población.
Si comparamos nuestro Índice de Precios al Consumidor (IPC) del 0,28%, que es una inflación acumulada muy baja en relación con países de la región, podemos ver que Uruguay registró una inflación del 4,7% al finalizar febrero de 2024; Ecuador, un 1,4% en el mismo mes, y Brasil, un 3,8% en enero de 2024. Estos datos indican que en nuestro país hay estabilidad económica, reflejada en la permanencia de los precios en los diferentes mercados internos.
Otro dato que suelen omitir los detractores (mentirosos) del Modelo Económico es la significativa subida del 1,1% en los precios de ocio y cultura. Este aumento se debe a la mayor demanda de centros y servicios de diversión en el país, lo cual ha generado un importante movimiento económico. Esto indica que la población cuenta con un poder adquisitivo que le permite disfrutar de actividades de entretenimiento tanto los fines de semana como entre semana. Esta situación contribuye al crecimiento del mercado interno y demuestra que el modelo económico actual está generando bienestar para los ciudadanos.
Por otro lado, resulta interesante contrastar esta subida de precios con el descenso del -0,7% en el sector de transporte. Este indicador puede tener un efecto positivo en la disminución de precios de alimentos y bebidas no alcohólicas, que han experimentado una caída del -0,03%. Es decir, en lugar de aumentar, los precios de estos productos se han reducido, lo que evidencia una protección del poder adquisitivo de los bolivianos.
En definitiva, estos datos muestran que la economía del país está en un buen camino, con un equilibrio entre el aumento de precios en ciertos sectores y la disminución en otros. Esto refleja que el modelo económico actual está favoreciendo el bienestar de la población y contribuyendo al crecimiento sostenible de la economía boliviana.
Otros datos muestran una variación positiva del 0,20% en febrero de 2024. Este aumento de precios se observa en las ciudades capitales de Tarija (0,84%), Oruro (0,38%), Conurbación La Paz (0,30%), Cobija (0,17%), Cochabamba (0,16%), Sucre (0,13%) y Santa Cruz (0,07%). La subida de precios en Tarija y Oruro se debe principalmente al incremento de precios en productos importados desde Argentina. Además, durante febrero se experimentó una inesperada subida de tasas de interés en transferencias internacionales, llegando casi al nivel de usura con un 30%. Esta situación fue regularizada por la ASFI, imponiendo una banda de precios del 0,5% al 10%, lo cual ayudará a estabilizar el incremento de precios de alimentos e insumos importados.
Por otra parte, el Banco Unión, en un esfuerzo por promover la fluidez en la importación de artículos comerciales, firmó un acuerdo de corresponsalía con el Banco Industrial y Comercial de China. Esta innovación financiera permitirá una mayor importación de insumos para la agropecuaria y la construcción, lo que debería resultar en una disminución de precios en productos finales y mayor competitividad en los mercados externos. Además, al negociar en las monedas de origen se aliviará la presión de la divisa del dólar, lo que contribuirá a que sectores tan importantes como la agropecuaria, la construcción y el comercio se desenvuelvan de manera regular. Esto, a su vez, beneficiará a los consumidores finales.
Según lo expuesto anteriormente, se puede concluir que la inflación en el país está bajo control. A pesar de la fuerte guerra mediática y desinformación por parte de sectores políticos y económicos, es importante destacar que vivimos en una nación donde los precios se mantienen estables y el mercado interno funciona de manera adecuada. Es necesario valorar los esfuerzos que se han realizado para lograr esta estabilidad y no dejarnos influenciar por discursos alarmistas que buscan generar incertidumbre en la población. En definitiva, es importante reconocer los avances que se han logrado en materia económica y confiar en que estamos en el camino correcto hacia un desarrollo sostenible.