Días atrás salió el informe anual sobre la Libertad Económica del Instituto Fraser y del Centro de Estudios POPULI. La población debe tener en cuenta que los indicadores de ese informe tienen un carácter político ideológico más que económico propiamente dicho.
La base ideológica del neoliberalismo establece que el mercado, a través de la oferta y la demanda, soluciona todos los problemas económicos y también logra una distribución óptima de los recursos, de acuerdo con las actividades que realizan los ciudadanos; es en este sentido, que los países que tienen un modelo económico que contradice estos principios ideológicos siempre van a recibir una calificación negativa; para estas entidades la ciencia económica es una ciencia exacta en la que el factor social no es considerado como una variable importante, sino como una variable más; a ellos, por ejemplo, no les interesa la función del Estado, solo ven su tamaño (número de ministerios y de funcionarios), vale decir que analizan bajo una sola óptica, números fríos.
Indican que en Bolivia “no existe” la posibilidad de hacer negocios, invertir, exportar y generar riqueza, afirmación que carece de sentido, ya que con el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) las exportaciones se mantuvieron muy por encima de las registradas durante la vigencia del modelo neoliberal, que promovía políticas liberales. Al respecto, las exportaciones de 2022 batieron récord de $us 13.671 millones, destacando las ventas externas de la industria manufacturera con 51% de participación con relación al total, lo que demuestra que con el MESCP el país da la posibilidad de hacer negocio de forma libre, porque cada exportador decide la actividad a la que se va a dedicar.
Afirman que en nuestro país se “despoja de sus bienes” a los inversores privados y que los inversionistas extranjeros tienen “miedo” de invertir en Bolivia; sin embargo, no quieren ver los datos de la inversión de capitales extranjeros que, en las gestiones 2021 y 2022, superaron los $us 900 millones. Para no desaprovechar estos datos de “libertad económica” no falta el oportunismo de los eternos “analistas económicos” que resaltan, por ejemplo, que en Bolivia se perjudica al comercio internacional, los cupos de exportación y que la burocracia estatal es la que determina “qué comprar y dónde comprar”, pero cuando se mezclan los intereses políticos con el análisis económico omiten mencionar que el sector ganadero está exportando carne como nunca antes y se aplican los “cupos” solo cuando los productores desabastecen el mercado interno.
En cuanto a los datos sociales, nos informan que con “el liberalismo” se reducen más rápidamente los niveles de pobreza, se mejoran los ingresos de las personas y el PIB crece mucho más, afirmación que no tiene sustento en el caso nacional ya que desde la aplicación de nuestro modelo la pobreza de 60,6% en 2005 bajó a 36,4% en 2021, y la pobreza extrema se redujo de 38,2% a 11% en el mismo periodo, el ingreso per cápita se mejoró conjuntamente una mejor redistribución de los ingresos, lo cual se expresa con la mejora del índice de Gini que pasó de 0,6 a 0,4, lo que evidencia la reducción de la desigualdad.
En este sentido, la “opresión” de las estadísticas neoliberales solo se basa en números, como si la economía fuera una ciencia exacta, olvidando que la economía es una ciencia social y es prioridad de los gobiernos el mejorar la calidad de vida.