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Armando Aquino Huerta

Los golpistas no quieren democracia ni elecciones

Los golpistas de 2019, que gobernaron durante el gobierno de facto de Jeanine Añez, con sus mentiras cínicas de: fraude electoral, fraude monumental, hasta los muertos habían votado —entre otras—, demostraron su culto a la mentira; relacionado ello con el audio de su exministro de Defensa, Luis Fernando López, que decía planificar un golpe de Estado con 10 mil mercenarios para derrocar al gobierno de Luis Arce Catacora —plan no declarado falso—.

Hace ver que dichos políticos no quieren democracia ni elecciones generales; quieren dar un golpe de Estado, para no ser sancionados por los delitos que cometieron, para gobernar dictatorialmente como lo hicieron en dicho gobierno, y para liberar a sus líderes detenidos, como lo hicieron en el caso Hotel Las Américas.

La democracia expresada mediante elecciones generales no les sirve a los golpistas y políticos referidos para liberar a sus líderes detenidos en diferentes cárceles de Bolivia, pero sí les sirve hablar de la democracia cínicamente, porque cinismo es: “La desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. Imprudencia, obscenidad descarada…” (RAE), para confundir, engañar y manipular al pueblo, hasta dar un golpe de Estado. Solo así pueden volver a tener el poder que tuvieron, para ordenar la libertad del gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, Jeanine Añez y otros, y evitar que muchos golpistas que aún están libres sean detenidos; al respecto, conviene leer a Diógenes de Sinope, llamado el Cínico.

Tan es así, que dichos políticos creyéndose dueños de la verdad y  todopoderosos, se esmeran en hacer creer que los delitos que cometieron durante dicho golpe de Estado y gobierno de facto, el paro de 36 días, y por la detención de su gobernador, no tienen autores, y las víctimas no valen nada; desconociendo el informe del GIEI-Bolivia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el informe del relator especial Diego García-Sayán —para la Independencia de Jueces y Abogados de las Naciones Unidas—, y los testimonios registrados en “memoria, verdad y justicia”.

Recién, dijeron desconfiar del censo y del padrón electoral —porque intuyen perder las próximas elecciones—, desconocieron públicamente la Sentencia Constitucional 0076/2023 que declara inconstitucional la Ley departamental 98 de Santa Cruz, cometiendo así “DESOBEDIENCIA A RESOLUCIONES EN ACCIONES DE DEFENSA Y DE INCONSTITUCIONALIDAD”, delito tipificado en el Art. 179 bis del Código Penal, y volvieron a gritar ¡persecución política! por ser imputados por los delitos cometidos durante los 36 días de paro,  declarándose en emergencia para declararse Estado Federal porque ya dijeron: “queremos que nos dejen ser y nos dejen hacer”, “el próximo 13 de noviembre… redefiniremos nuestra relación con el Estado”; sabiendo que los cívicos no representan al pueblo, sino a 209 amigos que eligieron a Fernando Larach. Al respecto, conviene leer Psicología oscura de Steven Turner, o de R. J. Anderson.

Solo falta que publiquen en nombre del pueblo, resoluciones que digan: Desde hoy ningún fiscal imputará ni acusará a los golpistas, desde hoy en adelante ningún juez ordenará detenciones preventivas contra los golpistas, desde hoy ningún tribunal de sentencia dictará sentencias contra los golpistas, desde hoy en adelante ningún tribunal de apelación dictará resoluciones contra los golpistas, desde hoy ningún Tribunal Constitucional dictará sentencias constitucionales contra los golpistas, desde hoy en adelante ningún presidente de Bolivia dictará leyes contra los golpistas —y otras estupideces—.

Concluyendo, por no querer democracia ni elecciones los golpistas  podrían ser denunciados, imputados, acusados, enjuiciados y condenados con el “debido proceso”, por imperio de los Arts. 14, 16 y 70 de la Ley 1970, y Arts. 3, 12. 1), 2), 3), y 14 de la Ley 260; porque el Proceso de Cambio continuará con el gobierno del pueblo aymara, quechua y tupi guaraní, diputados, senadores, ministros, viceministros y directores con ponchos y polleras, que representan al 90% de bolivianas y bolivianos, y porque los delitos cometidos por los golpistas no deben quedar impunes.


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