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Armando Aquino Huerta

¿Los golpistas son útiles…?

Analizando las mentiras, gritos, caprichos, paros, bloqueos, marchas, huelgas, exigencias y amenazas de los golpistas disconformes e impunes, esgrimidas desde el golpe de Estado de 2019 hasta el presente y publicitadas por los medios de comunicación nacionales e internacionales, con la finalidad de convulsionar el país y dar un golpe de Estado; relacionada a la definición de: “Útil. Que trae o produce provecho, comodidad, fruto o interés. Que puede servir y aprovechar en alguna línea”, conforme al Diccionario de la Lengua Española (RAE), salta la pregunta: ¿Los golpistas son útiles para Bolivia?

Los gritos de: “Fraude electoral”, “Fraude monumental”, “Estoy llamando a la movilización”, “O voy preso, o voy a la presidencia”, “Hasta los muertos habían votado”, “Democracia sí dictadura no”, “Censo 2023 sí o sí”, “Luchamos por la democracia y la libertad”, “Los collas deben irse de Santa Cruz”, “La wiphala no nos representa” -entre otras-, basadas en el libertinaje y el antojo, queriendo defender lo que es falso -sofisma- cual intelectuales y sabios, para confundir al pueblo; demuestra que los golpistas no son útiles para Bolivia.

Apoyar y financiar el paro del magisterio, suspendiendo la enseñanza y aprendizaje en escuelas y colegios; hace ver que no quieren que el pueblo sepa leer y escribir, para que no conozcan sus derechos humanos y derechos constitucionales, y sean una masa social manipulable, útil a los intereses de los políticos de la derecha fascista nacional e internacional.

Rechazar la reactivación económica emprendida por el Gobierno central, con mentiras y especulaciones absurdas, desconociendo -maliciosamente- que la economía boliviana está en las tres mejores de la región, con apenas un 0,19% de inflación controlada -mientras en EEUU y Europa se cierran grandes bancos-; prueba que quieren ver a Bolivia sumida en una inflación galopante para que los bolivianos seamos más pobres de lo que fuimos durante el gobierno de facto de Jeanine Áñez -que dejó una maldita herencia-, y pidamos limosna como pedía Carlos Mesa; eso nomás muestra una permanente y triste inutilidad, que ojalá no les inspire a presentar un proyecto de ley proponiendo la devaluación de la moneda boliviana y entreguemos el litio y recursos naturales al imperio.

Rechazar sin argumentos legales y solo por caprichos al proyecto de Ley 280 de Fortalecimiento a la Lucha contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas, que no crea tipos penales, se adecua a los estándares internacionales en el combate contra el lavado de dinero, el terrorismo y su financiamiento, y no criminaliza el derecho a la protesta; señala claramente que no hay nada útil en tal oposición, ni qué decir si ningún narcotraficante ni terrorista se opuso hasta el presente. Lo propio ocurre con el rechazo al proyecto de Ley 305 que no tiene ninguna mordaza.

Rechazar -sin argumentos legales- al informe preliminar de la CIDH que concuerda con la auditoría de la Universidad de Salamanca, los informes del GIEI-BOLIVIA de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Fundación Carolina de España, del New York Times, The Washington Post, que con rigor y solvencia informaron que no hubo “fraude electoral” en las elecciones generales de 2019 y hubo un golpe de Estado en noviembre de 2019; prueba que los golpistas actúan inspirados en la mentira y no son útiles para Bolivia, ni qué decir si gritaban: “Hasta los muertos habían votado”, y no probaron, qué muertos votaron, en qué mesas electorales votaron los muertos, ni cómo ni de qué manera habían votado los muertos, solo por ello debía estar detenido Carlos Mesa.

Renegar por el desagravio hecho a los exvocales del Tribunal Supremo Electoral y de los Tribunales Departamentales Electorales, que fueron aprehendidos, procesados y encarcelados violando leyes sustantivas y adjetivas -por odio y capricho político-; otra vez más hace ver que los golpistas no son útiles para Bolivia, se mire con el cristal con que se mire, porque las personas que viven mintiendo y no practican la verdad, no sirven para nada, y por sus actitudes, no pueden considerarse salvadores de Bolivia.

Esos hechos -y otros-, los golpistas cometen diciendo que actúan en defensa de la libertad y de la democracia, desinformando al pueblo todos los días, porque son incapaces de reconocer sus delitos -quieren ser impunes-; cometiendo así el delito de “atribuirse los derechos del pueblo”, tipificado y sancionado en el Art. 124 del Código Penal; consiguientemente, resulta indudable que los golpistas no son útiles para Bolivia, y son dignos de estudio y de temer. ¿Tanta inutilidad en tanta inteligencia y sabiduría?

Al respecto, conviene leer El hombre mediocre de José Ingenieros, Los delincuentes en el arte de Enrico Ferri, y La rebelión de las masas de José Ortega y Gasset, que refiere al “hombre-masa” ideado por el totalitarismo.


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