Los gritos y declaraciones de los golpistas, publicitadas desde el golpe de Estado de 2019 hasta el presente, están plagados de mentiras increíbles y cínicas, porque no fueron probadas hasta hoy día, como por ejemplo las mentiras del “Fraude electoral” y “Hasta los muertos habían votado”; lo cual permite decir que ellos viven mintiendo, mejor dicho LOS GOLPISTAS TIENEN CULTO A LA MENTIRA en su vida política para desinformar, desestabilizar y dar golpes de Estado, conforme también se desprende del informe del GIEI-BOLIVIA de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el informe del relator especial Diego García-Sayán —para la Independencia de Jueces y Abogados de las Naciones Unidas—, los testimonios desgarradores registrados en “Memoria, verdad y justicia”, y el audio del exministro de Defensa Luis Fernando López con sus amigos extranjeros para dar un golpe de Estado con 10.000 mercenarios y derrocar al gobierno de Luis Arce Catacora, cual solución final.
Las mentiras gritadas pensando, deliberando, queriendo, con la finalidad de desinformar, convulsionar y dar un golpe de Estado son propias de los miserables y los cínicos, en el entendido de que cinismo es “La desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. Impudencia, obscenidad descarada…”, conforme define la Real Academia Española, peor si tienen la finalidad de ser impunes por los delitos que cometieron; al respecto conviene leer Los miserables, de Víctor Hugo, y a Diógenes de Sinope llamado el Cínico, para concluir que los golpistas tienen culto a la mentira —como los satánicos tienen culto a Satanás—.
Los golpistas que viven mintiendo y desinformando quieren dividir a las organizaciones sociales, al MAS-IPSP y al pueblo en general, sembrando el descontento, el miedo y el terror —parecido a la mafia de Al Capone—, porque ya se dieron cuenta de que sus mentiras ya no les creen ni sus propios diputados, por ello votaron patrióticamente por la aprobación de la Ley del Oro, aunque por ello los consideran traidores y tránsfugas —inexplicablemente—. ¿Tránsfugas por votar a favor de la patria y del pueblo, desobedeciendo las ordenes de sus jefes que les exigen foto de sus votos violando el voto secreto?
El paro y bloqueo de 24 horas por un “paquetazo de leyes” inexistente, convocado por los “comités cívicos” reunidos en Cobija, fracasó rotundamente; porque los cívicos no representan al pueblo boliviano sino a 209 amigos de Fernando Larach que lo eligieron en Santa Cruz; resultando así que dicho paro y bloqueo es una mentira más y una promesa incumplida; sin embargo, les hace autores del delito de “Atribuirse los derechos del pueblo”, tipificado y sancionado por el Art. 124 del Código Penal, porque convocaron atribuyéndose derechos del pueblo boliviano, careciendo de legitimidad.
Con sus mentiras planificadas inclusive con la ayuda de gobiernos extranjeros y la injerencia de Luis Almagro, Secretario General de la OEA, sobre el supuesto “fraude electoral”, quieren hacer creer que las víctimas de los delitos cometidos desde el golpe de Estado de 2019 hasta el presente no valen nada, creyéndose dueños de la verdad absoluta y todopoderosos; ojalá que ese culto y adicción a la mentira no sea contagioso, porque si así fuera, no tendríamos la compañía de ellos y la vida sería aburrida; alguien dijo “Cuan aburrida sería la vida de los inteligentes si no tendríamos la compañía de los tontos”.
Concluyendo, se sugiere arrepentirse de las mentiras y de los delitos cometidos, para pedir un procedimiento abreviado; porque por su culto a la mentira podrían llevarlos a pasar el resto de sus días —condenados— en las cárceles, ni qué decir si el Proceso de Cambio continuará con el Gobierno del pueblo presidido por un aymara, quechua o tupi guaraní, diputados, senadores, ministros y viceministros con ponchos y polleras que representan al 90% de bolivianas y bolivianos. Al respecto, la Biblia que ellos manejan, en Proverbios 12.22, dice: “Los labios mentirosos son abominación a Jehová; pero los que hacen verdad son su contentamiento”.