La noticia más “alentadora” que dio el Gobierno argentino fue que, al primer trimestre de 2024, el país alcanzó un superávit fiscal. Es decir que “contablemente” los ingresos del Estado argentino fueron mayores a los gastos.
Lo que no dicen los “intelectuales” de los libertarios es que hay gastos que no son registrados como tal, sino que en la contabilidad lo llevan para pagar en un futuro, o sea que lo convierten en “deuda”.
Al primer trimestre, el Gobierno argentino debía pagar compensaciones a las empresas generadoras de electricidad por más de 1.200 millones de dólares. También debía cancelar a otras empresas del sector de energía, principalmente de gas, la cual alcanza a 2.000 millones de dólares. En una argucia contable, en vez de registrar como gasto lo registran como un pasivo contable y por tanto estará como deuda hasta que el Fondo Monetario Internacional (FMI) desembolse un crédito para Argentina. Dicha acción es un acto de admiración, pero solo sus seguidores más fanáticos creyeron que en verdad el país había logrado un superávit fiscal.
Siguiendo con los “magníficos logros” de Milei, recordemos que en su discurso aseguró que la “motosierra” (ajustes económicos radicales) estaba destinada a que los de “la casta” (políticos y gente que vive de la política) serían los que sufrirían por los ajustes económicos libertarios. Qué sorpresa ha provocado, porque disminuyó las rentas de los jubilados, congeló los salarios de los trabajadores y quitó los subsidios de las medicinas a las familias pobres. Tal vez entendimos mal la definición de “casta”.
Paralelamente, Milei hizo el intento de incrementarse sueldos, incluyendo a sus ministros. Para cuando esa noticia se hizo pública, dijo que no sabía lo que estaba firmando. Eso no queda ahí, una vez que diputados aprobaron la ley Ómnibus, extrañamente se aprobó un incremento para los parlamentarios, ¿coincidencia? Nuevamente creo que entendimos mal la definición de “casta”, pues parece que Milei entendió que esta son los trabajadores, jubilados, madres solteras y pobres; pero los anticastas, denominados “héroes sacrificados”, son el presidente, sus ministros y parlamentarios.