Hace pocos días se dio la conferencia sobre la situación política en Venezuela, resaltando la presencia de los Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Argentina, Brasil, Colombia y Bolivia. Además de estos había una gran gama de países europeos, y entre los amigos estaban México y Honduras, dejando un gran espacio a países como España, Portugal, Reino Unido, Francia, Canadá, Noruega, lo cual de lejos mostraba un desbalance en la cantidad de Estados que respetan el proceso bolivariano, quienes desde hace años han calificado de “régimen” a un pueblo soberano que no cedió ante los intentos de golpe y las presiones ejercidas desde Washington.
Bolivia es un país pacífico y respetuoso ante las situaciones internas de cada Estado, con una política de no injerencia. Entonces surge la duda del porqué se aceptó participar y abordar la situación de un país amigo, que siempre fue solidario; deseo pensar que fue para exponer ante la comunidad internacional una visión distinta a la que maneja la maquinaria mediática estadounidense, mostrando otros ejemplos de presión que han existido y que ejercen desde la Casa Blanca, y no por falta de democracia, sino por intereses económicos. Es así que vemos cómo acusan de antidemocrática a Venezuela, y la sancionan, mientras callan y no castigan a los golpistas en Honduras, Perú y Bolivia.
Espero que aquel espacio haya servido para restregar en la cara de los Estados Unidos que su visión de democracia es una falacia y se supedita a la orientación ideológica que tenga un gobierno que, según ellos, “no es democrático”, justificando con ello hacerse de la vista gorda con los muertos de los golpes en los países señalados. Ahí la doble moral de los Estados Unidos y lo que hicieron quienes estuvieron en esa conferencia al abordar asuntos que son exclusivamente de Venezuela y de nadie más fue dar espacios para reforzar la idea de ausencia de democracia, dejando de lado que todo gobierno debe manejar sus propios asuntos sin presiones externas ni chantajes.
Acorde a la declaración de Colombia, y si se diera el caso de que haya elecciones prontas y el levantamiento de las sanciones, siendo objetivos: los tiempos de reactivación económica y electorales son cortos, lo cual resultaría en una derrota electoral del proceso bolivariano a corto plazo, con victoria de los Estados Unidos, cuestión que tendría un impacto negativo en la geopolítica regional, por tanto esa declaración planteada deja poco o nula credibilidad de que exista una visión real de lo que implica el levantar las sanciones condicionadamente, porque como bien dijimos es más fácil destruir que construir, y si se levantan sanciones, el hermano pueblo venezolano demorará unos años en restablecer todo al nivel previo de las sanciones.
Las declaraciones de los Estados Unidos sobre la conferencia señalan: “Para nosotros se ha abierto un mejor entendimiento en la Región, junto a Europa y los Estados Unidos, en la necesidad de apoyar un proceso democrático en Venezuela. En ese sentido, la conferencia fue un éxito total y estamos muy contentos con ese resultado”.
Seguidamente señalaron: “El presidente Petro hizo un excelente discurso, llamando la atención de la importancia de la democracia en la Región y la importancia de respetar los Derechos Humanos. También subrayó la importancia de ver el impacto que las sanciones están teniendo en la región”.
Estas afirmaciones confirman que los Estados Unidos están conscientes de que las sanciones no solo afectan a Venezuela, sino a toda la región, por tanto no le importa crear daños colaterales. Por otro lado, reafirman, usando a Petro, la inexistencia de democracia en Venezuela.
Tristemente veo que se dio espacio para que el Tío Sam monopolice el discurso y siga haciendo de las suyas en Latinoamérica, con el beneplácito de quien organizó el evento. Ojalá existan rectificaciones en este craso error y se mantenga una postura revolucionaria, solidaria, sin sanciones ni mecanismos coercitivos para definir el rumbo ideológico, a la izquierda, de un país hermano.