En una forma conciliadora para deconstruir posibles disparidades con los militares, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva aprovechó la ceremonia de independencia de Brasil el jueves, 7, para fotografiarse con el comandante del Ejército, Tomás Miguel Ribeiro Paiva; de la Marina, Marcos Sampaio Olsen, y de la Fuerza Aérea, Marcelo Kanitz Damasceno.
Durante el acto, llamó a los oficiales para que posaran para una foto junto a él y al ministro de Defensa, José Múcio. Un día después de destituir a Ana Moser del Ministerio de Deportes, el PT también posó junto a mujeres que ocupan altos cargos en su gobierno.
El feriado del 7 de septiembre, el primero bajo el actual gobierno de Lula (PT), estuvo marcado por desfiles cívico-militares en las principales capitales y en varias ciudades del país. A diferencia del guion de los últimos tres años, en el que el expresidente Jair Bolsonaro convirtió la fecha en un gran evento político con participación masiva de la sociedad civil y sus simpatizantes, el 7 de septiembre volvió a los trámites protocolarios. Según la Secretaría de Comunicación de la Presidencia de la República (Secom), alrededor de 50 mil personas estuvieron en la Explanada durante toda la mañana. Estimaciones oficiales no fueron difundidas por la Policía Militar del Distrito Federal (PMDF). Sin embargo, visiblemente, la cantidad de personas en 2022 y 2021 en el Día de la Independencia fue más expresiva. El Gobierno ya había anunciado que organizaba un evento “más reducido” con la intención de “despolitizar” la fecha y hacer un contrapunto a los desfiles del gobierno de Jair Bolsonaro (PL). Lo positivo de este menor tamaño fue la sensación de pacificación, ante una campaña opositora que logró reducir la asistencia, pidiendo a sus seguidores que se quedaran en casa.
Lula prefirió no repetir la ceremonia independentista que realizó al inicio de su primer mandato. En 2003, el Presidente infló las festividades del Día de la Independencia para atraer a más espectadores y a especialistas en marketing muy involucrados. La publicidad en televisión queda fuera de los planes del Gobierno para dar a conocer el desfile de este año. Esta vez conviene realizar campañas puntuales y específicas en las redes sociales. Se estudió la preparación del desfile de este año para retomar el tono institucional. La idea era hacer un contrapunto a Jair Bolsonaro, quien utilizó la celebración como acto político.
En materia externa, la fecha sirvió para que el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira (PSD-MG), anunciara el jueves (7) que el mandatario Luiz Inácio Lula da Silva (PT) firmará un acuerdo con los presidentes de Estados Estados Unidos e India para promover el uso de biocombustibles. El objetivo central del acuerdo es la descarbonización de la matriz del transporte a escala global. La iniciativa no es inédita, ya que Silveira ya había firmado un acuerdo similar en India hace aproximadamente 45 días. El actual compromiso con Estados Unidos e India surge en el contexto de la participación de Lula en la 18ª edición de la Cumbre del G20, celebrada en Nueva Delhi, India. El acuerdo sobre biocombustibles es un paso más hacia la cooperación internacional en busca de soluciones para reducir las emisiones de carbono.
El presidente estadounidense, Joe Biden, planea mejorar las relaciones bilaterales y encontrar nuevos enfoques con el mandatario Lula durante la próxima cumbre del G20, aprovechando la ausencia del gobernante ruso, Vladímir Putin, y del líder chino, Xi Jinping. Biden también está interesado en acercarse a los líderes de India, Indonesia y Sudáfrica.
El Jefe de Estado salió de Brasil ayer y llegará a la India hoy (8). El evento tendrá lugar entre el sábado (9) y el domingo (10). Inmediatamente después de las celebraciones del Día de la Independencia, el presidente Lula y su esposa, Janja Lula da Silva, partieron hacia la capital india, Nueva Delhi. El vuelo, de aproximadamente 20 horas, es el primer paso en la participación de Brasil en el cónclave del Grupo de los 20 (G20). El encuentro internacional se llevará a cabo este fin de semana.
Esta edición de la reunión será particularmente significativa para Brasil, ya que está previsto que el país asuma el liderazgo rotatorio del consorcio internacional a partir del 1 de diciembre de este año, permaneciendo hasta finales de noviembre de 2024. Esta será la primera vez para Brasil, que nunca ha ocupado el puesto de liderazgo desde que se estableció el G20 en 1999. La cumbre, que es uno de los eventos más relevantes en la agenda del G20, también señala el final del ciclo de liderazgo que actualmente ostenta la India. A medida que se acerca el encuentro, ya se llevan a cabo una serie de reuniones preliminares y consultas entre grupos de trabajo, algunas de las cuales involucran diálogos a nivel ministerial entre países miembros.
Entre los ámbitos que se abordarán se encuentran la sostenibilidad ambiental, la lucha contra el cambio climático, alternativas para una transición energética responsable y la búsqueda del objetivo de cero emisiones netas de carbono. Además de estos temas, también se abordarán otros como la inclusión social, la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, los avances en salud y educación, las innovaciones en infraestructura y tecnología, las reformas en el sistema multilateral y las perspectivas para el mercado laboral.
Cuando finalice la reunión, Lula se convertirá en el presidente simbólico del bloque. El G20 cuenta con la participación de 19 países y la Unión Europea, naciones que representan aproximadamente el 80% de la economía mundial. Será la primera vez que un jefe de Estado brasileño encabeza el grupo, creado en 1999. El mandato finalizará en noviembre del próximo año, cuando Río de Janeiro sea la sede de la cumbre del bloque.
Entre el inicio de su gobierno en enero y la principal fecha de celebración en el país, Lula —con capacidad política desde hace 40 años— retomó programas sociales propios de sus gobiernos, como la lucha contra el hambre, un programa de salud y educación gratuita, además de financiar viviendas de bajo costo y menores tasas de interés. Frente a una minoría en el Congreso brasileño, Lula ha logrado victorias a base de negociar enmiendas o proyectos con diputados y senadores. Pero si los ojos de Lula todavía se centran en su gobierno y su base parlamentaria, busca restaurar el papel de liderazgo de Brasil en el ámbito internacional. Incluso si no ha tenido éxito en el conflicto entre Rusia y Ucrania, si logra utilizar el G20 para desarrollar programas de asistencia social, pronto estará ayudando no solo a las naciones más necesitadas, como África y nuestro continente, sino también aumentando peso político latinoamericano en la convulsa geopolítica del planeta.