Las recientes declaraciones de la ministra de Seguridad Argentina, Patricia Bullrich, sobre la presencia de 700 miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán en territorio boliviano, son una muestra irresponsable y descarada de las “políticas libertarias” de Javier Milei que atentan contra la seguridad y la paz en la región.
Falacias que la Cancillería del Estado Plurinacional desmintió, y que por tal declaración convocó a la representación diplomática de ese país para exigir una explicación, que nunca existió; denotando con ello que las políticas del “libertario” son de alineamiento y allanamiento para que EEUU debilite al Gobierno boliviano para apropiarse de sus recursos energéticos (litio, gas, petróleo, etc.) para luego convertirlo en un patio más del imperialismo.
Sin lugar a dudas, la injerencia imperialista sobre Bolivia está más viva que nunca, porque hasta ahora la ministra argentina solo se disculpó con el Gobierno chileno por sus dichos sobre la presencia del movimiento de resistencia Hezbollah en Iquique, Chile, todavía no lo hizo con el Gobierno boliviano, lo que demuestra una vez más no solo su actitud arrogante, sino de querer confrontar las relaciones entre Bolivia e Irán, las que vienen fortalecidas desde hace más de 16 años.
El 13 de abril, la operación Verdadera Promesa, realizada por Irán, en virtud de su legítima defensa de acuerdo con el artículo 51 de la Carta de San Francisco de las Naciones Unidas, luego de la agresión israelí a su Consulado en Siria, donde fueron asesinadas siete personas de la Guardia Revolucionaria de Irán, demostró al mundo la dignidad y el respeto a su soberanía y la nueva ecuación geopolítica que gira en torno a la lucha y resistencia contra el régimen de Tel Aviv, que lleva el genocidio, la limpieza étnica, el apartheid contra el pueblo palestino en Gaza con más de 34.200 muertos, donde 15 mil son niños, y genera la peor crisis humanitaria del mundo.
Desde que asumió la presidencia, Javier Milei, presidente de Argentina, viajó por tercera vez a los Estados Unidos y recibió la distinción de Embajador de la Paz, por su apoyo incansable a Israel, por parte de la organización judía sionista Jabad Libavich, que congrega a grandes capitalistas de Argentina y del mundo, partidarios de la política de militarización del régimen colonial israelí y del ejercicio de la política de exterminio de la población nativa palestina.
La vinculación del sionismo con Milei es tal que fue el primer mandatario de América Latina en visitar Israel en medio del genocidio a Gaza para expresar su complicidad con los asesinatos de niños y mujeres; mientras el mundo es testigo de la limpieza étnica, de la masacre transmitida en vivo y directo luego de los 200 días desde que el régimen israelí propuso el exterminio del pueblo palestino después de más de siete décadas.
En Estados Unidos, Milei, por ejemplo, logró cultivar relaciones con el expresidente Donald Trump, quien en 2020 ordenó el asesinato en Bagdad del comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, quien logró vencer al terrorismo patrocinado y creado por el poder hegemónico.
La obsecuencia servicial y sumisa de Milei con EEUU fue más notoria cuando recibió a la jefa del Comando Sur de Estados Unidos en Ushuaia, Laura Richardson, lo cual evidenció los intereses de Washington por los recursos energéticos como el litio, petróleo, el cobre y oro que se encuentran entre Argentina, Bolivia y Chile; sumándose a ello la oprobiosa solicitud de que su Gobierno sea incluido en la OTAN.
Se debe recordar que Estados Unidos fue el único país en utilizar las bombas atómicas en 1945 en Hiroshima y Nagasaki, que trajeron la más letal devastación contra gente inocente, donde murieron más de 200 mil personas, invadió Afganistán en 2001, que generó 5,5 millones de refugiados, e Irak en marzo de 2003, que trajo miles de muertos y refugiados.
Los efectos devastadores de las invasiones de Estados Unidos, Israel y países europeos a Medio Oriente, como Yemen, Siria, Líbano, Palestina, continúan dejando muerte y dolor; por ello deben preocupar las intenciones del alfil estadounidense, ya que quiere convertir al continente sudamericano en un territorio llano y sumiso para que las oligarquías y élites internacionales que gravitan en torno a EEUU y Europa puedan controlar, explotar y apropiarse de los recursos energéticos de la Patria Grande.
