El economista Javier Gerardo Milei, al hablar del cierre del Banco Central del país, y defender la dolarización ciertamente generó consecuencias económicas, aunque la elección final sea en octubre.
“No hay pagos a plazos”, “A los precios de góndola, añádele un 20%”, “Descuentos suspendidos”, “Disculpa las molestias, estamos marcando precios”. Estos son los nuevos arreglos comerciales en el retail argentino, que reflejan la incertidumbre generada por la enésima crisis económica que enfrenta Argentina.
Aunque las elecciones son primarias para los candidatos presidenciales celebradas el pasado domingo y ganadas por el ultraderechista Milei, que lidera así la carrera por las elecciones generales, el argentino ya mira a los comicios del 22 de octubre. Frente al derechista frente macrista, con la exministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, y el izquierdista, actual ministro de Economía, Sergio Massa, solo el tercero, el futuro ya se perfila según la tónica electoral.
A la mañana siguiente, el Gobierno devaluó el peso en un 20%, supuestamente para evitar una mayor corrida cambiaria y reducir la diferencia con el dólar “blue”, que predomina en el mercado ilegal y es considerado un referente en la economía real. La medida fue inútil. El viernes, la cotización oficial del dólar cerró en 300 pesos y la ‘blue’ (paralela) en 600. El lunes, la oficial subió a 350 pesos y la ‘blue’ subió a 680. Vale 780 pesos. En lugar de reducirse, la brecha se amplió.
La consecuencia fue un aumento inmediato de los precios de todo tipo de bienes y servicios; la especulación de proveedores que prefieren esconder la mercancía para venderla a mayor precio en las próximas semanas; y el miedo y el cansancio de una sociedad que venía evitando una inflación anual que ya llegaba al 100%. ¿Tendríamos en la Argentina el surgimiento de un nuevo y más extremista Donald Trump, favorito para volver a presidir EEUU? El candidato presidencial de Argentina, Javier Milei, congelaría las relaciones con China y sacaría a la segunda economía más grande de América del Sur del bloque comercial Mercosur con Brasil, propuestas de política exterior tan radicales como la suya sobre la economía.
Entró en detalles sobre cómo sería su política exterior si llegara a ser presidente de Argentina. China, Brasil y otros países “socialistas” fueron los principales objetivos. En una entrevista con Bloomberg, el líder del partido La Libertad Avanza, se refirió a un posible congelamiento de las relaciones con Pekín, a pesar de que el gigante asiático es el segundo mercado para los productos argentinos y de haber otorgado a Buenos Aires un ‘swap’ de 18.000 millones de dólares que utiliza para pagar la deuda con el Fondo Monetario Internacional. “La gente no es libre en China, no puede hacer lo que quiere y, si lo hace, la matan”, dijo. “¿Cambiarías con un asesino?”, agregó.
En tanto, al verbalizar su salida de las relaciones con China, garantizó el respeto a los acuerdos ya suscritos con empresas del país asiático, que incluyen un contrato para construir dos represas en la Patagonia argentina y un convenio para construir una central nuclear. Además, dijo que no se involucrará si el sector privado decide continuar los lazos con Beijing. “No necesito involucrarme, pero no voy a promover lazos con nadie que no respete la libertad”, aseguró.
China respondió. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, dijo que si Milei visitara el país asiático, “tendría una conclusión completamente diferente sobre la libertad y la seguridad”. Sin polemizar, la embajada china en Buenos Aires reafirmó la recurrente línea: “De acuerdo con el principio de no injerencia en los asuntos internos, esta Embajada no se pronuncia sobre las elecciones de los demás”.
Javier Milei desprecia a los “socialistas” en América Latina, y reiteró que no tiene “socios socialistas”, en referencia a los presidentes de Brasil, Chile, Colombia y México. Milei criticó la integración del Mercosur, bloque que definió como una “costumbre de contenidos sindicales de baja calidad que distorsionan los negocios y perjudican a sus afiliados”. Lo cierto es que la extrema derecha internacional celebra el inesperado triunfo de Milei en las primarias argentinas, incluido el expresidente brasileño Jair Bolsonaro. Pero, ¿qué tan grande es la amenaza que representa Milei? Llamarlo loco peyorativamente es un error, porque en realidad el voto de protesta busca algo totalmente diferente, así llegan los populistas al poder en oportunidades especiales. Siguiendo un paradigma alejado de China y Mercosur, rechazando también el eventual ingreso de Argentina a los Brics, la extrema derecha dijo que incrementaría los lazos del país con EEUU, señalando que trabajaría con cualquier presidente estadounidense electo en las elecciones de 2024.
En ese sentido, cuando se le preguntó si prefería un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, respondió que ese es un tema que deben resolver los estadounidenses. “Puede que me guste más el perfil de los republicanos que el de los demócratas, pero eso no significa que no considere a EEUU como nuestro gran socio estratégico”, manifestó.
Milei es presidente real y posible. Un forastero que promete desmantelar el establecimiento fallido y expulsar a la “casta” gobernante, una celebridad asegurada a través de un espectáculo extraño. Sus partidarios se dedican a ‘combatir la lamentable represión’. Sus opositores, frente a su retórica y puntos de vista extremos, una amenaza mortal para la democracia.
Milei admira a Trump y señala que el cambio climático es una “mentira socialista” y pide menos restricciones a la posesión de armas, aliándose con sus homólogos regionales en Brasil y Chile, así como con Vox de extrema derecha en España. Tal como lo respaldó Trump, el brasileño Jair Bolsonaro publicó un video pregonando su apoyo a Milei antes de las elecciones primarias presidenciales del fin de semana pasado en Argentina. A pesar de perder en Brasil por apenas un 0,7% en casa, su candidato elegido en Argentina ya representa una lucha interminable contra Lula da Silva para 2026, aunque no sea elegible.
La Argentina conoce el populismo, pero Milei está lejos de la dignidad peronista. La elección de Juan Perón en 1946 marcó el advenimiento de una poderosa marca de política nacionalista, impulsada por un culto a la personalidad en torno al líder, un electorado galvanizado compuesto por millones de votantes de la clase trabajadora y un programa de populismo económico que atrajo a amplia audiencia segmento de la sociedad. Aquellos que reclaman el manto estatista de Perón han gobernado Argentina durante la mayor parte de las últimas dos décadas.
Argentina ha atravesado una serie de crisis económicas, incluido un incumplimiento de la deuda en 2020. La inflación anual está por encima del 100%, por eso Massa invierte en el acuerdo con el FMI. Una serie de administraciones fallidas. Todo esto produjo a Milei, un economista liberal. Ingresó a la política en 2020 con la promesa de expulsar a todo el establecimiento y ha presentado una serie de propuestas radicales, incluida la eliminación del banco central del país, la dolarización de la economía, la reducción del gasto público y el recorte despiadado de los ministerios gubernamentales, desde educación hasta género y medioambiente.
Espectadores y especuladores miran con simpatía a Milei si logra dolarizar la economía, habrá privado a la clase política de cualquier capacidad para implementar la política monetaria, rompiendo así el largo ciclo de devaluación de la moneda, deuda monetizada, inflación de tres dígitos y disminución crónica del poder. La incertidumbre y el nerviosismo deprimieron aún más el valor del peso argentino.
El liberalismo extremo de Milei es ideológicamente inconsistente: está a favor de la privatización masiva de la economía y la relajación de las regulaciones sobre la posesión de armas, pero está en contra del aborto. Al igual que los movimientos de Trump y Bolsonaro, se rebela contra el “marxismo cultural”, la ideología de género y el supuesto “adoctrinamiento” realizado en la educación pública.
En conclusión rápida, sus premisas tienen poco que ver con propuestas políticas específicas y más que ver con un discurso antisistema más amplio, un rechazo de un statu quo deprimente a favor de los mitos de un pasado más glorioso, específicamente, apela a fines del siglo XIX. Argentina, una potencia agrícola y económica en el momento que se enriqueció junto con una ola de migración europea. Al igual que Trump y Bolsonaro, Milei defiende una nueva forma de populismo con la mirada puesta en el paradigma del fascismo. Golpear a los opositores políticos, retórica violenta rutinaria; propaganda sin hechos que nos lleva a los deseos dictatoriales y a la deconstrucción de las instituciones democráticas. Pero no olvides que Milei es real, amenazante y posible.