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Maria Fe Celi Reyna

Natación y geopolítica: la ‘generación post-95’ de China le respondió a EEUU en los JJOO

Se acabaron los Juegos Olímpicos (JJOO) de París. Para China, estos han sido la mejor participación olímpica fuera de casa, sólo superada por la de Pekín 2008. Cabe recordar que recién en Los Ángeles 1984, obtuvieron su primera medalla de oro. Cuarenta años después, ganaron cuarenta en una sola edición de los JJOO, incluyendo la número 300 de toda su historia olímpica.

Entonces, podríamos sumar a la larga lista de logros de este país en las últimas décadas, el de haberse convertido en una potencia deportiva.

A nivel personal, intenté unirme al boicot internacional por la presencia israelí; sin embargo, no conté con que vivo en China y aquí el espíritu olímpico se vive a todo dar. Me terminé contagiando de la emoción. Empecé a seguir las noticias de los deportistas chinos, a alegrarme con sus triunfos y a molestarme por los casos de discriminación que se fueron acumulando.

No es algo nuevo para China, pero la intensidad ha cambiado. Es obvio que luego de haber expulsado a atletas rusos del sistema deportivo internacional, dominado por Occidente, el foco de EEUU está en perseguir a deportistas chinos.

La diferencia es que, esta vez, se encuentran frente a una generación muy diferente de chinos que no se quedan callados ante nada. Atrás quedaron los tiempos en los que se creía que era mejor no decir nada para evitar problemas.

Estos son los jóvenes de la llamada ‘generación post-95’, es decir de los nacidos después de 1995, que no se parecen en nada a las anteriores. Se les conoce como una generación extremadamente patriota, pero que al mismo tiempo reclama mejoras. Es una generación bastante crítica con las altísimas exigencias sociales en la sociedad china. Sus jóvenes ya no creen más en la “modestia china”. Se enorgullecen de sus logros y los de su país.

Tanto los deportistas como los seguidores han reaccionado con vehemencia ante la discriminación y exigen a sus autoridades, de generaciones anteriores, que también lo hagan.

Pan Zhanle y el equipo de natación

Hasta ahora, los occidentales estaban muy tranquilos con deportistas chinos dominando disciplinas como el tenis de mesa o clavados. Conforme China se ha desarrollado, sus deportistas están abriéndose camino en deportes que, en Occidente, consideraban como propios. Esto ya no es aceptable.

Este año, ha sido el caso del tenis con la medalla de oro de Zheng Qinwen en la competencia femenina individual, pero, sobre todo, lo que más despertó la furia en Occidente fue el desempeño del equipo de natación chino y, principalmente, el de Pan Zhanle.

El 31 de julio, Pan ganó la prestigiosa carrera de 100 metros libre y batió el récord mundial con 46,40, lo que implicó ganar por un cuerpo de ventaja. El nadador no es un desconocido en el mundo de la natación, pero el triunfo olímpico elevó su fama a nivel global.

Si Pan hubiese tenido pasaporte de algún país occidental, la hazaña hubiese sido celebrada y el nadador hubiese sido reconocido como el mejor de todos los tiempos. Al ser chino, obviamente, las reacciones negativas no se hicieron esperar.

El primero en la larga lista de occidentales resentidos fue el técnico australiano Brett Hawk quien calificó el triunfo de Pan como “humanamente imposible”. El nadador inglés Adam Peaty dijo que los “chinos tramposos” no debían participar en los JJOO. Michael Phelps tuvo una declaración en la misma línea diciendo que quienes dan positivo una vez, no deben volver a competir.

Todos dicen sustentar sus sospechas discriminatorias con el escándalo de 23 nadadores chinos que dieron positivo en trimetazidina en enero de 2021. La investigación final arrojó que había sido por comida contaminada en el hotel donde se quedaba el equipo. Fue aceptado por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) y los nadadores pudieron competir.

Cabe mencionar que Pan Zhanle no formaba parte de ese equipo. Aun así, es suficiente para que nadadores occidentales se sientan con derecho de cuestionarlo.

Las respuestas de los nadadores chinos

El mismo Pan fue el primero en señalar el trato menospreciador de otros competidores. Luego de los cuestionamientos occidentales dijo que el año pasado fue controlado 29 veces y desde mayo de este año hasta los JJOO, 21 veces. En todos los exámenes salió negativo. En una entrevista días después dijo que los extranjeros no podían aceptar que los chinos hayan tenido mejor desempeño.

Por su parte, la nadadora Zhang Yufei, cuando se le preguntó su opinión sobre los cuestionamientos a Pan, respondió criticando el doble rasero hacia los atletas chinos y cuestionó como cuando atletas como Phelps o Katie Ledecky ganaban cantidades de medallas, a nadie se le ocurrió cuestionar su desempeño.

Zhang también se quejó de que el equipo es controlado sin parar. Efectivamente, los nadadores chinos son controlados 3,5 veces más que los estadounidenses y casi 4 veces más que el resto de los países occidentales. El equipo ha sido examinado más de 600 veces desde enero y antes de los JJOO; en promedio, cada nadador hizo 21 controles. La nadadora también dijo que es una obligación hacerlos, pero que, si tantos exámenes no los convencían de que estaban limpios, no había nada que pudieran hacer.

Tanto Pan como Zhang han dicho que los controles no han afectado su desempeño. En cambio, Qin Haiyang ha afirmado que el exceso de pruebas sí lo han afectado por alterar su sueño. Consideró que era una estrategia para desestabilizar al equipo, pero que ellos no tenían miedo.

Durante los JJOO, Qin fue controlado entre 5 y 7 veces al día. El primer examen era a las 6 de la mañana. Los siguientes durante el día los obligaban a parar su entrenamiento y el último podía ser pasadas la medianoche.

Fue gracias a estas respuestas que la normalización del acoso a nadadores chinos empezó a quebrarse.

Por su lado, los internautas chinos cerraron filas detrás de los deportistas. No sólo inundaron redes chinas y occidentales con mensajes de apoyo, también empezaron a sembrar la duda sobre los nadadores estadounidenses que terminaban la carrera con los rostros morados. Esto fue replicado por diferentes personas fuera de China.

A pesar de las molestias, la mejor respuesta la dio el equipo masculino en la carrera de relevos el 5 de agosto. China rompió la hegemonía estadounidense en la carrera y ganó la medalla de oro. La estrella de la noche fue, de nuevo, Pan Zhanle, que se superó a sí mismo haciendo un tiempo de 45,92.

La natación se vuelve un asunto geopolítico

El mismo 5 de agosto, el periodista chino Chen Weihua, quien tiene mucha influencia en Occidente, denunció que, según una fuente china, un atleta chino encontró su equipaje rebuscado cuando volvió a su habitación y que se sospechaba que habían sido los estadounidenses. Cualquiera que conoce un poco sobre la mentalidad china, sabe que la fuente fue alguien del Comité Olímpico chino pidiendo que les pase el mensaje de que habían cruzado una línea roja.

Lo que vino luego es más conocido. Los medios chinos publicaron una serie de denuncias sobre cómo, hipócritamente, la Agencia Antidopaje de EEUU (USADA) hace de policía de deportistas a nivel mundial, pero muestra exagerada lenidad con sus deportistas, como sucedió con el corredor Erriyon Knighton.

A ellos se sumaron las denuncias de la cantidad de excepciones que tienen los atletas estadounidenses por ser diagnosticados por asma o trastorno de déficit de atención. Inmediatamente, el público lo asoció a los rostros morados de los nadadores y empezó a preguntarse si no fueron los estadounidenses los que se habían dopado.

Prácticas de la USADA

La estocada final llegó, sorpresivamente, por una denuncia de la agencia Reuters sobre cómo USADA había permitido, al menos a tres atletas que se habían dopado, que continuaran compitiendo a cambio de delatar a otros. Esta práctica, defendida por la agencia estadounidense, va en contra de cualquier código de ética deportivo.

La publicación de Reuters forzó a la WADA a pronunciarse. Reconocieron estar al tanto de lo ocurrido desde el 2021 y dijeron que la USADA había abusado de la normativa. Lo más sorpresivo fue que tildaron a la USADA de hipócrita.

Hoy la sombra de duda pesa sobre EEUU. Su gobierno ha amenazado con reducir financiamiento a la WADA. Por su lado, el Comité Olímpico Internacional (COI) ha anunciado que, si no se ajustan a las normativas internacionales, no pueden organizar eventos deportivos y se les debería retirar las sedes de Los Ángeles 2028 y de los JJOO de invierno de 2034 en Salt Lake City.

Mientras tanto, los nadadores chinos han vuelto a casa como héroes nacionales. No sólo por sus triunfos sino también por no dejarse amilanar por la presión y el acoso.

Cuando le preguntas a alguien mayor, siempre dicen que los de la generación post-95 son así porque son jóvenes y no tienen muchas responsabilidades. Sólo el tiempo lo dirá, pero sus primeros pasos en la arena internacional nos muestran que ellos no tienen ninguna intención de cambiar. Esperemos que así sea.

La Paz/AEP/Maria Fe Celi Reyna


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