Aunque la historia no es cíclica ni se repite de manera monolítica, existen algunas coincidencias históricas que nos permiten visualizar posibles escenarios futuros, y uno de estos es —precisamente— la relación existente entre los gobiernos del general Perón en Argentina, el liderazgo político del extinto líder de la Revolución Nacional, Paz Estenssoro y otros…
Perón gobernó Argentina desde 1946 hasta 1955, esas dos primeras presidencias denominadas como el “primer peronismo” se caracterizaron por ampliar los derechos de los argentinos y las argentinas en temas políticos, sociales, económicos y laborales, además por aumentar la participación política de todos los sectores sociales y sindicales, y también iniciar el sufragio femenino en su país. En temas económicos, el peronismo se basó en ampliar su mercado interno, en la participación activa del Estado en la economía, en impulsar grandes obras de infraestructura y en industrializar su país promoviendo la industria nacional con base en dos planes quinquenales (el segundo de ellos interrumpido por el golpe de Estado de 1955).
Derrocado Perón, no regresó a su país hasta el 12 de octubre de 1973, cuando juró como presidente por tercera ocasión. Sin embargo, para decepción de quienes esperaron tanto su regreso, Perón —quien había vuelto al poder con más del 61% de los votos— no era el mismo del “primer peronismo”; tomando medidas contra los periodistas de izquierda y también creando la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) para eliminar cualquier “influencia marxista” de Argentina. Perón moría unos meses después, el 1 de julio de 1974, con este nefasto precedente.
De la misma manera, en Bolivia tenemos otro caso similar al del expresidente argentino, el de Víctor Paz Estenssoro, quien fue el líder de la Revolución Nacional (1952-1964). Paz Estenssoro junto a varios connotados liderazgos de mitad del siglo XX (Hernán Siles, Lechín Oquendo, Guevara Arce, etc.) llegó al poder en 1952, después de una resistencia larga de más de seis años ante la reacción oligárquica que derrocó a Gualberto Villarroel en 1946.
Estenssoro fue presidente tomando medidas revolucionarias como la nacionalización de las minas, el sufragio universal, entre otras, en su primer mandato (1952-1956); en su segundo mandato (1960-1964) ya se empezó a notar cierto cansancio en la población ante la política del MNR; sin embargo, la gota que derramó el vaso fue cuando en 1964, desoyendo a su propio partido, tomó arbitrariamente la decisión de volver a postular, esta vez como su vicepresidente, a un militar: René Barrientos. Fue así que, en noviembre de 1964, meses después de haber ganado las elecciones, fue derrocado por su mismo vicepresidente y enviado al exilio, dejando muertos en el camino (más de 200, según el mismo Paz Estenssoro).
Estenssoro regresó al país unos años después, en 1971, esta vez en alianza con Banzer Suárez, olvidando tras de sí el historial de la Revolución Nacional y apoyando al mayor dictador que tuvo Bolivia en el siglo XX. Empero, no fue hasta 1985 que Estenssoro regresó a gobernar Bolivia, esta vez con una ideología completamente contraria a la que pregonaba: el neoliberalismo.
Estenssoro, el “gran revolucionario” nacionalista de 1952, convertido en un insigne neoliberal, aplicó medidas económicas de manual impuestas desde el exterior, con medidas como: reducción del Estado, liberación de las exportaciones, despidos masivos de los mineros (mal llamada relocalización), etc., etc.
Al igual que Perón, Estenssoro volvía como alguien totalmente cambiado, si podemos decir que ambos se encontraban a la izquierda política del campo popular, esta vez, usaban su relativo apoyo popular para ir a la derecha y respaldar medidas antipopulares.
Hoy, en Bolivia, estamos viviendo la historia en minutos, y parecería que estamos repitiendo parte de lo que sucedió con Perón y con Estenssoro.
Solo el tiempo terminará dando la razón…