La maternidad representa un momento crucial en la vida de las mujeres y sus familias, pero también es un punto de inflexión en sus trayectorias laborales.
Las desigualdades de género en el ámbito laboral han sido ampliamente documentadas, y una de las principales problemáticas que enfrentan las trabajadoras es la falta de garantías para afrontar los gastos asociados a la maternidad. En este contexto, surge en México una propuesta legislativa impulsada por la senadora Beatriz Mojica Morga para la creación de una prima de maternidad, en un esfuerzo por reconocer y apoyar económicamente a las mujeres trabajadoras en este proceso. Desde un enfoque de género, esta iniciativa es un paso hacia la equidad, pero es necesario analizar su alcance, implicaciones y limitaciones.
Las mujeres trabajadoras enfrentan desafíos derivados de la maternidad. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la llegada de un hijo o hija puede significar la disminución del ingreso familiar y un retroceso en la trayectoria laboral de la madre. Esto se debe a la persistencia de estereotipos de género que colocan la responsabilidad del cuidado infantil principalmente en las mujeres, lo que impacta en su participación y permanencia en el mercado laboral. Además, muchas empresas no ofrecen condiciones adecuadas para la conciliación entre el trabajo y la maternidad, lo que limita las oportunidades de desarrollo profesional de las mujeres.
La propuesta de una prima de maternidad busca mitigar estos efectos adversos mediante la incorporación de una prestación económica equivalente a una semana de salario, que sería cubierta por los empleadores. Esta medida reconoce la contribución de las trabajadoras a la economía y busca generar un esquema de reciprocidad entre empleadores y empleadas. Sin embargo, es fundamental evaluar si este beneficio es suficiente para garantizar una protección efectiva o si se requieren mecanismos complementarios.
A nivel internacional existen diversas iniciativas enfocadas en brindar apoyo a las mujeres durante la maternidad. Un ejemplo paradigmático es la “caja del bebé” en Finlandia, una política que proporciona artículos básicos para el cuidado del recién nacido o una cantidad monetaria libre de impuestos. Esta estrategia ha sido replicada en otros países como Argentina y Chile, estos enfocados en garantizar un inicio equitativo para los recién nacidos y reducir la mortalidad materno-infantil.
La Norma Oficial Mexicana establece lineamientos para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, pero no contempla una prestación económica específica para las madres trabajadoras. La iniciativa de la prima de maternidad se suma a otros esfuerzos por mejorar las condiciones laborales de las mujeres, como la licencia de maternidad y los permisos de paternidad, aunque su implementación efectiva dependerá de la voluntad política y el compromiso del sector empresarial.
Si bien la prima de maternidad representa un avance, es importante considerar sus posibles limitaciones. En primer lugar, el hecho de que la carga económica recaiga únicamente en las personas empleadoras podría generar resistencia en ciertos sectores empresariales, especialmente en pequeñas y medianas empresas. Asimismo, es necesario asegurar que esta prestación no derive en una discriminación laboral hacia las mujeres en edad reproductiva, lo que podría traducirse en una menor contratación o mayores obstáculos para su promoción.
Otro aspecto relevante es que la prima de maternidad, al ser una cantidad equivalente a una semana de salario, podría no ser suficiente para cubrir los costos asociados a la llegada de un hijo. Es fundamental que esta medida sea complementada con políticas de apoyo más amplias, como el fortalecimiento de estancias infantiles, el acceso a servicios de salud de calidad y la promoción de licencias de paternidad más extensas para fomentar la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos.
La propuesta de la prima de maternidad en México es un paso positivo en el reconocimiento del trabajo reproductivo de las mujeres y su contribución al ámbito laboral. Sin embargo, desde una perspectiva de género, es crucial que esta iniciativa no se quede en una medida aislada, sino que forme parte de una política integral de protección a la maternidad con enfoque de derechos y cuidados. Para lograr una verdadera equidad laboral es necesario avanzar hacia un sistema que garantice condiciones justas para las mujeres trabajadoras, promoviendo la corresponsabilidad entre personas empleadoras, Estado y sociedad en general. Así se podría construir un entorno laboral más equitativo, donde la maternidad no represente un obstáculo para el desarrollo profesional de las mujeres.
Por: Soledad Buendía Herdoíza/