Hace pocos días circuló por las redes sociales de Internet una serie de fotos en las que se veía a migrantes, hombres, mujeres y niños cruzar, de manera desesperada, la frontera hacia los Estados Unidos. En medio de una fuerte vigilancia emprendían una carrera frenética hacia el país del Tío Sam. También, desde el otro lado, el lente captó a soldados desenrollando metros y metros de alambres de púas para extenderlos en la línea demarcatoria con México. Sí, militares que fueron a reforzar la vigilancia policial norteamericana. Los acontecimientos se desenvolvieron en la frontera de Matamoros, Tamaulipa, la árida ciudad El Paso, entre el Río Bravo y el muro y Ciudad Juárez.
Lo que impulsó a esta carrera frenética por cruzar la frontera fue el Título 8 —en reemplazo del Título 42—, que entró en vigencia este viernes 12 de mayo a las 00:00 horas, a la medianoche.
Recordemos que el Título 42 era una política migratoria “para prevenir la propagación de la Covid-19” y fue implementado por el gobierno de Donald Trump en marzo de 2020. Permitía la expulsión de forma rápida y sin ser procesados a las y los migrantes que ingresaran de forma ilegal por la frontera con México o Canadá. Más de 1.7 millones de personas fueron expulsadas bajo esta norma. Los menores no acompañados de adultos estuvieron exentos de su aplicación, por eso vimos a niños apartados de sus madres, entre otras escenas dramáticas.
Pero, esta normativa también contempló que quienes lograran tocar el suelo estadounidense, por tierra y de forma irregular, no recibirían sanciones, por lo que los intentos fueron reiterativos y muchos de ellos concluyeron este 11 de mayo.
Ahora, con la aplicación del Título 8, se retomó la normativa que regula la migración en los Estados Unidos para el ingreso, como la detención y la deportación rápida de los extranjeros que incumplen con los requisitos legales.
Si bien contempla la posibilidad de solicitar asilo o protección humanitaria a los migrantes que temen por su vida o su libertad en sus países de origen, aquel proceso es difícil y largo, y pueden pasar años antes de que se otorgue el beneficio. Asimismo, hay que demostrar que se sufre persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un grupo social definido.
Los hechos demuestran que los Estados Unidos siguen siendo, para muchas personas pobres, una tierra prometida, a pesar de que el denominado “sueño americano” se está desvaneciendo cada día por la droga, la falta de empleos, los asentamientos insalubres de personas en situación de calle y la violencia armada, que hacen desaparecer a cualquiera que maneje una mínima información crítica las ganas de vivir allí.
Solo un dato, en lo que va del año han tenido lugar al menos 131 tiroteos masivos, en espacios a los que visitamos sin preocupación habitualmente como supermercados, centros comerciales, escuelas o canchas deportivas. Claro, es un país enorme, con 331.9 millones de habitantes (2021), por lo que cualquier cosa que suceda llevada a porcentajes no es significativa, ¿qué pasará de ahora en adelante con las miles de personas varadas al otro lado de la frontera?
Venezuela implementó el Plan Vuelta a la Patria. Una patria asediada, bloqueada y ahogada por ese país al que tantos y tantas añoran llegar para cumplir un sueño que les ha sido arrebatado por los gobernantes y el Estado depredador norteamericano.