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Marcelo Arequipa Azurduy

Un rompecabezas di-Fassil de ordenar

El escándalo respecto a la razón por la cual se tuvo que intervenir el Banco Fassil, se observa como una suerte de rompecabezas de mil piezas que se va armando de a poco y que a cual ficha que aparece nos muestra una imagen que se va reconstruyendo como si fuera una foto de los dos primeros anillos de la ciudad de Santa Cruz.

Todo empezó con los rumores y declaraciones de los ahorristas de ese banco que se quejaban porque no podían acceder a sus dineros, cada vez se limitaban más las posibilidades de operaciones bancarias que podían realizar. Sin embargo, rápidamente la opinión pública se dio cuenta de que este era un problema particular y no algo que estaba ocurriendo en el sistema bancario nacional.

Esa dinámica extraña del Banco Fassil se fue expandiendo como un malestar en sus ahorristas, hasta que la ASFI tuvo que intervenir y ahí ya nos dimos cuenta de que se trataba de un problema mayor que requería de atención y una cirugía de emergencia. Aquí una hipótesis que emerge es qué hubiera pasado en caso de que la ASFI intervenía antes de que el malestar de los ahorristas se hubiera instalado. Quizá lo más probable era ver el discurso de que el Estado estaría atentando a la empresa privada, que su intervención era ilegal y que la economía no estaba bien; es decir, era darle un punto discursivo de algo falso pero seguramente bien trabajado por la oposición.

Lo que ocurrió fue que más bien se generaron las condiciones de discusión que reclamaban la intervención del banco por parte de la ASFI, ahí comenzamos a ver más piezas del rompecabezas en las que el entonces interventor Colodro fungió como un correcto funcionario, porque el cumplimiento del calendario de tareas que presentó a la población se fue cumpliendo cual buena burocracia. Colodro en vida llegó a dar seguridad a los dineros de los ahorristas de ese banco, pero lo más significativo, la filtración del primer informe de ASFI en el que se muestran acciones ilegales de un puñado de empresarios cambas que se sirvieron del dinero de los ahorristas del banco para usarlos a su favor.

Ahí fue cuando nos enteramos de que se cometieron delitos financieros que no involucraban solamente a los dueños del banco, sino que había instalado en ese caso una especie de círculo vicioso de la economía privada cruceña, en la que los dueños y empresarios cambas tenían mucho que ver para que el banco tuviera el desenlace trágico que tuvo.

Por ahora la respuesta que están queriendo instalar desde la élite cruceña es que se trataría de defenestrar el modelo de desarrollo cruceño, pero lo que no consideran es que la opinión pública ya se dio cuenta de que el tema va de oligarquías cambas y daño a su población. De tal manera, lo que vamos viendo en el rompecabezas que aún falta por armar y que representa la figura de la ciudad de Santa Cruz con la imagen de los dos anillos de esa ciudad, tiene una leyenda escrita en mayúsculas: la gran estafa.


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