El espíritu poético no está ajeno y el espectador se sorprenderá de ver los paisajes rubicundos de extrema belleza jamás vistos en otra película boliviana. Una road movie que exaltará el turismo, itinerante como ella sola al final de 92 minutos de proyección.
Edwin Callapino, un artista que cursó tres años la carrera de Bellas Artes antes de abandonarla por razones económicas, como tantos talentos que no culminan sus estudios, pero que tampoco dejan su vocación artística metida en sus venas, es una de las pocas personas dedicadas a moldear tíos con papel maché.