Aunque Chile se declaró libre de minas en 2020, la reciente detonación de uno de estos artefactos demuestra que los explosivos, sembrados hace décadas, todavía suponen un riesgo. ¿Cómo lidiar con ello?
Casi cinco décadas después de que Chile sembrara minas en sus fronteras, los fantasmas de las tensiones políticas de aquel entonces siguen acechando al país. Seis soldados resultaron heridos el lunes en la región Arica en la frontera chilena con Perú, cuando el carro en el que circulaban pasó sobre una mina antitanque, activándola y causando una explosión. Las lesiones no fueron de riesgo vital, pero el incidente pone de nuevo sobre la mesa la cuestión de cómo lidiar con los explosivos que quedan enterrados en el territorio chileno.
Su historia se remonta a 1978. A raíz de la creciente tensión entre Chile y los países vecinos -Bolivia, Perú y Argentina- por conflictos territoriales, Augusto Pinochet ordenó sembrar minas en las regiones limítrofes. Su estrategia era obstaculizar así el avance de una posible fuerza adversaria. Según los datos oficiales, se distribuyeron 181.814 minas antipersonales y antivehículos en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Magallanes. También en Valparaíso se encontraba un campo minado y en la Región Metropolitana de Santiago había un área considerada de peligro, porque podría contener minas.
La mayoría de las minas fueron colocadas según un mismo patrón: una mina antitanque rodeada por cinco minas antipersonales. Para hacer detonar las últimas, es suficiente que una persona las pise, mientras que las minas antivehículos solo se activan con un peso de al menos 100 kilos. Chile cuenta con registros de la ubicación de los campos minados y la cantidad de minas que se encuentran en estos.
Aunque muchas de estas minas se encontraban en terrenos de difícil acceso y alejados de poblados, durante años pusieron en riesgo la salud y la vida de la población. Según los datos disponibles hasta junio de 2023, el gobierno de Chile ha registrado 235 víctimas de accidentes ocasionados por minas o artefactos explosivos de cargo de las Fuerzas Armadas, que quedaron abandonados y sin estallar.
Chile: oficialmente desminado desde 2020
En el transcurso de los años algunos campos fueron desminados, pero no fue hasta 2001, cuando Chile ratificó el tratado de Ottawa, que el país comenzó la labor coordinada de desenterrar y destruir todas sus minas antipersonales según los estándares internacionales. La convención de Ottawa es un tratado internacional que prohíbe la adquisición, la producción, el almacenamiento y la utilización de minas antipersonales. Inicialmente, Chile aceptó desminar su territorio hasta 2012, pero la labor resultó ser más ardua de lo esperado, por lo que el gobierno pidió una extensión del plazo hasta 2020.
Fue en este año 2020 que Chile dio por finalizada la campaña de desminado, habiendo retirado 179.815 minas antipersonales y antivehículos en 200 áreas de la frontera.
Entonces, ¿por qué sigue habiendo minas? "Siempre hay un tema de riesgo residual", explica Alejandro Pérez, quien fue jefe operativo y logístico de la Comisión Nacional de Desminado de Chile. Según el experto, precipitaciones pueden provocar deslizamientos de tierra que hacen que los campos de minas pierdan su configuración y su rastreo se haga más difícil. O a veces las minas ya han explotado y no se encuentran sus restos, haciendo imposible incluirlas en los registros. "Los funcionarios hacen el esfuerzo razonable para poder identificar las minas: se acota un kilómetro a la redonda, se buscan rastros, pendientes, deslaves de agua, pero tampoco puede ser una cuestión perpetua la búsqueda de la mina," prosigue Pérez, quien ahora es director nacional de operaciones de la organización Campaña Colombiana Contra Minas.
¿Un peligro para la población?
Además de eso, muchas minas antivehículos no fueron eliminadas: "Según la Convención de Ottawa, los estados que se atienen al tratado deben destruir las minas antipersonales. Sin embargo, todavía existen territorios que contienen únicamente minas antivehículos", afirma Carlos Rivera, asesor de desminado y añade que estos campos están cercados y señalizados.
Precisamente una mina antivehículo fue la que explotó en el accidente ocurrido en Arica. Aunque estas no están concebidas para explotar cuando una persona las pise, sí pueden poner en riesgo a los humanos, como demuestra este caso. Todavía se está investigando de dónde provenía esta mina y lo que puede significar para el manejo de la situación a futuro.
El excomandante Alejandro Pérez tiene muy claro cuál podría ser un siguiente paso razonable: "Lo que debería pasar es que incluyan las minas antitanques en el artículo 5 de la convención de Ottawa." Esto significaría que también estas minas, consideradas menos peligrosas, deberían ser eliminadas definitivamente del territorio nacional.