Recientemente los rebeldes hutíes atacaron el Aeropuerto Internacional Ben Gurión, situado cerca de Tel Aviv.
Además de América Latina, se contempló enviar deportados miles de kilómetros hacia África y Europa Oriental, a naciones con escaso historial de protección de derechos humanos y, en muchos casos, sin vínculos consulares o lingüísticos con los migrantes en cuestión.