El maestro boliviano Roberto Valcárcel, artista, fotógrafo, pedagogo, conferencista, polifacético, multidimensional y sobre todo creativo afirmaba que todo cambia y el arte también, que nada es inmutable, que nada carga significado propio, que el arte es un proceso indefinible a la vez, lo que obliga a cambiar la pregunta, ¿qué es arte? a ¿cuándo es arte?
Las pinturas del joven artista chuquisaqueño imponen una nueva estética a considerar en la retina del espectador. Tienen que ver con lo apocalíptico o la incertidumbre, o un canto de esperanza, y como los dispone, como grandes viñetas, intimidan a medida que uno se envuelve en esa paranoia plástica.