Sumido en deudas y desesperado por encontrar un nuevo ídolo, Santos afronta irse a un torneo de segunda división donde tendrá menos ingresos y la competencia es muy reñida.
Más de un millar de atletas, entre niños, niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres, varones, personas con discapacidad, y adultos mayores, protagonizaron una verdadera fiesta deportiva.