El exjesuita Lima describió que con recuerdos terroríficos subió en 2001 a un autobús desde Sucre para dirigirse a Oruro y reunirse con el provincial Ramón Alaix, a fin de hacer su denuncia contra los sacerdotes pederastas.
La Paz, 08 de mayo de 2023 (AEP).- El exsacerdote Pedro Lima reveló que los curas españoles Luis T. y Antonio G. C. abusaban sexualmente de decenas de niños y jóvenes novicios de la orden, y que al denunciarlos fue expulsado de la orden jesuita.
Según el diario El País, de España, el exjesuita Lima describió que con recuerdos terroríficos subió en 2001 a un autobús desde Sucre para dirigirse a Oruro y reunirse con el provincial Ramón Alaix, a fin de hacer su denuncia contra los sacerdotes pederastas.
“Me expulsaron de la orden cuando denuncié los abusos. Él lo sabía todo y esa fue su respuesta”, lamentó al recordar que lo trató de forma despótica.
El exjesuita denunció en ese entonces a Alfonso Pedrajas, quien en su diario —que fue publicado por El País— confiesa que abusó de más de 85 estudiantes y también menciona a otros religiosos que estaban enterados de esto.
La carta de la expulsión del exsacerdote de Pedro Lima.
Al día siguiente de su reunión con Alaix, Lima recibió una carta que oficializaba su salida de la congregación.
“No has salido por propia voluntad, hubieras preferido seguir en la Compañía de Jesús y así me lo has reiterado. Con todo, hemos visto conveniente que nos dejes, aunque en contra de tu deseo, porque nos parece muy difícil que puedas llevar las obligaciones que conlleva la vida de comunidad”, se lee en la misiva que le fue entregada.
El exsacerdote, ahora con 54 años, contó al diario español que los jesuitas se comprometieron a financiar sus gastos académicos de matrícula y créditos para que estudie la carrera de Teología y obtenga el orden sacerdotal. Además, recibió $us 3.000 de parte del catalán Marcos Recolons, quien tenía un alto cargo en la orden de Bolivia y años después llegó a la cúpula en el Vaticano.
“Un año y medio después, me llamó Recolons por teléfono para decirme que la compañía me sancionaba y me cortaba la financiación (de los estudios) porque seguía hablando de los casos de pedofilia. Fue una forma de acallarme. Me dijo: ‘No voy a permitir que hables (mal) de mis hermanos jesuitas’”, relató.
El catalán Marcos Recolons, quien encubrió a Alfonso Pedrajas.
Lima se animó a revelar su verdad luego de 22 años, cuando se desató el escándalo de pederastia en Bolivia. Afirmó que la Compañía de Jesús encubrió de manera sistemática todos los casos de abusos que se conocieron, y sancionó y acalló a las personas que denunciaban los abusos.
El País detalla que Lima fue jesuita entre 1992 y 2001. En ese entonces pasó a ser novicio y maestro en las ciudades de Oruro, Cochabamba y Sucre. Lamentó que en todos esos lugares fue testigo de abusos que cometieron los curas antes mencionados.
Indicó que el sacerdote Pedrajas y Luis T. —quien fue trasladado en 1992 a Bolivia luego de que en España fuera condenado por pederastia— cometían esos abusos. Añadió, además, que Antonio G. C., un prestigioso sacerdote catalán que desarrolló su carrera eclesiástica en Bolivia, también incurrió en los mismos delitos y nunca, hasta ahora, había sido acusado públicamente por pederastia.
Fue precisamente el caso de Antonio G. C. el que motivó a Lima a denunciar los abusos a sus superiores en 2001, pero no recibió la respuesta que buscaba.
Según el diario español, los abusos que presenció ocurrieron a finales de los años noventa, en Sucre, cuando Lima era docente de la orden. Antonio G. C., detalla Lima, tenía una enfermedad degenerativa que le impedía caminar. “Por ello, otro jesuita catalán le conseguía niños indígenas y de familias vulnerables para que le ayudasen. Y de estos niños él abusaba. Yo vivía con ellos en la misma comunidad”, sostiene Lima. Antonio G. C. fue capellán de la Corte Suprema de Justicia de Bolivia y un colegio de Sucre lleva su nombre en su honor.
Tanto Alaix como Recolons siguen vivos y son dos de los ocho exaltos cargos jesuitas que la orden ha suspendido cautelarmente mientras investiga si encubrieron los delitos confesados por ‘Pica’ en su diario. Ambos aparecen en dicho documento como dos de los superiores a los que este informó de sus delitos y lo protegieron.
Lima ingresó a la orden en 1992, era de una familia humilde de Oruro, y sintió el llamado a una vocación de vida de servicio dentro de la Iglesia, por lo que visitó a los jesuitas de su ciudad.
El fallecido cura Alfonso Pedrajas en una actividad.
“Me recibió el maestro formador de los jesuitas, padre Alfonso Pedrajas. Fue muy cariñoso y expresivo en la bienvenida. Cuando le dije que quería ser jesuita me dio un abrazo”, recuerda. Durante las pruebas de selección, en una casa de la orden en Taquiña (Cochabamba), fue la primera vez que escuchó que ‘Pica’ “era un abusador”.
Lima es uno de los nombres que aparece en el diario de Pedrajas. Figura como uno de sus novicios durante los años noventa. En 1993, Lima cuenta que Recolons, por entonces provincial, llegó al noviciado para que todos conocieran a un nuevo profesor: Luis T.
“Nos lo presentó como un jesuita catalán que estaba haciendo ‘mucho bien’ en la ciudad de El Alto. Esa semana ‘Pica’ nos dijo que Luis T. sería nuestro profesor de ética y moral sexual”, recuerda.
Además, el mismo cura contaba que había abusado a una persona, pero presentaba la pedofilia desde un punto de vista teológico, diciendo que Jesús perdona al pecador, y eso es suficiente con una confesión.
Según el relato de El País, en 1994, Luis T. fue con Lima a su parroquia de El Alto para ejercer de traductor de aymara, lengua que conocía.
“Estaba acompañando a los niños de la catequesis familiar. Yo me quedé dando la charla sobre Jesús a los niños y él llamaba a entrevistas a los pequeños en una oficina cercana. Al despedirnos vi rostros sonrientes de muchos niños que abrazaban a Luis T., pero unos tres o cuatro no se acercaban y tenían el rostro asustado. Es la primera vez que sentí terror al lado de un jesuita pederasta sentenciado por la justicia”, cuenta.
A finales de los noventa, el exjesuita Lima fue destinado a Sucre como profesor. Hizo amistad con un jesuita joven con el que iba al gimnasio después de dar clases.
“Un día le pregunté sobre ‘Pica’ y él no me dijo nada, solo se puso a llorar. Cinco o 19 minutos después, en la plaza 25 de Mayo de Sucre, me comentó que ‘Pica’ abusó de él. Quise preguntar más cosas y su respuesta fue: ‘No me hables más del tema, por favor’. Esta víctima se ha suicidado ese año. No puedo imaginar cuánto habrá sufrido”, relata.
‘Pica’, subraya Lima, no solo abusó de menores, “también de novicios de unos 18 o 19 años, pero personas vulnerables al fin y al cabo”.
Luego de que el caso de Pedrajas saliera a la luz, la Fiscalía General de Bolivia abrió un proceso para juzgar el posible encubrimiento y para que las víctimas reciban justicia y se repare el daño causado.
En Bolivia, la población rechazó el comportamiento del cura y la actuación de la Iglesia Católica, que no tomó cartas en el asunto.
En redes sociales circulan fotos de muros de unidades educativas religiosas de La Paz, con diferentes mensajes, en rechazo a las violaciones.
Los obispos de la Iglesia Católica condenan los hechos de Pedrajas
Una semana después de que se hicieran públicas las confesiones del jesuita Alfonso Pedrajas, sobre los abusos sexuales que cometió en contra de niños y adolescentes, ayer diferentes pastores de la Iglesia Católica pidieron no estigmatizar a toda la Iglesia y destacaron que el caso está bajo investigación.
Desde la Catedral Santísima Trinidad del Beni, monseñor Aurelio Pesoa Ribera, vicario apostólico de esa ciudad y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, en su homilía se refirió al caso de pederastia cometido por una sacerdote jesuita. Manifestó que como Iglesia condenan estas acciones, se solidarizan con las víctimas y esperan que la justicia boliviana haga su trabajo de manera efectiva.
“Se ha escuchado palabras de condena, palabras de reproche, de rabia, palabras de molestia y no es para menos, por aquello que ha sucedido, pero también debemos decir que no ha sido extraño que en otros haya despertado contra la Iglesia sentimientos de odio o buscando desacreditarla totalmente, olvidando todo lo bueno que seguramente se ha hecho y se continuará haciendo”, argumentó Pesoa.
Expresó su solidaridad con la congregación de los jesuitas. “Sabemos que no son todos los sacerdotes; uno o algunos han cometido errores”, señaló. Pero también pidió que se investigue este caso a través de las autoridades llamadas a hacerlo, e indicó que acompañarán el proceso.
Por su parte, monseñor Óscar Aparicio expresó su solidaridad con la congregación de los jesuitas. “En este tiempo crítico que vive la Iglesia y la comunidad jesuita, nosotros debemos permanecer en oración”, dijo.