El cura fue administrador de ese centro hasta que la Iglesia, enterada de la denuncia el 10 de octubre de 2007, lo destituyó.
La Paz, 5 de mayo de 2023 (AEP).- Al sacerdote de la Iglesia Católica Eduardo Revich lo acusaron de agresión sexual a 40 personas, tres mayores de edad y 37 niños del internado de San Miguel de Icla, a 260 kilómetros al este de Sucre.
Fue en 2007, en el año de las sesiones de la Asamblea Constituyente en la capital de la República.
A Revich, con un poderoso hermano mayor en la jerarquía católica, lo enjuiciaron por los delitos penales de “corrupción de menores, corrupción de mayores y abuso deshonesto”.
El cura fue administrador de ese centro hasta que la Iglesia, enterada de la denuncia el 10 de octubre de 2007, lo destituyó, pero le asignó otro lejos de Icla, donde la población ya amenazaba su vida.
El Arzobispado de Sucre prometió abrir sus puertas para que la Policía y la Fiscalía investiguen el caso, pero a la Iglesia Católica solo se le arrancó el nombre del religioso.
“No sabemos qué edad tiene, cuánto tiempo estuvo en Bolivia, si es extranjero o nacional, y en qué lugares del país trabajó, para establecer si de ahí también surge alguna información que ayude a aclarar el caso en curso”, declaraba en ese entonces una fuente cercana a la investigación a condición del anonimato.
La jerarquía católica chuquisaqueña reaccionó molesta cuando se enteró de que la Fiscalía allanó la habitación de Revich en el internado de Icla y confiscó varias de sus pertenencias, entre ellas una regla con la cual medía el pene de sus víctimas.
Pero no solo reaccionó molesta la Iglesia, sino que amenazó con cerrar el internado y dejar sin párroco a Icla.
En algún momento, a pesar de la gravedad de las denuncias contra el sacerdote, los padres de familia del internado y del Comité Cívico emitieron un voto resolutivo de apoyo a Eduardo Revich.
La defensa de los menores denunció que la amenaza de la Iglesia Católica de dejar a Icla sin el internado y sin párroco dejó “muy nervioso al pueblo”. Era un apoyo alcanzado a fuerza de chantaje.
Según un perfil psicológico de Revich, que la fuerza pública elaboró con base en el testimonio de los menores agredidos, el cura buscaba el placer por medio de las relaciones sexuales con niños.
Su conducta fue descrita como de “pedofilia” ya que sus acciones se habían prolongado durante al menos siete años, en los que utilizó a niños que ingresaban a la pubertad o ya eran adolescentes para consumar sus fantasías, impulsos y comportamientos sexuales.
La FELCC de Chuquisaca estableció que las víctimas entre 2000 y 2007 eran 40, pero que ese número “es mayor debido a que de la comunidad de Uyuni, a 50 kilómetros de Icla, surgen denuncias de prácticas similares cometidas por Eduardo Revich”.
