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Vamos a salir adelante: la ofensiva de Arce contra el Covid-19

El país enfrentaba, además, una transición política tensa y la emergencia sanitaria obligó a tomar decisiones rápidas, muchas veces urgentes, casi siempre reactivas.

El Covid-19 llegó a Bolivia en marzo de 2020 para desnudar las falencias del sistema sanitario y, sobre todo, para mostrar la improvisación del gobierno de Jeanine Añez. En solo unos días, a partir de la detección de los primeros casos, en los departamentos de Cochabamba y Santa Cruz, la administración gubernamental de facto vació las calles, cerró aeropuertos, casi paralizó el aparato productivo y la economía nacional al imponer una cuarentena y permitir que el miedo de la población se esparza.

El país enfrentaba, además, una transición política tensa y la emergencia sanitaria obligó a tomar decisiones rápidas, muchas veces urgentes, casi siempre reactivas.

El gobierno de Añez implementó medidas iniciales para contener el virus: confinamiento, cierre de fronteras, restricciones a la movilidad y protocolos de bioseguridad. Pero el tiempo corría. Las primeras falencias salieron a la luz: escasez de insumos, falta de oxígeno, pocos laboratorios, un sistema fragmentado y hechos de corrupción en la compra de respiraores. Ante ese panorama, la pandemia ya estaba instalada y avanzaba de manera implacable.

En noviembre de 2020, con el país con una tasa de mortalidad del 6% (aunque la realidad indica que esta cifra podría ser mayor), Luis Arce asumió el mando del país y su primera acción como Jefe de Estado fue aplicar la estrategia sanitaria que había prometido en campaña, cuya característica fue ejecutar menos medidas dispersas y más planificación.

El nuevo Gobierno apostó por el fortalecimiento del sistema público de salud, el equipamiento de hospitales y, sobre todo, una respuesta coordinada para encarar el desafío mayor: vacunar a millones de personas en medio de una feroz competencia mundial por las dosis.

Entonces, el gobierno de Arce se dió a la tarea de conseguir vacunas y lo logró. Llegaron dosis desde Rusia, China, India, mediante el mecanismo Covax y acuerdos bilaterales. En tiempo récord se montaron puntos de inoculación masiva, se capacitó al personal de salud, se instalaron plantas de oxígeno y se lanzó una efectiva campaña informativa.

La estrategia tuvo resultados. Bolivia superó varias olas de contagio con medidas diferenciadas, acompañamiento técnico y un monitoreo constante. En julio de 2023, el Ministerio de Salud anunció el fin oficial de la emergencia sanitaria. La pandemia ya no era un monstruo fuera de control. Aunque el virus no desapareció, el país aprendió a convivir con él.

Este suplemento es un recorrido por esos años intensos. Reúne cifras, decisiones, esfuerzos visibles y otras acciones que coadyuvaron para el logro final, porque detrás de cada decreto y cada boliviano vacunado hubo médicos, autoridades, equipos de profesionales organizados y, sobre todo, un Estado que, pese a sus debilidades, no se cruzó de brazos.

AEP


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