Las lluvias torrenciales de la última semana en Rio Grande do Sul afectaron a 1,4 millones de personas.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) expresó ayer su solidaridad con el pueblo y gobierno de Brasil por las inundaciones en el estado de Rio Grande do Sul, al sur del país.
El bloque regional publicó en la red social X mediante un comunicado “El ALBA lamenta profundamente las pérdidas humanas y materiales, expresa sus condolencias y reitera todo su apoyo al pueblo y al Gobierno brasileño”.
En el texto, la alianza calificó la situación actual en de Rio Grande do Sul como una “catástrofe histórica, que supera las inundaciones de 1941 y es el cuarto desastre ambiental de este tipo en un año, es un llamado a seguir luchando contra las devastadoras consecuencias del cambio climático y a aunar esfuerzos para la mitigación de riesgos ante situaciones como esta”.
Las lluvias torrenciales de la última semana en el estado de Rio Grande do Sul han afectado a cerca de 1,4 millones de personas.
Por otra parte, las autoridades brasileñas informaron que están enfocadas en rescatar a los sobrevivientes que aún están aislados, y trabajan para garantizar energía y agua a la población.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, alertó este martes de que las lluvias en la región sur del país continuarían.
El ALBA-TCP está integrado por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Antigua y Barbuda, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Granada, Dominica y Santa Lucía.
Hasta ayer, unas 83 personas murieron, 111 están desaparecidas y más de 129 mil debieron abandonar sus casas debido a las lluvias torrenciales que desbordaron ríos y causaron deslizamientos en el estado de Rio Grande do Sul, según datos de Defensa Civil.
En Porto Alegre, la capital del estado, el lunes salió el sol pero numerosos barrios continúan inundados.
La tragedia golpeó unas 364 ciudades y poblados de Rio Grande do Sul, una extensa región agropecuaria con una población de 11 millones. Militares, bomberos y voluntarios siguen trabajando a contrarreloj en las tareas de rescate.
