En el Día de la Madre en Bolivia, reflexionamos sobre el amor y sacrificio de las madres, conectando las historias de lucha y dolor de bolivianas y palestinas.
La Paz, 27 de mayo de 2024 (AEP).- El 27 de mayo es una fecha significativa en Bolivia, donde se celebra el Día de la Madre, un homenaje al amor incondicional, la fuerza y el sacrificio de las mujeres que nos dieron la vida. Este año, nuestra reflexión se extiende más allá de las fronteras, hacia las madres de Palestina, quienes enfrentan la dolorosa realidad de perder a sus hijos en medio de un conflicto que parece interminable. A través de este esbozo, se busca resaltar la esencia del amor de madre en diversos contextos, uniendo historias de esperanza y dolor que trascienden continentes.
Entre el amor y el sacrificio
En Bolivia, el Día de la Madre es una ocasión para expresar gratitud y amor hacia aquellas mujeres que han sido el pilar de nuestras vidas. Historias como la de doña Maruja Carrasco, una madre que trabaja incansablemente en diversas actividades como empleada doméstica, vendedora, lavandera y otros oficios dignos para asegurar el futuro de sus hijos, son comunes en nuestro país. Su jornada empieza antes del amanecer y termina muchas horas después de que el sol se oculta, todo con la esperanza de brindar una mejor vida a su familia.
La fortaleza de ‘Marujita’ —como le dicen de cariño quienes la conocen y admiran— y muchas otras madres bolivianas refleja una devoción inquebrantable que es celebrada y reconocida cada 27 de mayo. Este día, los hijos se esfuerzan por devolver una fracción del amor y sacrificio recibidos a lo largo de los años, ya sea con un abrazo, un regalo o simplemente con su presencia.
Con sus 60 años y “los huesos oxidados”, como ella misma dice, guarda con cariño los recuerdos de sus sacrificios. Recuerda las épocas duras en las que tuvo que quitarse el pan de la boca para dárselo a sus tres hijos. Ahora, esos hijos son adultos “hechos y derechos”, tal como ‘Marujita’ siempre deseó, un anhelo compartido por todas las madres.
Un amor marcado por el dolor
A miles de kilómetros de distancia, en Palestina, el amor de madre también se manifiesta con una intensidad que es difícil de describir. Sin embargo, este amor está constantemente puesto a prueba por el conflicto y la violencia. Madres como las que son víctimas de los bombardeos israelíes y pierden a sus hijos, y hasta la vida misma, viven con una herida que nunca cicatriza. Su dolor es compartido por muchas otras mujeres que han visto a sus hijos partir antes de tiempo, víctimas de la guerra que parece no tener fin.
El 18 de abril de este año, el fotógrafo de Reuters Mohammed Salem ganó el prestigioso premio World Press Photo del año 2024 por su imagen de una mujer palestina acunando el cuerpo de su sobrina de cinco años en la Franja de Gaza.
La fotografía fue tomada el 17 de octubre de 2023 en el hospital Nasser en Khan Younis, en el sur de Gaza, donde las familias buscaban a familiares muertos durante el bombardeo israelí del enclave palestino.
La imagen ganadora de Salem muestra a Inas Abu Maamar, de 36 años, sollozando mientras sostiene el cuerpo envuelto en una sábana de Saly en la morgue del hospital.
La historia de Inas es solo una de muchas. Las madres palestinas enfrentan la realidad de criar a sus hijos en un entorno donde la seguridad es una incertidumbre y la paz un sueño lejano. A pesar de todo, su amor y dedicación no se ven mermados. En medio de la devastación, estas madres continúan luchando por un futuro mejor para sus hijos y para su tierra, simbolizando la resiliencia y la esperanza.
Un amor que trasciende fronteras
El amor de madre, en su forma más pura, no conoce fronteras. Doña Maruja en Bolivia e Inas en Palestina comparten una conexión profunda: el deseo de proteger, cuidar y ver florecer a sus hijos, incluso en las circunstancias más difíciles. Sus historias nos recuerdan que el amor de madre es universal, un hilo que une a todas las culturas y que brilla con una luz propia, incluso en los momentos más oscuros.
A vísperas del Día de la Madre Boliviana, mientras celebramos y agradecemos a las mujeres que nos dieron la vida, también extendemos nuestro corazón y solidaridad a las madres de Palestina. Sus historias de lucha y amor nos inspiran a valorar y proteger la vida y a trabajar por un mundo donde todas las madres puedan ver crecer a sus hijos en paz y seguridad.
El 27 de mayo no solo es un día para rendir homenaje a las madres bolivianas, sino también para reflexionar sobre el amor de madre en todas sus formas y contextos. Es un llamado a reconocer el sacrificio y la fortaleza de todas las madres del mundo, desde las calles de Bolivia hasta las zonas de conflicto en Palestina.