Como en las principales ciudades del país, en Cochabamba, la actividad artística se desarrolla mayoritariamente en el centro de la ciudad.
La Paz, 19 de noviembre de 2023 (AEP).- En el otro extremo de la ciudad de Cochabamba, el molle es la referencia, el centro vital alrededor del cual se refuerzan los lazos de la comunidad, se construyen amistades y se juega con la imaginación.
Como en las principales ciudades del país, en Cochabamba, la actividad artística se desarrolla mayoritariamente en el centro de la ciudad, con alguna extensión hacia las zonas con mayores ingresos económicos; espacios estatales o privados, iniciativas independientes o emprendimientos económicos, son escenario de muestras, festivales, cursos, talleres y más. En el otro extremo de la realidad se encuentran los barrios populares, en la mayoría de los cuales no existen alternativas de disfrute de la belleza o formación para el ejercicio de la creatividad, pero…
A la sombra de un molle
Es sábado. A la sombra del viejo y frondoso molle, que antes estaba rodeado de sembradíos de choclo y ahora por casas de migrantes, se reúnen las niñas y niños del barrio 24 de Junio, fundado por relocalizados mineros. Vienen por propia voluntad, pero no siempre fue así.
Al principio, hace unos años, Richard Aranda, un joven inconforme, recorría casa por casa hablando con las mamás y papás. Que era necesario que se conocieran entre los hijos del vecindario; que compartieran juegos, cuentos, lecturas, aventuras. Alguna mamá pidió que le enseñaran a su niña la tabla de multiplicar; otra sugirió que sería interesante que las wawas aprendieran a bailar; otra más, que no sabía qué hacer para que su hijo mejorara su letra. No faltaron aquellos que sospecharon que el joven era de una iglesia evangélica o de algún partido político. Las dudas se disiparon cuando se enteraron que él y su familia habían sido los primeros habitantes de esa zona.
El caso es que, de a poco, se fueron acercando las y los niños con las mochilas escolares al hombro o los cuadernos en la mano y, los sábados, se convirtieron en un día para hacer tareas en grupo, en ese lugar al que ellos mismo bautizaron como La Casita de la Alegría.
Richard circulando entre los niños, explicando algún ejercicio con la regla de tres simple, sugiriendo colores para un dibujo, ayudando a utilizar el diccionario para encontrar el significado de las palabras, revisando el libro de historia para encontrar alguna fecha o nombre… y luego, a ser felices: ver juntos una película, aprender a bailar, celebrar el cumpleaños del niño sin madre, cantar acompañados de las guitarras de jóvenes viajeros, pintar un mural, construir muñecos.
De un tiempo a esta parte, los niños y niñas ya no llegan con cuadernos a la sombra del molle. Ahora las familias del barrio consideran que el sábado es un día especial, premio para los que durante la semana han cumplido sus deberes. A falta de una sala, una sede o un patio permanente, el molle es la referencia, el centro vital alrededor del cual se refuerzan los lazos de la comunidad, se construyen amistades, se juega con la imaginación, se crea y se cree … que otro futuro es posible.
* Es parte de Títeres Elwaky y coordina el proyecto Arte en mis Barrios.