El legado de Carlos Espinoza, creador de la figura de la china morena, se recuerda a pocos días del inicio del Carnaval de Oruro, máxima representación de los carnavales en Bolivia, como un aporte esencial a la cultura boliviana y a la liberación de la expresión sexual en el ámbito festivo.
A pocos días del inicio del Carnaval de Oruro, en la casa de Carlos Espinoza, uno de los mayores referentes culturales de esta grandiosa fiesta, se evocan momentos íntimos de su vida y obra, como creador de la figura de la morenada, la china morena.
Su mundo inmerso en la moda
Carlos Espinoza fue conocido en el mundo de la moda de la ciudad de Oruro en los años 80 y 90, especialmente. Sus creaciones han recibido la atención de diversos espacios dedicados al color, movimiento y glamour de esa época.
Participó y organizó múltiples desfiles, como el realizado por el Club de Leones bajo la organización de la señora Nora Osorio. Ahí se construía un espacio donde proyectaban a diversas damitas de la sociedad orureña en concursos de belleza, como Britta Cederberg Schmidh, Lilian Derpic, y muchas otras.
La emblemática china morena en los inicios de su aparición en la festividad del carnaval.
En julio de 1990, varios medios de prensa de la ciudad de Oruro destacaron la inauguración del Instituto de Alta Costura y Sastrería ‘Carlos’, con resolución ministerial N° 917, firmada por el entonces ministro de Educación y Culturas,
Mariano Baptista Gumucio, y la subsecretaria de Educación Urbana. Este instrumento legal fue otorgado en mérito a los informes favorables de la dirección departamental del ramo.
El atelier de Espinoza fue su espacio de creación de una serie de piezas únicas, orgulloso las tiene registradas en distintas fotografías. Además impartía clases de modelaje a las jovencitas que participaban en los desfiles. Todo este trabajo no lo realizaba solo, tenía apoyo de otros creadores como el estilista Víctor Suaznábar, encargado de los peinados, que armonizaban muy bien con las propuestas de Espinoza, especializado en trajes de noche y de novia.
Muchas mujeres de Bolivia fueron vestidas por el artista, como la misma Rosario Rico Toro, ex Miss Bolivia, quien lució algunos trajes de este maestro de la costura.
La sensualidad y picardía de la china morena en los comienzos de su aparición en la danza de la morenada.
Su vida laboral estaba dedicada a la moda, un ámbito que vinculó estrechamente con el Carnaval de Oruro, donde aportó sus conocimientos a distintas fraternidades, especialmente a la Morenada Central. A ellos entregó las mejores creaciones de la figura de la morenada: la china morena como se la conoce hasta hoy.
La seducción de la china morena
Carlos Espinoza inició sus aportes al Carnaval de Oruro en 1964, en la danza de los negritos del pagador. Fue en este contexto donde se evocó por primera vez el nombre que le acompañaría por siempre: ‘Ofelia’, bautizada por su conjunto y ratificada por el público de las graderías, que coreaba “¡viva la negra ‘Ofelia’!”, especialmente el sábado de peregrinación.
Carlos Espinoza y Danny, durante la fiesta de Quillacollo, Cochabamba.
‘Ofelia’ llegó para quedarse, pues después de esa magistral aparición participó en 1969 como china morena en la zona norte. Si bien para ese entonces el único rol femenino en la morenada era el de la Negra María Antonieta, interpretado solo por hombres, el personaje que Carlos Espinoza proponía era mucho más transgresor, sensual en movimientos y confección. Su presencia provocó sentimientos encontrados entre la gente que estaba de acuerdo con su participación y otras que no, pero al final ganaron los aplausos que hacían que su actuación resaltara en el Carnaval de Oruro.
Fue en la Morenada Central donde se consagró, no podía faltar la presencia de ‘Carlitos’ para enaltecer el antruejo orureño. Todos quedaron maravillados con su participación y, año tras año, tenía que mejorar sus diseños, porque siempre había gente esperándola. Era él mismo quien confeccionaba sus trajes: con dedicación y esmero combinaba los colores, bordados de fantasía, con mucha gracia y estilo, para seducir con su danza y trajes al pueblo orureño.
Chinas morenas, figura de la morenada, en el Gran Poder del 24 junio de 1975.
‘Carlitos’ recuerda con emoción: “La gente esperaba mi vestimenta que cada año iba innovando, siempre usé colores llamativos, colores de actualidad, estaba inmerso en la moda, entonces tenía todos los elementos para diseñarme los mejores trajes, participaba sábado, domingo y lunes, tenía tres trajes para estrenar, todos distintos, de telas de fantasía con brillos. Un año llegó un amigo de Cochabamba, Tito Pereira, era un modisto famosísimo en Cochabamba y él me bordó mi blusa, con bordados de fantasía, perlas, lentejuelas, colgandijos de mostacillas y canutillos y mucho más, desde allí inicié con los bordados”.
La danza de la resistencia
Quedaron maravillados con la participación de Carlos Espinoza, quien con la estética sensual que proponía, sin decirlo, aportó también a la revolución sexual de la segunda mitad del siglo XX, principalmente en los años 60 y 70. Fue una época marcada por un movimiento social y cultural global que buscaba transformar las actitudes y normas relacionadas con la sexualidad, la libertad y la igualdad, desafiando los valores tradicionales de la sociedad.
Estos movimientos latinoamericanos estaban inspirados por movimientos feministas y por el movimiento de liberación homosexual, que surge en 1969, después de los disturbios de Stonewall, en Nueva York, entre algunos. Por lo tanto, las fiestas populares, como los carnavales, en varios países, están estrechamente relacionadas con este destape social, ya que la fiesta popular se convirtió en un espacio para la expresión y la liberación de la sexualidad.
El Carnaval de Oruro de los años 70.
La estética que Carlos Espinoza presentaba estaba influenciada por estos movimientos y por las vedettes, figuras que marcaron significativamente la moda y la libertad sexual de su época. El estilo y glamour de artistas vedettes como Sara Montiel, Ninón Sevilla, Susana Giménez, Moria Casán, Tongolele, entre otras, se convirtieron en íconos de la moda, hasta el punto de revelar un estilo y una presencia única que muchas mujeres y homosexuales de la época querían emular.
Era una moda liberadora, minifaldas, accesorios y joyería. Se popularizó el uso de sombreros, guantes, collares y pendientes, maquillajes, botas altas, que mediante el erotismo y la sensualidad desafiaron a las normas sociales, que era considerada escandalosa por algunos.
Al centro, Carlos espinoza con el traje de la danza de los negritos.
El Carnaval de Oruro, al ser una de las festividades más importantes de Bolivia y de carácter mundial, aunque es principalmente una celebración religiosa y cultural, también se ha convertido en un espacio para la expresión de la libertad sexual y la diversidad. En este contexto, la danza de la morenada, a través de las figuras de la china morena, con sus movimientos sensuales y provocativos, ha sido una de las más orientadas hacia la liberación de la opresión sexual.
En resumen, Carlos Espinoza es un personaje emblemático de la revolución sexual en Bolivia. Su legado continúa influyendo en la cultura boliviana actual y su relación con la morenada es un ejemplo de cómo la diversidad y la inclusión pueden expresarse a través de la danza y la cultura.
La negra ‘Ofelia’ en el Carnaval de Oruro.
La gente se deslumbraba al ver la participación de Espinoza, quien influyó también en diferentes fiestas del país, como a la festividad del Señor Jesús del Gran Poder, la Fiesta de la Virgen de Quillacollo, y otras fiestas rurales.
Sin embargo, la prohibición de las chinas morenas travestis, a causa del acto de rebeldía sucedido en La Paz en 1975, cuando ‘Barbarella’, una travesti paceña vestida de china morena, besó al dictador Hugo Banzer, en plena fiesta del Gran Poder, si bien no afectó la participación de Carlos Espinoza en el Carnaval de Oruro, aceleró su decisión de convertirse en un creador de las figuras femeninas de la china morena.
Carlos Espinoza, en una exposición de sus trajes.
Desde ese momento, Espinoza conserva un legado de trajes para las figuras de la morenada, los cuales fueron presentados en diversas morenadas como la Central de Oruro, Mejillones, Ferrari, Cocanis y la Morenada Norte.
El Merito Cultural otorgado a Carlos Espinoza.
Este recorrido y sus aportes fueron reconocidos el 20 de julio de 2002, cuando se le otorgó la Medalla al Mérito Cultural a Carlos Gilberto Espinoza, en reconocimiento a su comprometida labor en el fomento de la cultura boliviana. Se destacó especialmente su autoría en la creación de la figura femenina de la morenada y su aporte como artista múltiple en el enriquecimiento de nuestro patrimonio cultural.
AEP