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El lago Titicaca, tesoro cultural azotado por el cambio climático

A pesar de su belleza y su importancia cultural ecológica, enfrenta varios desafíos ambientales ante la lenta degradación de sus aguas y su riqueza natural, que goza de admirables historias que se entretejen entre la mitología andina y la realidad.

La Paz, 17 de septiembre de 2023 (AEP).- Túneles subterráneos secretos, ciudades subacuáticas, tesoros escondidos, seres fantásticos son algunas de las riquezas culturales de las que se habla en torno al gigantesco cuerpo de agua navegable más alto del mundo, sin tomar en cuenta su patrimonio animal y vegetal inigualables. ¿Realidad o ficción? Son interrogantes que surgen por las asombrosas historias. Lo evidente y fuera de duda es que el lago Titicaca enfrenta varios desafíos ambientales que afectan su salud y sostenibilidad. Esas son las dos caras del atractivo turístico milenario ubicado a 3.812 msnm.

Bolivia y Perú comparten el lago, que es el hogar de varias poblaciones que viven a sus orillas e islas. Estos poblados tienen una rica herencia cultural y desempeñan un papel importante en la conservación y la vida en la región. Algunas de las poblaciones más destacadas en el territorio boliviano son Copacabana, la Isla del Sol, la Isla de la Luna, las comunidades urus, que habitan islas de totora, además de aymaras y quechuas, quienes residen en comunidades aledañas. 

La salida del sol en el Titicaca es una experiencia que combina la majestuosidad de la naturaleza con la rica herencia cultural de la región. Los lugareños han venerado este espectáculo durante siglos, y los visitantes que tienen la oportunidad de presenciarlo a menudo lo describen como un momento inolvidable y transformador.

A esa hora es que Juana Nina, quien tiene su pequeña casa rústica en la población de Jupi Grande, provincia Camacho del departamento de La Paz, prepara el desayuno para su esposo, Melchor Chambi, como de costumbre, antes de que cante el gallo. Y es que, en el área rural, a diferencia de la ciudad, el trabajo consiste en el arado de la tierra, la cría de animales y la pesca, y comienza con los primeros rayos del alba.

Más de siete décadas juntos lleva la pareja. Sus cabellos plateados y arrugas profundas en sus rostros curtidos por el sol son el espejo de toda su vida en el altiplano. Ambos tienen las manos ásperas por años de duro trabajo, pescando y cultivando la tierra fértil que rodea su modesta casa de adobe.

Cada día observan el majestuoso Titicaca con un profundo sentimiento de nostalgia, porque las aguas azules se alejan cada vez más de su morada, a causa de la sequía.

Mientras enrolla graciosamente un tradicional aguayo de colores vivos alrededor de su espalda, la anciana cuenta que el lago milenario ya no ofrece las bondades de aquellos años dorados, cuando sus padres y abuelos orgullosos cosechaban papas gigantes de sus parcelas y pescaban variedades de peces nativos, como la boga, de la cual ahora no queda vestigio a causa de la introducción de especies invasoras, la contaminación y otros factores.

Aunque su cuerpo puede estar encorvado por los años, su paso es firme y decidido. Camina lentamente hacia el borde del lago y comparte historias de antaño que han sido transmitidas de generación en generación, pasando por su sabio relato a las generaciones futuras.

Túneles secretos

Existen diversos mitos e historias relacionadas con el lago Titicaca, tanto de origen ancestral como de autores modernos. Uno de los más intrigantes es la creencia en túneles secretos que conectan el lago con otras partes de la región andina y, según algunas versiones, incluso con lugares lejanos.

Juana relata que desde su infancia escuchó rumores de que estos túneles fueron construidos por los incas o incluso civilizaciones preincaicas, como los tiwanakotas.

Para el antropólogo y museólogo, jefe de la Unidad de Extensión del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), Milton Eyzaguirre, estas anécdotas pasan a ser mitos que no cuentan con respaldo científico que comprueben su existencia.

Ciudades subacuáticas

Algunos testimonios locales mencionan la existencia de un antiguo pueblo sumergido en el lago Titicaca. Según estas historias, se trataría de una ciudad prehistórica o una civilización desconocida que desapareció bajo las aguas.

Para Eyzaguirre este inmenso cuerpo de agua navegable tiene una rica historia de civilizaciones antiguas que habitaron las orillas y construyeron estructuras cerca de sus costas. Algunas de estas estructuras se encuentran bajo el agua debido a cambios en el nivel del lago a lo largo de los siglos.

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Tesoros escondidos

Se dice que en las profundidades existe un tesoro escondido que fue arrojado por los incas a las aguas para protegerlo de los conquistadores españoles. Muchos aventureros han buscado este tesoro a lo largo de los años, pero nadie ha logrado encontrarlo hasta el momento.

“Sí hay riquezas por debajo del lago Titicaca, por el tema de las ciudades que están ahora por debajo del agua. En algún momento determinado eran poblaciones que eran orfebres, ceramistas, tejedores”, resaltó el antropólogo.

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Seres fantásticos

Es importante resaltar que muchos de estos relatos y leyendas se fundamentan en la mitología y la tradición oral de las culturas indígenas milenarias que habitaron la región. Su interpretación y veracidad pueden variar según las creencias y perspectivas.

Uno de los mitos andinos es el de Tunupa, una figura andrógina antigua asociada a la deidad Illapa (rayo) y a seres mitológicos lacustres como las sirenas, los peces, los sapos y las serpientes del lago Titicaca.

De acuerdo con Eyzaguirre, la historia de esta deidad surge en Carabuco, donde los abuelos y los lugareños, que conocen la leyenda, lo describen como un personaje similar a Jesucristo, que vino a civilizar a la gente y enseñarles a no portarse mal, además de actividades como la agricultura, tejido, entre otros, para el desarrollo de los pueblos.

Se cuenta que Tunupa (en su versión hombre) tuvo relaciones íntimas con dos mujeres peces Umantúu y Qesintúu, y más tarde gente que estaba en su contra lo lanzó amarrado en una cruz al lago Titicaca. Relatan que se deslizó desde la Isla del Sol hasta Machacamarca, abriendo el río Desaguadero y el lago Poopó.

Finalmente se habría sumergido bajo las aguas subterráneas desapareciendo para siempre en las tierras ubicadas al sur, entre el lago Poopó y el salar de Uyuni. Desde entonces nunca más se habría tenido referencias del destino de este gran dios del Kollasuyo.

Sin embargo, luego este mismo dios fue reconocido en la zona de los salares como una mujer mestiza y bella que enamora con cuatro caciques y queda embarazada. Según la mitología, la deidad perdió a su amado hijo recién nacido y lloró tanto que la primera leche que derramó se volvió salada y se convirtió en uno de los salares.

Otra de las historias que se entreteje es el mito de Manco Cápac y Mama Ocllo, quienes emergieron de la Isla del Sol del lago Titicaca para fundar el imperio inca. Se dice que la vara que recibió Manco Cápac es justamente la de Tunupa, dios pan-andino en toda la zona inca y tiwanakota.

Para el antropólogo, estos mitos fantásticos no son simples historias, sino establecen las formas de organización de la sociedad en el periodo prehispánico. Afirma que es fundamental saber interpretar sus significancias.

Contaminación

El lago Titicaca, a pesar de su belleza y su importancia cultural ecológica, enfrenta varios desafíos ambientales que afectan su salud y sostenibilidad. Algunos de los factores clave que impactan a sus aguas incluyen la contaminación, la sobrepesca, las especies de peces invasoras y el cambio climático.

“Lamentablemente están muriendo también aves, que están consumiendo basura, plastoformo pensando que son residuos orgánicos. ¿Qué es lo que vamos a hacer? Seguramente algún momento dado se pensará en beber las aguas del Titicaca y vamos a beber nuestros excrementos, como lo hacemos con el río Choqueyapu”, reflexionó Eyzaguirre. 


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