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Presentan una nueva edición de En las tierras del Potosí

La obra, que vio la luz por primera vez en 1911, es considerada como una de las primeras expresiones del modernismo en el país.

Durante la conmemoración del sesquicentenario (150 años) del nacimiento de Jaime Mendoza Gonzáles, ilustre médico, escritor y periodista, se presentó una nueva edición de la icónica novela En las tierras del Potosí (Ediciones Lobo), publicada por primera vez en 1911 con un prólogo escrito por Alcides Arguedas. El evento se llevó a cabo en el auditorio del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB), dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-BCB).

Entre los asistentes al emotivo homenaje están Máximo Pacheco, director del ABNB; Ignacio Mendoza Pizarro, nieto de Jaime Mendoza; el archivista e investigador Gonzalo Molina Echeverría y otros gestores e intelectuales sucrenses.

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Molina, en su intervención, se refirió a las 19 ediciones de la novela desde 1911 hasta 2008 y puntualizó que en la primera publicación el prólogo fue escrito por Alcides Arguedas, quien en una carta fechada el 20 de julio de 1911 elogió la escritura y descripción que se utiliza en En las tierras de Potosí.

“Yo me complazco en ver en usted a nuestro mejor futuro novelista, al que nos ha de dar las mejores, las más vigorosas, las más personales obras, porque si, como usted dice, la que en mis manos tengo, la ha hecho usted de prisa, robando minutos a otras ocupaciones, con un poco más de reflexión y calma, puede usted llegar a crear tipos inmortales”, dice un extracto de la misiva.

El comentario de la obra estuvo a cargo del escritor Adrián Cáceres Ortega, quien manifestó que la novela es la primera expresión del modernismo en Bolivia, ya que se vincula con la obra de Rubén Darío y Máximo Gorki.

“Hay que recordar que fue Rubén Darío quien acuñó el término ‘modernismo’, quien se refería a esta tendencia literaria como el espíritu nuevo de las letras, acorde con lo que se vive en el momento histórico, lo que en sí define la literatura realista, una de cuyas expresiones es la literatura indigenista”, puntualizó.

Al referirse al carácter indigenista de la obra, refutó el hecho y precisó que Tomas G. Escajadillo, en cuanto al indianismo literario, distingue el indianismo romántico-realista-idealista, cronológicamente anterior a formas indigenistas del indianismo modernista casi siempre anterior al indigenismo, aunque algunas de sus muestras sean coetáneas a las primeras manifestaciones claramente indigenistas.

Cáceres explicó que la novela está escrita en el marco del modernismo y del realismo literario; en ese sentido, se constituye en una novela de protesta, de denuncia, principalmente de las formas de explotación del trabajo propio del momento, de lo que se ha llamado el superestado minero feudal.

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“Jaime Mendoza es un vanguardista, con toda la significación que esto implica, para traer al contexto del momento el pensamiento de José Carlos Mariátegui y del propio César Vallejo”, sostuvo.

Ignacio Mendoza Pizarro, su nieto, recordó que en la edición de la novela de 1976, su padre, Gunnar Mendoza, incorporó un texto revelador del autor, en el que se explicaba cómo escribió la novela, mantuvo el prólogo de Alcides Arguedas, agregó unas estampas poéticas sobre los personajes por el profesor Guido Villa Gómez y al final utilizó un vocabulario de locuciones peculiares del habla boliviana.

“En la actual edición, gracias al apoyo profesional del investigador Gonzalo Molina, se introdujo una sección consistente con referencias en cuanto a 75 artículos, reseñas, comentarios, noticias y notas bibliográficas sobre la obra. Y se añadió también una cronología de 18 ediciones desde 1911 hasta 2006, que demuestra que la novela en distintos formatos es, si no el libro más reeditado, uno de la de mayor difusión en el país”, detalló Mendoza Pizarro.

Otra de las peculiaridades de la nueva edición es la inclusión de una carta del autor al ensayista paceño Franz Tamayo (en fecha 8 de abril de 1912), en la que sostiene que la novela es “demasiado verdadera”. Y añade: “Un excelente libro que no volveré a leer”. 

Al respecto, Mendoza afirmó: “Este libro no es la exteriorización de mis inclinaciones artísticas naturales (…) debo confesarle que he sacrificado en mucho mis tendencias artísticas por hacer campo a la verdad que muchas veces es repulsiva. pero he debido adoptar este recurso por varias razones. una de ellas, el deseo de poner esa verdad ante los ojos de los gobernantes, de los legisladores y en general de los que puedan hacer algo en favor de la clase obrera de bolivia. ese mismo método sigo en otro libro que acabo de escribir sobre el siringuero, diferente ejemplar de obrero boliviano, cuya situación es aún peor que la del minero”.

La Paz/AEP


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