Entre debates reservados, presiones externas y el dominio de las élites, la Asamblea de 1825 delineó un país independiente, pero tutelado. La nueva República excluyó a indígenas, mujeres y analfabetos, y selló su destino con la partida de Sucre y el dominio de los “doctores de Charcas”.
En talleres escondidos entre el ruido urbano, maestros bordadores resisten al olvido y la prisa moderna con cada puntada que encierra historia, identidad y devoción.