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Seleccionados y cuerpo técnico de Bolivia.

Para tomar nota

Se perdió la esencia que rompe el lazo de unidad de grupo.

El capitán debe velar por todos

La Paz, 18 de septiembre de 2023 (AEP). - El capitán de un plantel es el futbolista escogido para ser cabeza o líder de una selección o un equipo, que representa dentro y fuera del campo de juego a todos sus compañeros.

El capitán debe ser solidario con todos, especialmente con algunos miembros del cuerpo técnico que, al margen de quedar relegados de algunas atribuciones y decisiones, son parte fundamental de la estructura de un conjunto y merecen un poco de atención.

Eso ocurrió en la etapa de Carlos Fernando Borja, Milton Melgar, Juan Manuel Peña, Erwin Sánchez, Ronald Raldes, entre otros, que, más allá de ser los héroes en los triunfos y los malos en las derrotas, siempre compartían sus alegrías y tristezas con los médicos, fisioterapeutas, masajistas y utileros, a quienes les daban un trato igualitario en algunos ítems posibles, como en la repartición de las entradas de cortesía, a todos les entregaban a cinco o a diez localidades por igual; en el caso de los premios económicos recaudaban una bolsa común entre todos y les daban para que se repartan entre todos de una manera equitativa. Algo que en la actualidad no se percibe.

Se perdió la esencia que rompe el lazo de unidad de grupo.

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Marcelo Moreno Martins, capitán de la selección boliviana.

 

¿Favoritismo o discriminación?

Para contentar a todos, del primero al último o viceversa, la mejor táctica es dar a todos por igual por el bien del grupo, con algunas excepciones como es el referido a los premios económicos, que es un arreglo de acuerdo a la responsabilidad y al cargo, pero cuando cae la lluvia moja a todos.

Y eso es algo que no ocurre habitualmente en la Federación Boliviana de Fútbol, porque hay un cuerpo técnico en el que cada uno tiene su valor, desde el entrenador hasta el utilero, pasando por cada uno de sus miembros, pero a la hora de ofrecer premios o entregar material deportivo a sus componentes, hay un olvido o discriminación porque no a todos les dan lo mismo o simplemente no les dan nada.

El cuerpo técnico de la Selección está conformado por aproximadamente 25 personas, entre el técnico, asistentes técnicos, preparadores físicos, preparadores de arqueros, analistas de video, coordinadores, médicos, fisioterapeutas, masajistas y utileros. Son un grupo, una familia, donde no debería haber miramiento ni susceptibilidad, porque todos trabajan con un solo objetivo: que el equipo gane.

Sin embargo, al interior de la Verde hay una marcada diferencia, porque a unos cuantos les dan zapatillas de buena marca, y a otros, por una cuestión de suerte, algún remanente o de menor calidad, o finalmente nada.

Eso pasó cuando la Federación repartió zapatillas deportivas al técnico Gustavo Costas y a sus más allegados; el resto miró, se aguantó y masticó con bronca y en silencio el olvido o discriminación.

Con esos pequeños detalles se desune a una familia.

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Gustavo Costas, director técnico de la selección boliviana.

 

Al estilo de ‘Bambino’ Veira

El presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Fernando Costa, cuando presentó oficialmente al argentino Gustavo Costas como técnico de la Selección boliviana, aseguró que el entrenador viviría y trabajaría en La Paz.

Hoy nada de eso ocurre, porque Costas vive en Santa Cruz, en una mansión a todo dar, con todas las comodidades y amplitud, disfrutando del calor y la piscina, sin trabajar y cobrando los 86 mil dólares de salario mensual (1.030.000 al año).

En esta época que el fútbol profesional y aficionado está parado —por una denuncia de una supuesta corrupción y amaño de partidos en el fútbol boliviano—, el entrenador debería aprovechar para hacer un microciclo hasta que los clubes decidan cuándo volverá el fútbol al país, para mejorar el dominio de balón, la parte técnico-táctica y en otros aspectos para que la Selección tenga un mejor rendimiento en los próximos partidos.

Sin embargo, parece que no hay voluntad ni ganas de sacarse la bronca interna que han debido provocar las dos goleadas, una ante Brasil (1-5) de visitante, y la otra frente a Argentina (0-3) en condición de local.

Sin ir muy lejos, basta recordar la vida que llevó el extécnico del equipo nacional, el también argentino Héctor ‘Bambino’ Veira.

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Fernando Costa, presidente de la Federación Boliviana de Fútbol.

 

Una señal casual o intencionada

No se desvaloriza para nada que un equipo juvenil boliviano vaya a jugar un partido amistoso fuera del país, porque se gana roce internacional, experiencia y minutos de juego, aspectos que le hacen mucha falta al futbolista nacional.

Sin embargo, no se entiende si hubo casualidad o intencionalidad que la Sub-23 de Bolivia vaya a disputar un cotejo de preparación, precisamente, contra su par de Argentina tomando en cuenta que tres días después de aquel duelo se iban a enfrentar las selecciones absolutas en La Paz, por la segunda fecha de las Eliminatorias Sudamericanas al Mundial 2026, con triunfo argentino por 3 a 0.

Para la primera etapa de concentración de la Verde de cara a los duelos clasificatorios al Mundial, el entrenador Gustavo Costas convocó a 48 jugadores, entre la Selección Absoluta y la Sub-23, quienes se entrenaron juntos y escucharon las mismas instrucciones del entrenador en cuanto al planteamiento técnico-táctico y la propuesta futbolística.

Después del amistoso contra Panamá (-1), el seleccionado juvenil se fue a otro hotel y entrenó a órdenes de Pablo Escobar, quien aplicó la propuesta de Costas.

Esa idea de juego fue llevada a ejecutar en el encuentro de preparación jugado en Ezeiza, que fue seguido con atención por Lionel Messi, sus compañeros de la selección y miembros del cuerpo técnico argentino, que aprovecharon para tomar nota de cómo fueron los movimientos tácticos de Bolivia que, de alguna manera, sino totalmente, les sirvieron para identificar el sistema de juego que podía plantear Costas en el compromiso oficial entre las selecciones mayores, porque el entrenador de la Albiceleste, Lionel Scaloni, sabía cómo se iban a mover los jugadores de Bolivia dentro el campo —salvo que un soplón se lo haya anticipado días previos al compromiso— y propuso un sistema que maniató a la Verde, no le dejó desarrollar su juego, cerró sus salidas y copó el medio campo para adueñarse de la pelota y el partido hasta que llevó tres valiosos puntos de un terreno que ya no es inexpugnable, como en anteriores eliminatorias.

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Selección Sub-20 de Bolivia en un partido amistoso contra la selección Sub-20 de Argentina.


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