Durante esta semana, las autoridades del Ejecutivo sostendrán reuniones con la dirigencia de los panificadores del país para abordar sus demandas.
El viceministro de Políticas de Industrialización, Luis Siles, informó que el gobierno del presidente Luis Arce tomará medidas para mitigar el déficit de trigo en Bolivia, con la importación de hasta 1.200 toneladas de harina de trigo por semana. Según Siles, esta acción busca cubrir la creciente demanda de los panificadores.
“Alrededor de mil toneladas ya están ingresando esta semana y se espera que ingresen más de mil, hasta 1.200 toneladas por semana, para satisfacer la necesidad de nuestros hermanos panificadores y otros productos derivados de la harina”, destacó el viceministro.
Bolivia enfrenta un déficit estructural de trigo, frente al requerimiento promedio anual de alrededor de 800.000 toneladas, mientras que en los mejores años la producción nacional solo alcanzaba el 50% de esa cifra.
Siles dijo que en 2024 la producción no superó las 300.000 toneladas, lo que obligó al país a recurrir a la importación para suplir la demanda.
Para mitigar este déficit y fomentar la producción nacional, el Gobierno ha implementado una serie de subsidios a los productores primarios.
A través de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), se entrega semilla certificada, fertilizantes y combustible a crédito, sin la intervención de entidades bancarias. Siles dijo que se estableció un precio de fomento para incentivar la producción local, con un incremento de hasta el 15% sobre el precio al productor.
La intervención estatal también incluye un subsidio en la transformación del trigo en harina.
“En el mercado abierto, el quintal de harina de trigo se encuentra entre 250 y 260 bolivianos. A los panificadores, nosotros les entregamos la harina entre 125 y 130 bolivianos, lo que representa una fuerte subvención para asegurar el precio del pan”, explicó Siles.
Además, el Gobierno ha ampliado el periodo de importación de trigo eliminando aranceles hasta el 31 de agosto.
La medida es clave en un contexto en el que el pan de batalla, subvencionado por el Estado, se ha convertido en un producto esencial dentro de la canasta familiar, especialmente en las ciudades de La Paz y El Alto, donde el consumo per cápita de harina de trigo es de 64 kilogramos al año, siendo el pan el principal producto derivado. De este total, el 80% corresponde al pan.
Con todas estas acciones, el viceministro manifestó que no hay explicaciones técnicas para un incremento en el precio del pan.
No obstante, anunció que en esta semana se sostendrán reuniones con el sector panificador para analizar sus demandas.
La Paz / AEP