Bolivia importa 80% del diésel y un 60% de gasolinas. Los carburantes están subvencionados, por lo que se activó un trabajo intenso de control del contrabando.
En las cámaras de Diputados y Senadores se encuentran estancados en su tratamiento créditos por más de $us 633 millones, que no están siendo inyectados en la economía.