En una evaluación de los avances hacia el cumplimiento de la Agenda 2030, pidió reconocer que los problemas en torno al agua están profundamente arraigados en los modelos económicos y de desarrollo actuales.
La Paz, 23 de marzo de 2023 (AEP).- El presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, en su intervención en la II Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Agua, llamó a todos los Estados a que, por encima de las diferencias políticas e ideológicas, trabajen en la construcción de un futuro cercano en el que todas las personas tengan acceso a agua limpia y segura, asegurando la integridad de la Madre Tierra.
“Proponemos que se declare a 2024 como el Año Internacional del Agua para la Vida, promoviendo desde todos los Estados, con la participación activa de comunidades y organizaciones sociales, una gran movilización de acciones en todos los niveles para hacer frente a la crisis mundial del agua”, remarcó el Jefe de Estado.
Pidió al mundo encontrar el equilibrio utilizando todos los recursos y conocimientos, tanto científicos como ancestrales, y a los Estados, instancias de Naciones Unidas y todas sus reparticiones, preservar el agua y el futuro de la vida, pero garantizando su uso y disfrute por el conjunto de la humanidad y en particular de sectores vulnerables que hoy no tienen este derecho.
En una evaluación de los avances hacia el cumplimiento de la Agenda 2030, pidió reconocer que los problemas en torno al agua están profundamente arraigados en los modelos económicos y de desarrollo actuales.
“En consecuencia, debemos hacer la transición a un sistema económico más sustentable y equitativo que valore la salud a largo plazo de la Madre Tierra y de las personas, por encima de la ganancia o el lucro; reafirmando la convicción de que en este esfuerzo colectivo nos comprometemos con la suerte de la humanidad en su conjunto”, reflexionó.
Puntualizó que para transformar la realidad que enfrenta el mundo se debe pasar de un sistema que prioriza la producción y reproducción del capital, a un sistema que priorice la producción y reproducción de la vida.
Dijo además que se debe reconocer que la carga de esta crisis del agua recae de manera desproporcionada sobre las comunidades vulnerables; en particular, en los pueblos indígena originario campesinos, las mujeres, las niñas y niños. Por lo tanto, cualquier solución que se proponga debe priorizar las necesidades de estas comunidades, con equidad y justicia social, económica y ecológica.
Insistió en que si se quiere un futuro viable para las generaciones presentes y futuras, se necesitan redoblar las acciones y los compromisos para cambiar el sistema, concibiendo que otro mundo es posible “si nosotros lo hacemos posible”.
Arce también recordó los datos de organismos especializados que señalan que para 2050 el planeta tendrá una población mundial de aproximadamente 10 mil millones de habitantes, lo que implicará una mayor demanda de alimentos, en un 50%, de acuerdo con datos de la FAO.
Bajo las tendencias actuales, para ese mismo año la demanda de agua también se habrá duplicado, considerando que más de un tercio de la población mundial vive en regiones con escasez del líquido elemento, y más de la mitad de la población mundial estará en riesgo debido al estrés hídrico. En consecuencia, cientos de millones de personas sufrirán la tragedia de ser desplazadas, con profundas pérdidas y daños que se causarán globalmente.
Las cifras
A pesar de los grandes esfuerzos de los países, se estima que más de 800 millones de personas carecen de acceso a agua potable y más de 2.500 millones de personas no cuentan con acceso a saneamiento básico. En consecuencia, miles de niñas y niños mueren diariamente por enfermedades relacionadas con la falta de acceso al agua potable y saneamiento, entre otras graves consecuencias, según datos que dio a conocer el Primer Mandatario.
La crisis climática afecta a la disponibilidad y la demanda de agua, así como a la frecuencia e intensidad de las inundaciones y las sequías; y las crisis de contaminación y de pérdida de biodiversidad afectan negativamente en las funciones ecosistémicas relacionadas con el agua, que no son accidentales, son producto de la formas y sistemas irracionales de producción y consumo que, con urgencia, deben ser revisadas y cambiadas.
“Hay que construir la base material sobre la que las sociedades reproduzcan todas las formas de vida, pero ese desarrollo de las fuerzas productivas no puede poner en peligro de desaparición al planeta y la humanidad”, dijo Arce.
Advirtió también de que las fuentes de agua en el mundo se encuentran en un alarmante estrés hídrico, el acelerado deshielo de los glaciares plantea un escenario en el que a 2050 al menos un tercio de ellos no tendrá más masa glaciar, por lo que pidió pensar y preocuparse por una acción inmediata, conjunta y realmente efectiva.
Esta crisis climática también se traduce en los efectos Niño y Niña, que no solo afectan el ciclo agrícola, sino que claramente evidencian lo urgente de tomar medidas para paliar la falta de agua en todas las regiones que enfrentan este problema.
El Estado Plurinacional de Bolivia reconoce la importancia del agua como un elemento indispensable no solamente para la vida de los seres humanos, sino también para la subsistencia de la Madre Tierra, y sin un cambio radical del rumbo que se sigue, producto de una crisis multidimensional del capitalismo, la humanidad y el planeta están amenazados de muerte, sostuvo.
Al respecto, la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, destacó el análisis del Presidente con relación a la problemática mundial del agua.
“La crisis climática está también vinculada a una crisis del agua que necesita ser transformada, necesitamos pasar, como él (Luis Arce) lo dijo, de un sistema que vela por la producción y reproducción del capital, a un sistema que vele por la producción y reproducción de la vida”, aseveró la Ministra, quien espera que la propuesta sea recogida para que durante todo el próximo año los países trabajen en acciones efectivas y orientadas a todos los ámbitos del agua para la vida.
Presidente advierte pérdida de glaciares
Desde New York, en entrevista con Bolivia TV, en el marco de la Conferencia sobre el Agua de Naciones Unidas, el presidente del Estado Plurinacional, Luis Arce Catacora, informó que de acuerdo con estadísticas Bolivia en los últimos 30 años perdió entre el 37% y 42% de los glaciares tropicales ubicados entre el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio, en una gran franja alrededor del Ecuador.
En este contexto, el Jefe de Estado afirmó que Bolivia es uno de los países más conscientes sobre el rol que tiene como Estado para tratar y organizar la utilización del agua.
“La experiencia que hemos venido escuchando nosotros de otros países es inclusive mucho más dramática en varios de ellos, por lo tanto es importante tomar conciencia de que esta crisis climática, nosotros no la llamamos cambio climático, es una crisis climática que está derivando en que poco a poco haya menos agua dulce en el planeta y eso debe llamarnos extremadamente la atención”, dijo Arce.
El Estado Plurinacional, comprometido con la preservación de la Amazonia
El presidente Luis Arce, en la inauguración del evento paralelo Cooperación Transfronteriza y Ciencia para la Gestión Sostenible de las Aguas Amazónicas, en Nueva York, afirmó que Bolivia está comprometida con la preservación y el cuidado de la Amazonia.
“Bolivia continuará comprometida con la preservación y cuidado de nuestra Amazonia, incluyendo sus importantes acuíferos, promoviendo la cooperación con los países miembros de OTCA (Organización del Tratado de Cooperación Amazónica) y otros organismos regionales. En este sentido, invito a todos ustedes a que podamos seguir colaborando técnica y científicamente para mejorar la gestión sostenible de las aguas amazónicas”, dijo Arce.
Recordó que el agua es un patrimonio que tiene un papel vital para el desarrollo y la sostenibilidad de las naciones y la Madre Tierra. El río y sus afluentes se encuentran entre las fuentes de agua dulce más importantes del mundo, que proporcionan recursos esenciales para el consumo humano, la agricultura, la pesca y la producción de energía.
Advirtió de que la Amazonia enfrenta desafíos significativos que amenazan el bienestar a largo plazo de la región, como la crisis climática, la deforestación, la contaminación y otras consecuencias de las desigualdades mundiales y regionales, por lo que es menester hacer un seguimiento permanente y hacer una evaluación de resultados.
“No podemos ignorar la necesidad crítica de abordar estos desafíos de manera conjunta en todos los niveles. Consideramos que este evento es una oportunidad importante para avanzar en esta dirección, no solo a nivel técnico y científico, sino también contribuyendo en el ámbito de las decisiones políticas, que revisen nuestras formas y modos de producción, hoy por hoy, altamente impactantes en la región amazónica”, señaló.
Mencionó que la cooperación transfronteriza en la interfase entre la ciencia y las políticas es vital. Dijo que ningún país u organización por sí solos pueden resolver los grandes desafíos que hay adelante. Hay que trabajar en forma conjunta para compartir conocimientos, recursos y mejores prácticas para la gestión sostenible de las aguas amazónicas. Esto debe incluir el diálogo intercientífico con los sistemas de producción de conocimiento indígena.
Propuesta de Bolivia para restaurar el equilibrio
Reafirmar el derecho al agua potable y al saneamiento como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos, como fue establecido en la Resolución 064/292. Esta resolución debe ser respetada y fundamentalmente garantizada para todas las personas y sus sistemas de vida, protegiendo también su derecho al desarrollo integral y sostenible, erradicando la pobreza en sus múltiples formas y proporcionando respuestas institucionales adecuadas ante futuras pandemias y otras crisis.
Reconocer en la próxima Asamblea de la Tierra del año 2024 que el agua es el centro de la vida, estableciendo además a los ríos, lagos, glaciares, acuíferos, cuencas, sistemas de vida vinculados al agua y la Madre Tierra, como sujeto colectivo de derechos, escuchando su vulnerabilidad y haciendo eco de la amenaza actual que sufre su existencia en todos los lugares del mundo.
Crear un mecanismo intergubernamental permanente del agua en Naciones Unidas que promueva el manejo, la gestión y la conservación del agua, la erradicación de la pobreza y el desarrollo integral en el marco del cumplimiento de los objetivos internacionalmente acordados relativos al agua, fortaleciendo los compromisos políticos, económicos, sociales, ambientales y culturales, priorizando siempre el interés colectivo por encima de otros.
Solicitar el nombramiento de un enviado especial de las Naciones Unidas para el agua al servicio de los Estados, que tenga como misión activar este mecanismo, debiendo al mismo tiempo informar sobre sus acciones de seguimiento al pleno de la Asamblea de manera permanente.
Reconocer a las autoridades de la gestión comunitaria del agua y el saneamiento básico de los Pueblos Indígena Originario Campesinos y de las comunidades locales, que desde su concepción protegen el agua como sustento de la vida, promoviendo incentivos de diverso tipo para su ampliación y fortalecimiento.
Establecer la condonación de deudas de los países en desarrollo, cuyos recursos financieros hayan sido asignados a la provisión de acceso al agua, a la adaptación hídrica y la resiliencia climática, en función a pérdidas y daños sufridos.
Exhortar a los países desarrollados a que proporcionen mayores recursos financieros, asistencia y transferencia de tecnología a los eufemísticamente denominados “países en desarrollo”, a través de los organismos internacionales y multilaterales para conservar el agua y amortiguar los impactos de la crisis hídrica.
Exhortar a que todos los países actualicen las legislaciones nacionales para garantizar la protección y conservación de las fuentes de agua, el acceso equitativo y justo al agua para todos los usos y por todos los seres vivos, promoviendo la participación de mujeres, jóvenes, pueblos indígena originario campesinos, pueblos afrodescendientes y grupos vulnerables.
Reconocer la importante interrelación que existe entre el agua y la soberanía alimentaria de nuestros pueblos, la generación de energía y el mantenimiento de los sistemas de vida como base fundamental, bajo un esquema integrador y de restauración de la armonía con la Madre Tierra.
Visualizar al agua como un elemento de paz e integración de los pueblos, mediante el cual los Estados cooperan para garantizar la protección de las fuentes de agua y el uso razonable y equitativo de las cuencas y acuíferos transfronterizos.